Lacayos de la 4T
Armando Ríos Ruiz viernes 9, Oct 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En aras de hacerse de la presidencia nacional de Morena, algunos de los contendientes han tenido que recurrir a su espíritu lacayuno, de serviles sin recato que exhiben su desvergüenza y su disposición a la indignidad, con intención notoria de llamar la atención del jefe máximo, para recibir su bendición y esperar que dé la orden a todos los que participan en este ejercicio, de darle su apoyo.
Alejandro Rojas Díaz-Durán, propuso que Tabasco sea cambiado de nombre y lleve el del Presidente, para que en lo sucesivo se llame “De López Obrador”, además de que, cuando termine su mandato, sea gobernador de esa entidad. Se adelanta a los tiempos, pues todo mundo sospecha que el mandatario no quiere su futuro en su estado natal, sino en la misma Presidencia de la República.
Además, se quedará con las ganas de contender, ya que es evidente que el pleito está orientado hacia Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. O lo que es igual, hacia Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado. Las señales indican que Ricardo Monreal ha quedado fuera de la pelea, junto con su gallo, Alejandro Rojas.
Alfonso Ramírez Cuéllar ha planteado iniciativas concebidas para arrullar el oído del que manda. Cualquiera hubiera imaginado que recibiría luz verde, como en aquella de que el Inegi entrara a los domicilios a averiguar la forma de vida de los mexicanos, aunque después afirmara que lo que propuso fue que dicha institución entrara a las bases de datos.
Como todas las iniciativas que ha propuesto Morena, a través de diferentes actores, han contenido un altísimo índice de incomodidad y han estado encaminadas a vulnerar las condiciones más apremiantes de seguridad de los mexicanos, los más pensamos en una posibilidad muy amplia de aceptación. Sin embargo y para sorpresa de muchos, el mismo Presidente la rechazó.
Cierto es que los mexicanos perdimos la oportunidad de volver a ver a un legislador valiente, de la talla de Belisario Domínguez, quien en un discurso desde la tribuna del Senado de la República, llamó a Victoriano Huerta asesino y desequilibrado mental. Esto valió para que fuera asesinado en un cementerio. Uno de sus verdugos le cortó la lengua y la envió al dictador como regalo.
En estos tiempos, lejos de mostrar aunque sea un poco de recato, el mínimo, el diputado Mario Delgado está abiertamente dedicado a complacer en todo al máximo patrón, a quien le aplaude hasta la sonrisa. No es un hombre brillante, es notorio. Quizá por eso tiene que recurrir a la lisonja, a cambio de retener la simpatía del jefe.
Fue acusado de utilizar recursos que no gana ni en sueños, con su salario de diputado, en la campaña que libra a estas alturas, con Porfirio Ledo. El gasto es notorio por sí mismo. Los espectaculares instalados por todos los rincones de la Ciudad de México denuncian un coste multimillonario. Tal vez ser presidente de ese partido, sea más jugoso que dirigir la Junta de Coordinación Política.
Lo que dice Porfirio Muñoz Ledo resulta evidente a la vista de todo mundo: “campañas para dirigir a un partido político como la que realiza Mario Delgado, ni el PRI la hizo en sus mejores tiempos”. Mientras gasta sin medida en momentos de supuesta austeridad, justifica la desaparición de 109 fideicomisos que llevarán a México a un atraso sin precedente. Así lo quiere el jefe.
Finalmente, este último personaje, Muñoz Ledo, se alza como el idóneo -aunque en este momento no sabemos cómo terminarán las cosas-, para dirigir el partido en cuestión. Es el hombre más experimentado de cuantos quieren, sin duda el más inteligente, culto y conocedor de esas cuestiones, a pesar de que todo mundo sabe que es el candidato de Sheinbaum, con quien desentona.
Le han achacado que se trata de un hombre con muchos años. Sin embargo, en todo momento ha demostrado estar más lúcido que los jóvenes que tienen la misma intención. No sólo eso. También ha comprobado que posee una experiencia a todas luces brillante, tanto como legislador, como en cualquier ámbito del quehacer político.
¿Qué más quieren?