Cerrojazo al INE
Freddy Sánchez jueves 8, Oct 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
El Instituto Nacional Electoral está llamado a convertirse en una de dos opciones: la de proteger o desproteger la democracia electoral en México.
Así que, durante el proceso electoral y hasta las elecciones intermedias del año venidero podríamos ver a un INE constituido en una fortaleza inexpugnable para la corrupción o en una finca veraniega para los corruptos.
Eso dependerá de que tanto se quiera salvaguardar al instituto de intrusiones dolosas, que ameritan acrecentar los afanes de custodia sobre la institución.
Y no hay de otra: porque al INE desde siempre, y quizás ahora más que antes, hace falta sobreprotegerlo de intentos de manipulación en sus decisiones, puesto que comúnmente hay los que quieren “meter las manos” para la defensa de ciertos intereses partidistas.
El hecho de que los partidos políticos en nuestro país, por medio de sus representantes legislativos hayan influido en la designación de consejeros electorales, hace inevitable la suposición de que los susodichos difícilmente dedicarán el cien por ciento de su voluntad a la imparcialidad en cuestiones de carácter electoral.
Por algo, quienes se empeñaron en que estuvieran en el INE, no dudaron en defender “a capa y espada” las candidaturas a favor de los consejeros que a su juicio merecían el honor de estar en una posición de tan elevada responsabilidad política nacional.
Justo es reconocer, que en diversas actuaciones los consejeros ciudadanos del Instituto Nacional Electoral, se han comportado con apago a las disposiciones legales, aun cuando los partidos que los postularon pudieron haber afrontado consecuencias negativas por las decisiones adoptadas.
Así y todo, el riesgo de desviaciones contra el buen manejo de los asuntos en materia electoral, del mismo modo que existió en el pasado, en la actualidad no pude ser descartado.
En aras de que se respete la voluntad electoral de los votantes, el propio instituto deja en manos de ciudadanos, absolutamente independientes, distintas actividades en las que los partidos políticos no tienen a modo poder influir y alterar el conteo de los votos el día de la elección.
Tres agentes externos que participan en el proceso electoral, así como el día de los comicios y su calificación, juegan un papel sumamente importante en la defensa de la democracia.
Se trata de los observadores electorales voluntarios, (nacionales y extranjeros), además de los capacitadores y supervisores contratados para reclutar a los funcionarios de casilla.
Todos ellos ciudadanos sin ligas directas con los partidos políticos ni áreas directivas de gobierno, lo que los hace sujetos de mayor confianza para desempeñar las funciones encomendadas.
De ahí que sea menester la participación espontanea de quienes habiendo sido nominados para el cargo de funcionarios en una casilla, (en muchos casos personas renuentes a realizar estas tareas), se propongan no eludir el compromiso, sino por el contrario, aceptarlo con buena disposición de preparase adecuadamente para evitar manejos turbios con los votos que se emitan en las urnas.
Una cuestión es de vital importancia en bien del sano desarrollo de las elecciones venideras (altamente trascendentales para el bienestar general de la nación), la cual debe ser asumida por los propios partidos políticos con la convicción de vigilarse mutuamente y garantizar que las actuaciones de los consejeros electorales de ningún modo se inclinen a favorecer intereses partidistas.
De modo que para evitar “manoseos” electorales, es menester un cuidado especial de las elecciones. Porque el ejercicio democrático que las circunstancias presentes en el país están demando, requiere civilidad, honestidad, imparcialidad y absoluto respeto de la ley, por parte de todos los actores políticos.
Y por aquello entonces, de las “recochinas” dudas, más vale ponerle un “cerrojazo” al INE.