Quedan dos en el PRI de Edomex
Roberto Vizcaíno viernes 25, Mar 2011Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- De los dos contendientes reales, Del Mazo tiene el respaldo de toda una estirpe política y de poder y Ricardo es el único de los aspirantes que en los hechos ya se ganó la candidatura
Los primeros descartes de la unidad priísta mexiquense se dieron ayer. Cada uno en su ámbito, Luis Videgaray y Ernesto Nemer dieron a conocer que se hacían a un lado, que dejaban de aspirar a ser gobernadores del Estado de México y que se quedaban en sus cargos de diputados, el primero federal y el segundo estatal.
Así, sólo quedan en la pelea Alfredo del Mazo, Eriviel Ávila y Ricardo Aguilar. Uno de ellos será el único que se inscriba este domingo para ir por la candidatura del tricolor en la sucesión del gobernador Enrique Peña Nieto.
Sí, ya sé que hace un par de días también se apuntó doña Azucena Olivares, alcaldesa de Naucalpan. Pero su posible nominación no se la compran ni sus familiares. Fue para darle equidad al proceso. ¡Cómo de que no había ninguna mujer en la lista de aspirantes! Bueno, pues ahora ya su nombre quedará inscrito en la historia de este proceso, faltaba más.
De regreso al tema, sólo cabe decir que la pelea real está entre dos: Del Mazo y Ricardo Aguilar, en ese orden.
Eruviel, quien anda desesperado –como es normal-, ya comenzó a sentir el frío de quien todos le dicen que no va a ser. Y quien sigue queriendo vender cara su descarte a pesar de que sabe perfectamente bien que Peña Nieto no es de los que se dejan chantajear ni presionar, menos cuando es dueño del sartén, del mango y toda la comida en este festejo.
La verdad es que a partir de hoy ya todo está más que decidido y los dos punteros sólo tienen que renunciar a sus cargos en las próximas horas para poder ser el candidato. No hay ningún impedimento para eso: Del Mazo sólo tiene que reunir al Cabildo de Huixquilucan y Ricardo únicamente presentar un escrito al CEN del PRI.
Los dos, tanto Del Mazo como Ricardo cuentan con los requisitos esenciales para ser el elegido, a saber:
-Cercanía indudable con Peña Nieto.
-Lealtad.
-Proyecto común.
-Acuerdos y vínculos con los poderes fácticos estatales (exgobernadores, caciques regionales, líderes de sectores, representantes sociales), y los institucionales.
-Relaciones con los poderes fácticos e institucionales nacionales.
Uno y otro tienen ventajas personales muy importantes:
Del Mazo tiene el respaldo de toda una estirpe política familiar que no sólo es historia en el Estado de México, sino poder actual y actuante.
Ricardo es el único de los aspirantes que en los hechos se ganó la candidatura al preparar y conducir dos procesos electorales –el de marzo y el de julio de 2009-, con los cuales Peña Nieto recobró la plataforma de acción y poder políticos sobre el que hoy se mueve cómoda, muy cómodamente hacia la Presidencia de la República.
En marzo de 2009 el PRI estatal dirigido por Aguilar se llevó 98 alcaldías (entre ellas las más habitadas y presupuestalmente más ricas del estado y la mayoría del congreso local) y en julio de 40 diputaciones federales se levantó 39. Tres años antes el PRI dirigido por otro, apenas había logrado 46 presidencias municipales –las menos importantes-, perdió el control de la cámara de diputados estatal y de 40 diputaciones federales sólo logró 7. Si se comparan unos y otros procesos usted se dará cuenta que Ricardo no ganó, arrasó y casi desapareció en el estado al PAN y al PRD, que ahora andan queriendo aliarse porque saben que solos no pueden.
Por eso la nominación está entre uno de los dos. Sabremos cual es el elegido en las próximas 36 horas.
AUTOCRITICO: Dentro del largo e insustancial acto realizado en el PRI, en conmemoración al 17 aniversario del asesinato de Luis Donaldo Colosio, sólo hubo una intervención que realmente valió la pena de ser dicha y escuchada.
Fue la del chiapaneco César Augusto Santiago, uno de los más cercanos a Colosio en su tiempo, y quien pidió reconocer que el México de hoy es simple y llanamente peor que el de hace 20 años, y no sólo eso, sino que los priístas tiene una gran parte de culpa en ello:
“No entiendo por qué este país soporta un régimen de oprobio, donde hemos perdido nuestras más elementales libertades. No podemos transitar las carreteras sin retenes; ni vivir en la tranquilidad de nuestros hogares. Hay espionaje telefónico, testigos protegidos, y toda una serie de ‘parafernalias’ que sólo significan la pérdida de la libertad.
“No entiendo cómo este país puede vivir en la pobreza, en la simulación y en la mentira, y menos aún cómo impávidamente vemos el ejercicio de un gobierno pragmático, cuya única divisa – en su inmensa pequeñéz y miseria–, es estar preocupado o ver cómo pierde el PRI.
“No entiendo cómo ésta sociedad no se levanta, y dice que esto no es lo que merecemos los mexicanos”, agregó.
Recordó entonces las reformas realizadas por Colosio en su paso por la dirigencia nacional del PRI y el hecho de que “Colosio pensó que para seguir en la línea del triunfo y la permanencia, se debía replantear aquello que nos llevó a 1988”, cuando un grupo importante de priístas, inconforme con el camino porque se le conducía, renunció y se fue encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas a buscar otra vía para conducir al país.
Y se recriminó él y a los demás priístas:
“La muerte de Colosio fue un agravio que le debió decir al PRI, que esto en la política no se vale, que no se puede llegar al extremo de sacrificar una familia por ocupar los espacios del poder (con lo cual dejó en claro que él, César Augusto, cree que el asesinato del sonorense se ordenó desde el poder priísta).
“No debemos aceptarlo, no debimos condescender con modelos (el neoliberalismo impulsado por Ernesto Zedillo) que sabíamos eran contrarios a la tesis que había constituido Colosio, quien le había dado vida otra vez al partido… pero ahí fuimos a condescender.
“Y el régimen que siguió después de la muerte de Colosio (el de Zedillo) canceló exacta y estrictamente, los valores por los que Colosio triunfó.
“No fue casual el abandono de la fortaleza, la certeza y la dirigencia del partido. Cambiamos siete presidentes en seis años (eso fue lo que hizo Zedillo y los priístas, todos, lo aceptaron, ninguno se opuso); acabamos con el Consejo Político Nacional; destruimos la organización colectiva, nos olvidamos de del PRI y su esencia, para aceptar un capitalismo sin capital, y una lógica del pragmatismo electorero, que nos ha conducido a lo que estamos viviendo ahora.
“Lo aceptamos (todos los priístas, desde arriba hasta abajo), como estamos aceptando hoy lo que vive nuestro país.
“Para muchos, que hemos vivido ya bastante en la política, yo soy uno de ellos; acompañé a Colosio de manera incansable. Sentí la necesidad, como él, de transformar al país; y entendí que en la política no todo es ocupar una posición y un cargo público.
“Entendí que más allá de aquello, que es vistoso, que nos da la posibilidad de satisfacciones materiales, está la congruencia, los principios.
“Pero vuelvo a los temas de la honradez y la lealtad, que nos llevan – inmediatamente–, a la dignidad del ser humano. En esta etapa, tenemos los viejos políticos una obligación moral: volver a las tesis de Colosio, decirle a la gente que el PRI otra vez está pensando en los principios, que no nos interesa el pragmatismo de un Jefe de Estado, cuya única motivación es ver cómo pierden sus adversarios.
“Y nos interesa volver a crear un partido que ame lo colectivo, que respete a la gente, que entienda que en la deliberación de nuestras cosas, está la esencia de nuestro porvenir, de nuestro futuro.
“Yo, amigas y amigos, me comprometo con ustedes, a seguir en la línea en lo que Colosio dijo de verdad: buscar en el diálogo, que tenemos diario en todo lados, le digamos a la gente que este es su partido vivo, que ya aprendimos la lección, que no vamos a condescender otra vez porque primero está el destino de México”. (comentarios intercalados y entre paréntesis, de este columnista)
¿Qué se puede agregar? Lo dicho por César Augusto Santiago, dicho está. Él es priísta, de los de la cúpula, y además fue muy cercano a Colosio. Sabe de lo que habla.