El zafarrancho en Morena
¬ Augusto Corro miércoles 30, Sep 2020Punto por punto
Augusto Corro
No es una sorpresa ni extraña la guerra intestina por el poder en el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena). Lo que ahora disputan los morenistas es la dirigencia de esa organización política. Los principales personajes de la lucha son Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, ambos apadrinados, según se dice, por Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, respectivamente. Cualquiera de los que gane la presidencia de esa organización política jugará un papel importante en la sucesión presidencial de 2024. Lo que sí es cierto es que el triunfador tendrá una participación importante en la designación de 500 candidatos a la Cámara de Diputados y a 15 gubernaturas, así como a miles de cargos de elección popular en el interior del país.
La pugna de los morenistas es la repetición fiel de lo que ocurrió en otros partidos políticos en los últimos años, marcados por el divisionismo dañino que los llevó a su casi extinción. Citamos como ejemplos al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y al Partido Revolucionario Institucional. En el primero, sus dirigentes no dejaron de sembrar la discordia. Cansados de los enfrentamientos, los entonces líderes se vieron obligados a dejar esas instituciones políticas. Abandonaron el perredismo y cambiaron de escenario político: Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard y Porfirio Muñoz Ledo. Éste último se encuentra empeñado en luchar contra Ebrard al que ya amenazó con echarlo del partido si gana la elección.
Esos perredistas distinguidos, menos Cuauhtémoc, decidieron ponerse la camiseta guinda y ganaron las elecciones que llevaron a la presidencia de la República a López Obrador. Ya como partido en el poder, Morena cayó en la inactividad política, sus dirigentes se durmieron en los laureles para despertar en el presente, en la rebatiña por el liderazgo de esa organización política. Con sus experiencias de luchas en sus partidos anteriores se lanzaron a la consecución de sus intereses y ambiciones personales. Notaron la necesidad de usar la táctica divisionista en el nuevo partido que les funcionó con éxito: no pudieron elegir a su líder nacional de manera directa. Al final se decidió que con una encuesta se decidiera al líder nacional morenista.
De los aspirantes, los más conocidos entre las filas morenistas son Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo. Con meses de anticipación se manejó el nombre del primero como ganador incuestionable. Corrió el tiempo y se alargó la elección. Esto motivo que Muñoz Ledo se sacudiera la polilla y levantara la mano para que se notara su presencia. Experimentado político, dirigente de otras instituciones políticas, lanzó sus discursos incendiarios para que lo tomaran en cuenta. En la búsqueda de la dirigencia también participan los jóvenes Gibrán Ramírez y la senadora Citlali Hernández Mora, para cumplir con la equidad de género. También existe la posibilidad de que la legisladora ocupe el cargo de secretaria general en Morena. Otra de las candidatas a la presidencia morenista es Yeidckol Polevnsky, quien fue de las principales fundadoras del partido tuvo un papel importante al lado de López Obrador. Fue acusada por su propio partido de desviar dinero de Morena para la construcción de inmuebles que no se hizo.
Como señalamos al principio, Morena no cambia el estilo tradicional de la política a la mexicana. Los mismos personajes que salieron de otras organizaciones encontraron en el partido guinda el terreno propicio para continuar con su manera de lucha que no ofrece novedad alguna. El diputado Muñoz Ledo es del grupo de los puros. Sus ataques a Ebrard y a Delgado, los impuros, son demoledores. Lo interesante del caso será saber en qué condiciones quedará el partido tras la refriega. ¿Empezará a desmoronarse como ocurrió con el PRD o el PRI? ¿Cómo sanarán sus heridas los sobrevivientes del zafarrancho morenista? Usted qué opina amable lector?