Más de un millón de muertos
¬ Augusto Corro martes 29, Sep 2020Punto por punto
Augusto Corro
Más de un millón de personas han perdido la vida por Covid-19. Tras nueve meses de la pandemia, la amenaza del contagio continúa sin contemplación alguna. En algunos países se logró contenerla, pero ahora ya está presente el rebrote de la enfermedad. Mientras no se encuentre la vacuna que acabe con el coronavirus crecerá la cifra de muertos.
En el mundo la lucha contra el virus fue diferente. Los diferentes gobiernos aplicaron varias estrategias, unas medianamente efectivas y otras que de plano no funcionaron. Nunca será tarde para aprovechar las experiencias que brindaron resultados positivos. La invasión del coronavirus mostró las grandes fallas en nuestros sistemas de salud.
La Covid-19 no se detuvo en ningún país, ni del primer ni tercer mundo. Quizá la mayor sorpresa fue el papel extraño del gobierno de Estados Unidos en el combate al virus. Se suponía que la nación más rica del planeta tendría los recursos económicos y sanitarios para evitar el contagio en su población. Es decir que no fuera mayúsculo el problema, pero ocurrió lo contrario.
En Estados Unidos el número de decesos asciende a 204 mil 762 con más de siete millones de contagios. ¿Qué se puede esperar de países pobres sin medios sanitarios disponibles para evitar los contagios? ¿O aquellos que aplicaron mal sus estrategias? La realidad es que las autoridades estadounidenses se vieron rebasadas por la Covid-19. En las mismas condiciones se encuentran los gobiernos de Brasil, India y México.
Aquí en México, la cifra que dieron a conocer las autoridades sanitarias fue de 76 mil 243 muertos por coronavirus. Además van ya 726 mil casos acumulados de la enfermedad viral. Los números son el reflejo real de los daños causados por el virus a la población. Cabe señalar que la pandemia nos alcanzó cuando el sistema de salud se encontraba en sus peores condiciones de servicio.
La atención a la salud pública venía mal desde hace varios sexenios. Las instituciones públicas siempre presentaban carencias de personal médico y medicinas. Con el arribo del virus se incrementó la planta de doctores, pero faltan fármacos para la cura de otras enfermedades. Ojalá que para la temporada invernal se cuente con las vacunas suficientes para enfrentar la influenza que es un problema respiratorio contagioso provocado por un virus.
Los mexicanos estamos pues en medio de las amenazas contra nuestra salud debido a la invasión de virus. Claro que es importante la lucha que libramos contra la pandemia para salvar nuestra vida, pero no es el único enemigo que enfrentamos. También más de 50 millones de mexicanos recibieron el impacto negativo de Covid-19, no solamente en su salud, sino también en la economía.
En esta materia los estragos a la economía son cuantiosos y sus efectos demoledores apenas empiezan. Sin darle vueltas al asunto, los pobres serán más pobres y los ricos ni siquiera sentirán los efectos de la inestabilidad económica. Así lo vemos ahora que las medidas sanitarias nos llevan al confinamiento.
Amplios sectores de la población tal vez se cuidaron una temporada refugiados en sus casas, pero se les agotaron sus escasos recursos económicos y tuvieron que salir a conseguir recursos económicos para sus alimentos de consumo básico. De ahí, las aglomeraciones de pasajeros en el transporte público. Se abrieron los establecimientos comerciales, la gente empezó a regresar a sus trabajos y a las actividades en la calle.
Quedó demostrado nuevamente que México tiene su población dividida en ricos y pobres. Será importante saber cuál será el destino de nuestro país ya sin la amenaza de la pandemia. Tendrá que analizarse el papel de las autoridades en su desempeño ante la Covid-19. Lo que quedará claro es que la pobreza no se erradicará, porque como ocurre con el virus no hay una vacuna que salve sus economías. Y si se cuenta con el remedio, nadie quiere aplicarlo. ¿Usted qué opina amable lector?