Freno a FRENAAA
Ramón Zurita Sahagún jueves 24, Sep 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El frente opositor a López Obrador surgido en el norte del país perdió en un santiamén lo conseguido en los pocos meses de existencia y su dirigente Gilberto Lozano mostró no estar preparado para encabezar un movimiento de alto rendimiento.
Pretendiendo dar un golpe mediático salieron hacia el Zócalo de la CDMX para instalar un plantón, aunque no consiguieron su propósito en una primera intentona, por lo que se vieron obligados a quedarse frente al edificio de Bellas Artes.
Fue ahí donde se desinfló el movimiento que pretende la renuncia del Presidente López Obrador para levantar el plantón y disolver al grupo de unos cuantos.
Y es que los protestantes quieren que el Presidente deje el gobierno antes del uno de diciembre, fecha en que cumplirían dos años de gobernar al país, para forzar a unos nuevos comicios.
Los cerca de 500 manifestantes que exigen su renuncia en vivo y que son respaldados por otros miles, se olvidan de dos cosas: López Obrador ganó las elecciones con más de 30 millones de votos y que los cargos de elección popular no son renunciables.
Eso lo sabe cualquier neófito de la política y que no pueden exigir una renuncia que es inexistente.
Los cálculos les han salido mal a este grupo que intenta concentrar la molestia existente en algunos sectores del país y que este paso dado sin meditarlo antes los pondrá en evidencia y puede llevarlos a la desaparición de uno de los varios frentes abierto contra el gobierno federal y, especialmente, en contra del Ejecutivo.
Los de FRENAA iniciaron bien, como un movimiento de clase media (siempre las más perjudicadas cada administración sexenal, sin importar si son derecha, centro o izquierda), saliendo a expresar su malestar uno o dos domingos al mes, creciendo de un puñado de vehículos a llegar en alguna ocasión hasta dos mil en una de las grandes urbes.
Sus protestan se expresaban por medio de altavoces y claxonazos que enervaban a algunos, mientras otros los apoyaban desde las aceras.
Convocados por un ex directivo empresarial y subvencionado por algunos de los principales capitales del norte del país, los antiamlo provocaron algunas simpatías, sin llegar a ser tomados en serio por nadie, ni los ciudadanos, ni mucho menos por el gobierno federal, al que tanto injurian y reclaman.
Su movimiento elitista dejó en claro el manejo que de el se hace, cuando aparecieron cerca de 500 casas de campaña, nuevas, de paquete (como decía añejo anuncio) que se desplazaron sobre la Avenida Juárez y se descubrió que las mismas estaban vacías, que los protestantes se alejaban de ellas en las noches y se mantenían ahí solamente el tiempo en que eran visibles para quien por ahí circulaban.
Gilberto Lozano el alma de este movimiento provocaba mejores reacciones con sus videos y su papel de conferencista que como líder de un movimiento que parece no representar más que el capricho de unos cuantos que es la pretendida renuncia del Ejecutivo federal.
Algunos veían a Lozano como el prototipo del candidato que añoran los empresarios de Nuevo León para competir por el gobierno estatal, aunque no les creció lo esperado y tendrán que voltear hacia otros lados.
El capital de Lozano parece dilapidado en una rara aventura que no se le ve ni pies ni cabeza y que muestra que al igual que los partidos de oposición no se encuentra quien encabece la ofensiva en contra del gobierno federal y el partido gobernante.
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Paralelo a la pandemia los partidos políticos ya iniciaron sus sondeos en los estados en que habrá comicios para gobernador (15) y los 300 distritos electorales federales, para empezar a placear a sus prospectos. Por lo pronto el Presidente López Obrador anunció que los miembros de su gabinete que deseen competir por uno de esos cargos deberán renunciar el 31 de octubre para dedicarse de lleno a ello.