El show debe continuar
¬ Edgar Gómez Flores martes 22, Sep 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Mario Vargas Llosa escribió un ensayo denominado La Civilización del Espectáculo, en éste se aborda la afectación de la parafernalia de los medios de comunicación en la vida pública y privada. Con esto, parece la cultura de los pueblos y las personas en lo particular se empieza a desvanecer entre los reflectores del show.
Este tema se ha abordado de distintas maneras desde distintos ángulos; el psicológico, el sociológico, el político, el histórico; pero, en lo que confluyen todas estas disciplinas es que las personas tienen una obsesión por el espectáculo. Las generaciones actuales han incrementado su histrionismo. Sin embargo, creo que el proceso al que hemos llegado, inició con el existencialimo de mediados del siglo XX donde las personas pusieron, en el centro, el cuestionamiento de la existencia. Con el clímax de la revolución industrial, producto de la consolidación de la industria petrolera y la conclusión de dos guerra mundiales, las personas empezaron a cuestionar el significado de la vida en el contexto de la “modernidad”. Así, el “pienso luego existo” de René Descartes se transformó en un “me divierto luego existo.” Este fenómeno fue desarrollado y consolidado por los medios de comunicación ventajosos los cuales, en el creciente cuestionamiento de la vida pusieron a las personas frente a un televisor, a la radio o el cine. Con esto, los “nuevos medios de comunicación”, de mediados del siglo pasado, se convirtieron en el paliativo perfecto contra la desesperación y la melancolía del dolor existencial.
Pero este evento no sació el dolor de la existencia humana, por el contrario, los medios de comunicación, apoyados por el poder político y económico, utilizaron este fenómeno psico–social para marcar una agenda de entretenimiento que trajo consigo la instauración de la “nueva cultura”. Todo el mundo hablaba de los programas de televisión, de las telenovelas y las radionovelas, de los partidos de futbol, de las peleas de box y en el caso de México de los programas icónicos del entretenimiento de la televisión mexicana; “Chespirito”, “Siempre en Domingo”, “24 horas” y todas las telenovelas mexicanas, las cuales marcaban las aspiraciones de hombres y mujeres de América Latina.
Ahora, con un inicio de la masificación de las redes sociales, esta propuesta mediática se encuentra en decadencia o, desde mi punto de vista, en reacomodo. Por esto, al analizar la eficacia de control, en el lenguaje, en la agenda y por lo tanto en la aspiración de las personas; la Cuarta Transformación mexicana encabezada por Andrés Manuel López Obrador, recurre a este viejo artilugio de comunicación. Antes existía el inalcanzable “Gran Premio de los 64,000 pesos” que dirigía Pedro Ferriz Santa Cruz y ahora el Presidente lo ha transformado en el Gran Premio del Avión Presidencial; antes existían los personajes la escuelita del Chavo del Ocho y ahora están todos los reporteros pagados sentados en su mañanera. Asimismo, reduce el lenguaje a frases cortas y del “se me chispoteo” o el “éso, éso, éso” ha pasado al “yo no tengo adversarios”, “no somos iguales” o “abrazos no balazos”.
Andrés Manuel cree que la sociedad mexicana del siglo XXI tiene tintes de convencimiento similares a las de medio siglo atrás. Esa es su apuesta. Llevar entretenimiento a las familias, aún haciendo política y administrando un país. Si aguantamos las devaluaciones, las inflaciones y el decrecimiento económico en los años setentas y ochentas metidos en el halo de la farándula, ¿será posible que podamos aguantar la crisis más grande del mundo moderno con el show de AMLO? la moneda está en el aire, los niveles de popularidad del presidente todavía son relevantes. Sin embargo, ahora su show compite con Facebook, Instagram, Tik Tok, Netflix y Amazon y en las clases populares con el show de la sobrevivencia diaria. Mientras la producción presidencial trabaja a marchas forzadas para diario entregar una programación nueva, el público puede encontrar otras formas de entretenimiento electoral. Sólo falta esperar, en 2021 el “rating” será evaluado nuevamente.