El temor a juicios de los ex presidentes
Ramón Zurita Sahagún viernes 18, Sep 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante muchos años, los ya por entonces ex presidentes de la república fueron satanizados en medios de comunicación, en corrillos, en intrigas palaciegas, chismes y filtraciones, pero nadie osó alzar la mano o la voz para enjuiciar su gestión o llevarlos ante tribunales.
Y es que una de las máximas de la política nacional establecía, nada contra tu antecesor, sin importar el estado en que dejaban la administración pública, ni los agravios cometidos contra el pueblo, mucho menos los abusos, saqueos y beneficios logrados.
Era una de las reglas no escitas de la política nacional, sin importar la transición de un partido a otro o que el entrante y el saliente fuesen del mismo partido. Lo importante era preservar la integridad física y hasta moral del antecesor, para evitar el juicio que podría entablarse en su futuro.
Varios ex presidentes fueron cuestionados por dejar al país casi en bancarrota, con grandes deudas, con agravios contra el pueblo y no sucedía nada.
Eso sí, a la distancia se hacían juicios de valor sobre su actuación en tal o cual circunstancia y hasta se les llegó a calificar de genocidas, sinvergüenzas, abusadores y demás calificativos.
Solamente con uno se atrevieron a llevarlo a tribunales, aunque por su avanzada edad no pasó de condenarlo a reclusión en casa. Luis Echeverría el más longevo de los ex presidentes es quien cayó en esa persecución realizada en los tiempos del primero de los gobiernos de transición, pero hasta ahí.
El juicio de la historia o de las leyendas urbanas (las más de ellas verdaderas) nos enseñó que tal o cual de los ex Ejecutivos federales abusaron de su condición de mandatarios, para beneficio propio y de sus principales colaboradores y amigos.
Así sabemos que Miguel Alemán se convirtió en un próspero empresario al término de su gestión presidencial y dejó una cuantiosa fortuna a sus herederos.
Adolfo López Mateos fue condenado por la opinión pública por el asesinato de Rubén Jaramillo y por algunos excesos que se permitían los políticos de aquel entonces.
Gustavo Díaz Ordaz fue calificado de genocida por los hechos del dos de octubre que causaron decenas de muertes entre la población estudiantil y abusos al por mayor.
Con Luis Echeverría sucedió algo similar al ser ubicado como el autor intelectual de las matanzas de Tlatelolco y del Jueves de Corpus, en contra de estudiantes que exigían respeto a sus derechos.
José López Portillo enfrentó el juicio sumario de los ciudadanos que lo condenaban por la desastrosa gestión administrativa, sus fallidas expresiones de la defensa del peso y las constantes devaluaciones, así como los abusos y atropellos cometidos por familiares, colaboradores y amigos.
Fue la primera ocasión en que la población acusaba saqueo del erario por parte de sus políticos y exigía, sin tanto ímpetu, alguna acción en contra de un ex presidente.
Miguel de la Madrid no enfrentó tantos sobresaltos y prefirió ignorar los reclamos de la población hacia su antecesor, para evitar sufrir en carne propia algo similar. Mo ocurriría así, ya que su sucesor, Carlos Salinas de Gortari no permitió que durante cinco años el país viviera una borrachera de alegría por el avance económico.
El desencanto vino con Ernesto Zedillo en su primer mes de gobierno, aunque no se atrevió a enjuiciar a su antecesor, si enfocó sus baterías contra el llamado “hermano incómodo”.
Vicente Fox fue el primer presidente de la transición y anunció mano dura contra los peces gordos que malversaron fondos públicos, aunque nunca lo hizo, ni mucho menos alzó la voz contra su antecesor.
Felipe Calderón fue el segundo Presidente panista y a pesar de sus diferencias con Fox, no actuó en consecuencia contra su antecesor, sin importar las evidencias de que familiares suyos se beneficiaron durante su gobierno.
Enrique Peña Nieto asumió el gobierno y jamás cruzó por su mente alguna actuación judicial en contra de uno o varios de sus antecesores, por el temor de seguir la misma suerte con quien fuese su sucesor.
Ahora la posibilidad de que uno o varios de los ex presidentes sean juzgados por abusos y yerros dentro de su administración se encuentra dentro de lo posible, aunque habrá de verse que sucede en el futuro inmediato.