El Grito y la pandemia
Alberto Vieyra G. martes 15, Sep 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
A finales de 1926, gran parte de los templos en México fueron cerrados como resultado de la Ley Calles que limitaba y controlaba el culto católico en todo el país. El cierre de los templos, por cuestiones meramente políticas desataría la llamada Guerra Cristera o la Cristiada, en la que murieron en estados del centro del país y del norte, como Chihuahua, más de 82 mil personas y de ello nos han quedado macabras imágenes en las que los cristeros aparecen colgados de postes y árboles.
Noventa y cuatro años después, otro Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, está jugando con lumbre y parece haber topado nuevamente con la Iglesia, pues en vísperas de los festejos patrios fue sitiada la Catedral de México por elementos del Ejército y la Guardia Nacional, lo cual motivaría airados reclamos de fieles que no pudieron tener acceso a la Catedral Metropolitana y las encendidas molestias de la mitra católica, cuyos voceros se limitarían a decir que “no nos gustan los moditos del Presidente”.
No está por demás recordar que la historia es la memoria de los pueblos y que un pueblo sin memoria, es un pueblo sin historia y que quienes no aprendieron esas lecciones de historia, están condenados a repetirla.
Al señor presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha dado sobradas muestras de irreverencia contra algunos cultos católicos, porque él profesa la religión evangélica y en innumerables ocasiones ha trastocado el principio de laicidad, habrá que recordarle aquella máxima de Miguel de Cervantes cuando en un episodio del Quijote de la Mancha, éste con su fiel escudero cabalgaban por un camino que terminaba en una iglesia y al llegar a ese templo, el ilustre caballero andante le diría a su fiel escudero “Sancho amigo, con la iglesia hemos topado…”
AMLO negaría el estrangulamiento de la Catedral de México y como es su costumbre, culparía de las versiones malintencionadas a sus enemigos los conservadores, esta vez presuntamente encabezados por el empresario neolonés, Gilberto Lozano y el periodista Pedro Ferriz de Con. No hay la menor duda de que AMLO honra a satanás erigiéndose también como el padre de la mentira.
Y a propósito de fiestas patrias, el 14 de octubre de 1896, la campana del atrio de Dolores Hidalgo, Guanajuato, con la cual el cura Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor llamó a la resurrección y dio el Grito de Independencia a las 5:00 am del 16 de septiembre de 1910, sería colocada en el Palacio Nacional para que el dictador Porfirio Díaz pudiera dar cómodamente el Grito a las 11:00 pm y no se desvelara porque el día 15 de septiembre era su cumpleaños.
Desde entonces, el Grito de Independencia ha sido pronunciado emulando a Porfirio Díaz a las 11 de la noche y no, al cura Hidalgo a las 5 de la mañana.
En 1812 en Huichapan, Hidalgo, Ignacio López Rayón quien fuera el secretario particular del cura Hidalgo marcaría el camino a los gobernantes mexicanos diciéndoles y dando el Grito a las 5:00 am del 16 de septiembre, pero al parecer a los politicastros gandules y poco afectos a desvelarse, les entró por uno y les salió por el otro. Lo curioso es que el autoproclamado régimen de la 4T que ha retrocedido en la historia de México más de medio siglo, se creería que corregiría esa aberración histórica, pero por lo visto el señor Presidente aprendió la historia de los regímenes priistas y no la historia verdadera de México. Por ello, los rancheros allá en mi tierra han encontrado que el significado de la 4T: “4 tortas, 4 tacos, 4 tamales, 4 tlacoyos, 4 tequilas” y párele de contar.
Por lo pronto, la pandemia del coronavirus que ya cobro más de 71 mil muertos en México se suma a los vaivenes de la historia y esta vez el Grito y los festejos patrios seguramente lo harán los gobernantes desde la comodidad de su camita, como Topo Gigio.