Ex presidentes culpables
Freddy Sánchez martes 8, Sep 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Un trapo viejo con mal olor podría estar en condiciones menos deplorables de lo que estarán las reputaciones de los ex presidentes, de aquí al mes de agosto del próximo año en que se tenga que decidir, mediante una encuesta popular, si se les lleva o no a juicio.
La razón de ello, es más que obvia: las acusaciones en su contra han calado hasta “los huesos” en buena parte de la población, y por ello, es muy probable el apoyo a la propuesta de juzgarlos. Además, de que a estas horas debe ser una abrumadora mayoría la que considera a los antecesores de Andrés Manuel, más que culpables de una mil conductas deshonestas.
Y, naturalmente, los que mayormente pudieran ser catalogados de corruptos, son Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, de quienes las acusaciones de Emilio Lozoya se encargaron de dar puntual cuenta de sus aparentes ilícitos.
Cabe mencionar, por supuesto, que una cosa es que se los señale como probables responsables de haber incurrido en actos de corrupción, durante sus respectivas administraciones sexenales y, otra muy distinta que dichas acusaciones hayan sido debidamente probadas.
Pero, como suele decirse en torno a los habituales “dimes y diretes” de la política: “calumnia que algo queda”.
De tal suerte, que sin que exista evidencia a la vista de las culpas de corrupción de las que se acusa a Salinas, Calderón y Peña, el hecho de que se les mencione en las declaraciones de Lozoya, entre mucha gente basta y sobra para dar crédito a las acusaciones.
Como reza otro refrán: “haz fama y échate a dormir”.
Algo que justamente les ha afectado directamente a los ex presidentes, ya que los políticos en México no se distinguen precisamente por gozar de una reputación intachable, y algunos de los que ocuparon la silla presidencial, menos todavía, porque al dejar el poder e incluso durante sus mandatos, se les pusieron “etiquetas” de dudosa probidad.
De ahí que si han de trascurrir varios meses hasta que se tome la decisión de llevar a juicio a los ex presidentes, en vez de que las suspicacias de su probable corrupción lleguen a diluirse, lo más seguro es que se incrementen.
La contienda electoral hace previsible que así será, ya que lo que dañe la imagen de quienes antecedieron en el poder al presidente Andrés Manuel, inevitablemente repercutirá en contra de los colores partidistas que representaron.
Y por elemental sentido común hay que creer que los abanderados de “Morena”, aprovecharán las acusaciones a los ex presidentes para “jalar” adeptos a su causa y restarle simpatizantes a la oposición.
El PRIAN pues será “el blanco” de muchos ataques electorales.
EL propio Andrés Manuel “puso el dedo en la llaga” de los priistas y panistas cuando dijo recién que unos “son ladrones y otros son rateros”. Claro que no se refirió a todos, precisando que “sólo los de arriba”.
Para después explicar que los rateros son corruptos sin asomo de vergüenza y los ladrones la practican con hipocresía.
Una buena bofetada contra la reputación de los ex presidentes como parte encumbrada de el PRI y el PAN.
Y como los acusados no han querido acudir voluntariamente ante las autoridades judiciales a pedir pruebas de los delitos que se les imputan y en caso de no haberlas reclamar su exoneración, lo que se dice y especula en círculos políticos y sociales es lo que ha servido de base para suponer la presunta culpabilidad de los que ocuparon la residencia oficial de Los Pinos.
Lo que se podría evitar si los que son objeto de estigmatización rompieran su silencio legal para impedir que se les siga acusando de corruptos y así anular el supuesto afán institucional de favorecer electoralmente a Morena, lo que en todo caso la inacción legal de los acusados ha propiciado, habida cuenta de que mucha gente cree a los ex presidentes culpables.