Otra masacre más
¬ Augusto Corro viernes 4, Sep 2020Punto por punto
Augusto Corro
Ocho personas perecieron y 14 resultaron lesionados en una balacera contra los colonos que asistían a un velorio, en Cuernavaca, Morelos. Alrededor de 100 dolientes se reunieron para despedir a Arath, de 16 años, quien falleció en un accidente de motocicleta el lunes. Los agresores llegaron y dispararon sus armas de alto poder sin distinguir a las víctimas. La masacre será registrada como una más en aquella entidad, en donde sigue la guerra por las plazas entre los narcotraficantes.
Hace varios sexenios que empezó a activarse la delincuencia organizada en Morelos, ante la impotencia de las autoridades para brindar seguridad a los gobernados. La vida en las poblaciones morelenses dejó de ser el remanso de paz que aspiraban disfrutar cada fin de semana los capitalinos. A Cuernavaca le cambiaron el nombre de “Ciudad de la Eterna Primavera” por el de “La Eterna Balacera”. En los últimos años aumentaron las extorsiones, secuestros y asesinatos.
Diferentes sectores de la población morelense le exigen al gobernador Cuauhtémoc Blanco termine con la inseguridad que sangra Morelos ante la pasividad de las autoridades. Es común escuchar de hechos violentos como los ataques a cuerpos policiacos, balaceras en centros nocturnos, etc., y son pocos los municipios sin la presencia de la delincuencia organizada. Las bandas criminales realizan sus “limpias” contra sus enemigos, pero en sus acciones sacrifican a personas inocentes.
El actual gobierno del presidente Andrés López Obrador no puede terminar con la espiral de violencia que empezó en el sexenio panista de Felipe Calderón, continuó en la administración de Enrique Peña Nieto y sigue incontenible. Los hechos criminales también son una epidemia a la que no se le encuentra el remedio que la erradique o por lo menos que la controle.
La delincuencia no parece atemorizarse con la participación de más elementos de la fuerza pública. La Guardia Nacional creada con el fin de combatir a la delincuencia no rinde los frutos esperados. Claro, se debe entender que las policías municipales y estatales nunca cumplieron con su compromiso de velar por la seguridad en un sinnúmero de ciudades. Al contrario, los representantes de la ley y las mismas autoridades locales se asociaban con los maleantes para extorsionar, secuestrar y asesinar.
Un ejemplo de esos contubernios sucedió en Iguala, Guerrero, con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. En la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014, los jóvenes fueron detenidos por los policías municipales y entregados a los cárteles de la droga para que los sacrificaran. El caso es investigado desde aquél año y apenas empieza a aparecer el hilo que conducirá a aclararlo. Con los fueron señalados como autores intelectuales de la desaparición de los estudiantes a José Luis Abarca, el entonces alcalde de Iguala; su esposa, María de los Angeles Pineda, quien según versiones periodísticas podría quedar en libertad en los próximos días.
Agosto cerró como el segundo mes más violento de lo que va del año al sumar 2 mil 524 víctimas de homicidio doloso en México: un promedio de 81 al día. El mencionado mes se encuentra sólo por debajo de marzo, con 2 mil 585, como el más violento de 2020. Durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador van ocho meses con más de 3 mil muertes violentas: junio de 2019, 3 mil 80; julio 2019, 3 mil 060; agosto, 3 mil 047; noviembre 2019, 3 mil 111; abril 2020, 3 mil 03; julio 2020, 3 mil 54.
Nada ni nadie detiene los hechos violentos, quizás debe revisarse la estrategia del presidente López Obrador por otra que sí funcione y brinde resultados positivos en el combate a la delincuencia organizada. La población está harta de hechos delincuenciales. Urge el regreso a la seguridad, a la paz y tranquilidad que desaparecieron hace varios años.