¿Cambió algo?
Ramón Zurita Sahagún jueves 3, Sep 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En los años de la modernidad, con el arribo de los medios de comunicación electrónicos y más recientemente con la incorporación de la internet y las “benditas” redes sociales, cambió algo en el antes y después de un informe de gobierno.
Según se aprecia nada, aunque si hay algunas situaciones que podrían considerarse como excluidas del después, aunque sea por esta ocasión: las largas entrevistas exclusivas que los Presidentes otorgaban a unos cuantos medios privilegiados.
En ellos, los mandatarios en turno acostumbraban repetir lo mismo que habían expresado en su mensaje político rendido ante el Congreso de la Unión o en su defecto en Palacio Nacional, como se hizo costumbre desde hace tres lustros.
La repetición de los mismos conceptos en los varios canales y programas de televisión, así como en los diversos noticiarios de radio y las largas entrevistas publicadas en diario y revistas llegaban a cansar a los escuchas y lectores que, simplemente, ignoraban el contenido de las mismas.
El Ejecutivo federal había dejado de vivir sus momentos memorables en el llamado “Día del Presidente”, en que recibía las expresiones de un pueblo acostumbrado a ser convocado por la alta burocracia y a cambio de expresar sus simpatías recibía canonjías. Los aplausos y vivas recibidos en su lento recorrido a la sede del Informe ya no se plasmaban ni llenaban de regocijo a los mandatarios, ahora se conformaban con los aplausos comprometidos de los leales al régimen y hasta habían conseguido evitar los predicamentos que ocasionaban las interpelaciones de los opositores.
Se cuidaba mucho al Presidente en estas entrevistas pactadas para el lucimiento presidencial a diferencia de otras en las que los periodistas podían preguntar a su albedrío.
Y es que en México las empresas radiofónicas y televisivas continúan siendo sujetas de concesiones y se sujetan a algunas cláusulas no contenidas en documentos, pero si aceptadas por los concesionarios.
El “Día del Presidente” ya no es como antes, pero sigue siendo todo un ritual en que se destaca la mesura de los oradores, los logros de sus administraciones, los compromisos para el futuro y el cumplimiento de sus ofertas de campaña.
Todo sigue igual, aunque se agradece que ya no haya sorpresas ingratas como aquella de la estatización de la banca o la defensa del peso, ni mucho menos los gritos y el alboroto que se presentaba en el recinto legislativo que no resolvía nada, ni dudas, ni obtenía respuestas, pero daba un lucimiento personal a los inquirentes y le permitía colgarse medallas ante la población, aunque pocas ocasiones obtenía nada más allá de lo que ya tenía.
Lo que si debe agradecerse a los mandatarios que han cambiado la sede de sus discursos es que ya no sean interminables, ni sirvan para cobrar cuentas atrasadas a sus opositores.
Sin embargo, algo prevalece dentro de los documentos que leen y es el triunfalismo y el considerar que lo hacen, lo hacen bien, sin importar lo que se diga fuera de esa pequeña burbuja que lo rodea.
Del primero al quinto informe todo es felicidad dentro y fuera, el sexto resulta distinto, ya se sabe quién gobernará la siguiente administración y es cuando inician el brutal desengaño para propios y extraños que han creído que las cosas marchaban bien.
Por lo mismo, con distintos nombres y ahora con la variante de diversas siglas gobernando, las cosas no cambian mucho, cuando menos en el rubro de los informes de gobierno presidenciales.
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Después de su exitoso papel como presidenta del Senado durante el pasado año legislativo, Mónica Fernández Balboa podría incorporarse al gabinete presidencial, ya que existen varios vacíos que podrían ser llenados por la tabasqueña que ya mostró capacidad para ello.
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La batalla por la alcaldía de Puebla capital será una de las más interesantes de la próxima elección, ya que tres partidos se aprontan para disputarla en serio: Morena, actual gobierno, PAN y PRI. Los tres partidos cuentan con varios aspirantes interesantes, algunos de ellos que podrían ser atractivos a otros partidos que competirán por vez primera. Eduardo Rivera, el panista mejor posicionado suena para ser la bandera de México Libre, mientras que Morena tiene cuatro gallos bien posicionados la actual alcaldesa Claudia Rivera, el diputado local Gabriel Biestro, el diputado federal del inexistente PES, Fernando Manzanilla, y el senador Alejandro Armenta. En el PRI, se ve solitario Enrique Doger como su mejor alternativa.