El patíbulo de Palacio
Alberto Vieyra G. miércoles 2, Sep 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Con Andrés Manuel López Obrador, el Palacio Nacional se convirtió en el gran patíbulo que destruye y con todo el poder del Estado a personalidades de cualquiera, principalmente de adversarios políticos y críticos hasta lincharlos públicamente y de manera inmisericorde.
No hacen faltan las instituciones de impartición de justicia. AMLO lo es todo: Él denuncia, él juzga, él condena, él destruye personalidades, sean o no culpables y con ello ha enterrado un principio fundamental del derecho la presunción de inocencia. Nadie es culpable de nada, hasta que se le pruebe lo contrario, pero para AMLO no existe el derecho, para él solo existe la Ley de Herodes. ¿Estamos entonces ante un régimen amante del autoritarismo? Ni duda cabe y agigantadamente avanza hacia la dictadura comunista, al estilo de Bielorrusia, Rusia, Venezuela, China, etcétera.
AMLO se convirtió en el moderno Torquemada que supuestamente combate la corrupción del pasado, pero no la del presente y mucho menos la de su aberrante gobierno. AMLO se hace pasar como el gran purificador de las instituciones y de México, cuando en realidad se ha convertido en el gran destructor de las instituciones y de la nación azteca.
El caso Lozoya le ha dado a AMLO mucha tela para linchar desde el patíbulo de Palacio Nacional a diputados, senadores y ex presidentes, a los que no haya como enjuiciar en una retórica grotesca y fantasiosa, pues el artículo 35 constitucional es bien claro y con su fantasía, AMLO pretende violar la Carta Magna haciendo trizas los derechos humanos y tratados internacionales. Es imposible el juicio que quiere AMLO, echándole la bolita al “pueblo bueno y sabio”, aunque ahora amenaza con que, si no es la Corte, la Cámara de Diputados o la recolección de firmas, él hará la petición formal, pero adelanta que él votaría en contra. Por fin, ¿o somos o no somos? ¿Qué no a eso se le llama simulación política y mentir atrozmente al pueblo?
El lunes amenazó que nadie se le va a escapar de ser exhibido desde el patíbulo de Palacio Nacional y pide a los mexicanos que denuncien a los corruptos. Pero si son todos, señor Presidente, pero ni usted ni su hermano se salvaría, pero la cuestión es engañar a los mexicanos.
Y a propósito de engaños, rescato del undécimo informe de gobierno o el sexto y último, todas las mentiras con las que inunda los medios de comunicación. Dice por vigésima quinta ocasión: “Ya vamos saliendo”, “la curva se va aplanando”, pero la realidad es que en agosto hubo 17 mil muertos y aún hay más; que México va en camino de conseguir la paz, pero la alta criminalidad está a la par del coronavirus; que “vamos bien económicamente”; que “nos estamos recuperando”, cuando la realidad es que nos estamos hundiendo con un desplome del más del 18% del PIB en el último trimestre y como dice el titular de Hacienda, Arturo Herrera, que “se acabaron los guardaditos”, es decir que se acabó el dinero y nadie sabe en qué y que ahí viene el lobo porque vendrán tiempos difíciles para la economía nacional. Y en el colmo, AMLO fanfarronea diciendo: “No es por presumir, pero México tiene el mejor gobierno en los momentos más difíciles” ¡Qué estupidez!, mis mayores me enseñaron que alabanza en boca propia, es vituperio.
En fin, que el informe de AMLO lo único que nos revela es que estamos ante un Presidente pequeño, al que le quedó grande la silla presidencial y que esta totalmente alejado de la realidad nacional. Él esta con su avión presidencial, con sus cuentas alegres, sus aberrantes mentiras que ya suman casi 28 mil y feliz está haciendo el papel del moderno Torquemada desde el patíbulo de Palacio Nacional. Pa´que queremos justicia, si AMLO aplica y a su antojo la Ley de Herodes.