En 1992 Queen of the skies llegó a la Ciudad de México y se convirtió en la aeronave favorita para viajar a Europa • II
Turismo miércoles 12, Ago 2020De cinco estrellas
Victoria González Prado
Fotos cortesía de KLM y Alberto Gil
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Ámsterdam, Holanda, vía Royal Dutch Airlines.- Como les contamos, la “Reina de los cielos” de KLM, avión que fuera icono, hizo su último viaje de la Ciudad de México a Ámsterdam por sus altos costos de operación en relación con su rentabilidad. Sin duda fue cómodo para los pasajeros y cambió la forma de volar gracias a su capacidad para llevar cientos de personas en cada operación.
La “Reina de los cielos” nos llevó en enero a Ámsterdam. Nunca imagine que en marzo de este mismo año la aeronave dejaría de volar. El Boeing 747-400 Combi despega a 290 km/h, su velocidad crucero es de 910 km/h y aterriza a 260 km/h. Se mantiene como si nada a 40 mil pies de altura durante once horas para llegar a Ámsterdam desde la Ciudad de México.
Para nosotros, en pleno siglo XXI, es motivo de sorpresa cuando un avión levanta el vuelo y más todavía durante el aterrizaje, que siempre nos inquieta y nos lleva a “frenar instintivamente” como si fuéramos el piloto. No olvidaremos la llegada de la “Reina de los cielos” al aeropuerto Schiphol, en Ámsterdam. Fue como acto de magia, bajó despacio y tocó pista tan suave, que casi fue imperceptible.
Hoy, a unos meses de distancia recuerdo ese viaje en el Boeing 747-400 Combi. Debo confesar que tengo pánico a las alturas. Jamás podré volar en paracaídas, parapente, globo, alas delta y otros de esos artefactos, sólo pensar en hacerlo provoca sensación indescriptible. Me pone la “piel de gallina”. Pero volar en avión y pasar en él largas horas, es otra historia la sensación es distinta, quizá placentera.
Los aviones no son sólo el medio para ir de un lado a otro a grandes o cortas distancias, son oportunidad para conocer al personal de la aerolínea en tierra y a bordo, probar platillos y bebidas que no se ofrecen en cualquier sitio, disfrutar los sistemas de entretenimiento a bordo, etc.
Recuerdo que al llegar a Ámsterdam -comiendo en restaurante- nos abordó Hoppernt Buina, azafata de la “Reina de los Cielos”, nos saludó amablemente y con gran sonrisa dijo: “yo estuve con ustedes en el vuelo”. La acompañaba su hija. Esto nos encantó. Recordaba nuestros rostros.
Sorprendidos por el encuentro nos recomendó para esa noche, la fiesta de las luces, era el último día y sólo tendríamos que subir a embarcación que recorrería algunos canales y vivir la experiencia. Por eso decía, es oportunidad para conocer al personal en tierra y a bordo.
La cabina de pilotos del “Reina de los cielos” de KLM está en el piso superior junto a clase Business. Llegas a ella subiendo unos cuantos escalones y topas con el piloto y copiloto. Queríamos la foto del recuerdo y felicitar el piloto. Alto, delgado y muy serio nos respondió que no estaba permitido tomarle fotos. Ante la desilusión nuestro recuerdo será la gráfica de la cabina llena de artefactos y botones que nos recordará el suave aterrizaje.
La aerolínea bandera de los Países Bajos, KLM, brinda servicio entre Ámsterdam y Ciudad de México desde octubre de 1952. En aquélla época el vuelo se realizaba en equipos DC-6 de la extinta Douglas Aircraft Corporation, duraba 32 horas, con escalas en Shannon (Irlanda), Montreal (Canadá) y Monterrey (México).
El Boeing 747-400 Combi -hoy ya retirado- esta dividido en dos: la delantera y la joroba son para pasajeros, y la trasera para mercancía (complementaria al espacio dedicado para equipaje y cargamento en el nivel inferior).
Se consolidó como excelente opción para viajar entre México y Europa gracias a su impecable servicio en tierra y a bordo, excelente selección de alimentos y bebidas, eficiencia indiscutible del aeropuerto Schiphol como hub de conexiones y, para los más entusiastas, la posibilidad de volar en esa aeronave “Reina de los Cielos” que sin duda extrañaremos.
En los vuelos que despegaron de Ciudad de México en el Boeing 747-400 Combi, KLM incluyó en distintas ocasiones menú opción de plato fuerte de la cocina mexicana, y también ofreció platillos diseñados por el chef vasco Mikel Alonso.
Actualmente KLM vuela hacia y desde Ciudad de México sin escalas, en el Boeing Boeing 787-9 Dreamliner que consume muy poco combustible, es ligero y puede ser reciclado fácilmente. Su fuselaje consta de 50 por ciento de materiales compuestos, 20, aluminio, 15 por ciento, titanio, 10 por ciento, acero y 5 por ciento, de otros materiales, generando menos residuos y menos productos químicos.
Los 787-9 Dreamliner llevan nombres de flores. Sunflower (Girasol) fue el primero, seguido por: Carnation (Clavel), Lavender (Lavanda), Bougainvillea (Buganvilla), Dahlia (Dalia), Mimosa (Mimosa), Jasmine (Jazmín), Lily (Lirio), Marguerite (Margarita), Hibiscus (Hibisco), Morning Star (Calibrachoa), Tulip (Tulipán) y Orchid (Orquídea).
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