¿Crónica de una renuncia anunciada?
Luis Muñoz lunes 21, Mar 2011Segunda vuelta
Luis Muñoz
No pocos esperaban la caída del embajador de Estados en México, Carlos Pascual, pero fueron los integrantes del Partido Acción Nacional los más felices por la dimisión de quien tuvo el atrevimiento de calificar de “grises” a los blanquiazules.
Javier Lozano, secretario del Trabajo, escribió en su cuenta de twitter con un tinte de ironía: “Tan buen ojo que tenía Pascual para evaluar a los precandidatos del PAN”. En otro mensaje había dicho: “Ah, ¡cómo lo vamos a extrañar!”.
Eso, por supuesto, ni él se lo cree y en cierto modo hace mofa de quien debió dejar el cargo porque así lo quiso o porque se lo pidieron, como seguramente sucedió.
En cuanto se supo la noticia, el gobierno de México aseguró que las relaciones bilaterales con Estados Unidos son “sólidas” y expresó sus mejores deseos al embajador en las tareas que emprenda al concluir su encargo en este país, en el que permanecerá durante algún tiempo para ayudar a organizar “una transición ordenada” en la delegación diplomática.
Su salida, dijo Hillary Clinton, pretende evitar que los cuestionamientos expresados por el presidente Felipe Calderón “distraigan” la relación diplomática entre ambos países.
La decisión ocurre semanas después que el diplomático fue cuestionado por sus críticas a la guerra que el gobierno de nuestro país libra contra el narcotráfico, y que fueron revelados por Wikileaks.
De hecho, la organización fundada por Julian Assange se adjudicó la salida de Pascual en su cuenta de Twitter.
“Wikileaks sacó al embajador de Estados Unidos en México”, señaló un mensaje publicado en la red social.
La bancada del Partido del Trabajo (PT) en la Cámara de Diputados calificó de positiva la renuncia de Carlos Pascual como embajador de Estados Unidos en México.
Pedro Vázquez, coordinador de la bancada, consideró que el ex embajador Pascual sobrepasaba hasta cierto punto los límites tolerables en la relación entre ambos países, al tener una “clara actitud injerencista”.
De paso pidió a la población estar pendiente de que los diplomáticos y embajadores cumplan con su función de acercar a los gobiernos, para que no intervengan “en asuntos internos que le competen solamente a las autoridades nacionales”.
LA HISTORIA
El embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, presentó su renuncia al cargo al que fue designado hace 18 meses, informó la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton.
De inmediato el gobierno federal fijó su postura. Antes, el presidente Felipe Calderón había expresado su molestia por los comentarios del embajador.
A principios de marzo, en reunión con el equipo editorial de “The Washington Post”, Calderón dijo que las críticas del diplomático sobre la guerra que libra su gobierno contra el narcotráfico -reveladas por Wikileaks- causaron graves daños en la relación entre México y Estados Unidos.
Al conocer la renuncia el gobierno mexicano expresó sus mejores deseos a Pascual.
“Los contactos institucionales entre ambos países son sólidos, como corresponde a dos naciones vecinas y amigas con oportunidades y retos en común”, señaló la Presidencia de México en un comunicado.
La penúltima aparición pública del ahora ex embajador estadunidense pareció anunciar lo que el sábado anunció el Departamento de Estado: en vez de asistir a la inauguración del encuentro anual de la Cámara Americana de Comercio, el diplomático viajó a la fronteriza Ciudad Juárez para reunirse con el alcalde.
Fue la primera ocasión que un representante de la Casa Blanca no participó en el inicio del encuentro, considerado el más importante de la comunidad empresarial estadunidense asentada en el país.
La reunión, en cambio, fue inaugurada por el presidente Felipe Calderón, quien ha sido uno de los críticos más severos de la actuación de Pascual. El embajador apareció en la reunión al día siguiente.
Agencias internacionales mencionaron que Calderón no es el único crítico del diplomático, pues el Senado mexicano también cuestionó sus comentarios.
El senador Luis Alberto Villarreal, del Partido Acción Nacional, citó que el diplomático no contribuye a encontrar soluciones a los problemas entre ambos países.
“Un embajador que no hace esto no sirve a la relación bilateral”, sostuvo.
Por su parte, Rosario Green, ex canciller y senadora del Partido Revolucionario Institucional, pidió incluso que a Pascual se le declarase persona “non grata”, lo que hubiera significado su salida del país.
A todo esto, ¿qué dice el gobierno de Estados Unidos?
Lo normal en estos casos: expresó un amplio respaldo a su embajador, aunque reconoció que la decisión de Pascual no fue “completamente agradable”.
Un comunicado firmado por Hillary Clinton se dice que aceptó la salida “con renuencia”, y después explica: la dimisión fue “para evitar las cuestiones planteadas por el presidente Felipe Calderón que podrían distraer la atención de los asuntos importantes para avanzar en nuestros intereses bilaterales”.
Contrario a las críticas mexicanas, Clinton reconoció el trabajo del embajador Pascual especialmente en momentos difíciles, como el asesinato de funcionarios del consulado estadunidense en Ciudad Juárez y un agente del Servicio de Aduanas e Inmigración.
No parece haber otra razón. Las filtraciones de los cables de Wikileaks, los escándalos desatados por el descubrimiento de operativos contra el narcotráfico estadunidenses, así como asuntos personales, fueron clave en la caída del embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual.
Para analistas como el profesor José Luis Piñeyro, de la Universidad Autónoma Metropolitana, definitivamente Wikileaks, que reveló declaraciones de Pascual sobre el Ejército mexicano que disgustaron al presidente de Calderón, “empujó esta súbita salida del embajador que llevaba en el cargo menos de dos años”.
También contribuyeron los escándalos desatados por el operativo “Rápido y Furioso” (contra el trasiego de armas) y los vuelos de aviones espía estadunidenses sobre territorio mexicano para combatir al narcotráfico.
Otro asunto, que además fue publicado en la prensa local, es la supuesta relación sentimental de Pascual con una hija de un prominente político, “situación que incomodaba mucho a Calderón”.
SE APROVECHA CHINA
Por algo, China se ha convertido en una potencia y le ha ganado terreno a los Estados Unidos en el ámbito comercial.
Usted dirá si no: Sancionada por Naciones Unidas por su programa nuclear, la República Islámica de Irán ve en China un socio fundamental, no sólo en términos comerciales sino geopolíticos, para contrarrestar el aislamiento promovido por Estados Unidos y Europa.
Además de las sanciones aprobadas por la ONU, Teherán afronta las sanciones aprobadas en junio de 2010 por Estados Unidos y la Unión Europea, que pretenden reforzar el aislamiento financiero de Irán y limitar el comercio en sectores como el de los hidrocarburos o la maquinaria.
En este contexto, China, que aboga por una política más blanda que Europa y Estados Unidos, se erige como un socio esencial para Teherán, para quien el gigante asiático es su primer socio comercial con 25 mil millones de dólares en 2009.
“China sabe que somos un país clave en Oriente Medio, porque si no hay paz, la cuestión deja de ser regional y se convierte en internacional”, explicó el presidente de la Cámara de Comercio Irán-China, Asadollah Asgaroladi,.
El comercio se ha desarrollado a un “ritmo de entre el 30 y 40 por ciento anualmente”, pasando de apenas 400 millones de dólares en 1994 a los 25 mil estimados para 2010.
A este comercio bilateral hay que añadir un volumen mayor, que los expertos estiman en varios miles de millones más, que transitan de forma indirecta y a causa de las sanciones financieras por los Emiratos Árabes Unidos.