Morena: se arregla o se arregla
¬ Sócrates A. Campos Lemus martes 11, Ago 2020¡Que conste,.. son reflexiones!
Sócrates A. Campos Lemus
EL director del Instituto Nacional de Cardiología, declaró que efectivamente después de evaluar los estudios realizados al presidente Andrés López Obrador se ha concluido que se encuentra en perfecto estado de salud y “al cien”.
Por supuesto que hemos señalado siempre que el verdadero creador del triunfo atribuido a la 4T, lo es sin duda alguna AMLO, en él se conjuntaron la confianza y la voluntad de cambio de millones de mexicanos, seguramente la estructura de Morena en esos momentos no daba para más, no da para más, este organismo ha sido simplemente el estuche de ese inmenso triunfo del pueblo mexicano encabezado por AMLO, no por un grupo como se pretendió hacernos creer, por supuesto que en muchos sitios los simpatizante de AMLO lograron establecer un camino que les permitía alcanzar mayores niveles de votación, pero no al grado de terminar con políticos y partidos, eso lo logra AMLO por su necedad y a lo mejor con visión política y por ello hemos dicho que durante muchos meses Morena solamente era una especie de membrete que amparaba su fuerza en la confianza y credibilidad de AMLO.
Con esa confianza, el Presidente siempre dijo que no se metería en los asuntos del partido y que eso era responsabilidad de los dirigentes que tenían a su cargo su desarrollo, pero la realidad es que en vez de generar un nivel de discusión y de crítica y autocrítica se generan las ambiciones de grupos para tener el control electoral, y según ellos, el control político para ser el mecanismo a la sucesión presidencial operando desde la elección intermedia, por ello, se generaron divisiones y enconos, acusaciones de uno y de otro lado, chismes e intrigas como en los mejores tiempos de las grillas políticas al grado que, en un momento AMLO, explicó que no se metería más en asuntos del partido y que si era necesario saldría del mismo, pero esto no calmó ni generó un estado de conciliación y reflexión, sino que al contrario se profundizaron las pugnas al grado que actualmente se pude decir que Morena está envuelto en una pelea por el poder interno entre moderados y radicales, lo que sería el inicio de la gran confrontación político ideológica que incluso tocaría las fibras sensibles de la política real del Presidente, que aclara siempre que no es un radical ni comunista, pero los hay en Morena que lo son y de verdad sienten que es necesario “profundizar” las acciones del gobierno para llegar a establecer la plataforma de transformación de una real revolución social de cambio y no de transformación.
Así que esa relación estrecha que ha logrado establecer el Presidente con los grupos del GRAN PODER, antes, definidos como la mafia del poder y ahora aliados de AMLO, que son los que le brindan la confianza en los inversionistas a nivel nacional e internacional en cualquier momento se puede descontrolar y romper, y una de las fuentes de ese proceso lo pueden avalar los famosos cambios de leyes y de acciones y actos que en vez de mantener ese equilibrio buscan romperlo con posturas, incluso, no revolucionarias, sino populistas y electoreras.
Si entendemos que la voluntad o la maña del Presidente en el manejo y operación de la política siempre trata de mantenerse al margen de los conflictos internos de los grupos políticos e incluso, prefiere crear y construir otros pero no pelear en ellos, hoy está obligado el presidente porque lo que está en crisis es “su partido”, el que él creo y en el que confían los mexicanos por él y no por los que lo manejan o luchan por su control, así que por el bien del país tendrá que tener una acción política real para controlar los equilibrios y que en verdad el partido le sirva y no le genere los conflictos como ahora lo generan, los duros contra los moderados.
Ni hablar, si el presidencialismo no ha logrado romper con la vieja tradición de fuerza y poder concentrados, ahora, en la figura de AMLO, pues la operación le obliga al igual que los tiempos y circunstancias a intervenir para evitar una guerra interna que generaría divisiones, conflictos y peleas sin sentido que podrían llevarnos a una crisis política dentro del mayor partido en el poder, el único, y que no lo es como tal, porque sigue siendo el partido del Presidente, no de una organización con su propia ideología y programa con proyecto, lo que significa que sin los demás partidos y con la eliminación de los políticos tradicionales del panorama política, solamente en Morena se concentran todas las fuerzas y éstas, en mucho sitios, en el pleito por los puestos y presupuesto, por el manejo de candidaturas pueden ocasionar problemas que afecten el buen camino que pretende el Presidente. Y estamos ciertos de que es bueno que existan distintas formas de pensar dentro del gabinete, lo que nos muestra, el verdadero poder, cuando el Presidente dice: “Al final de cuentas, el que TIENE LA ÚLTIMA PALABRA, SOY YO” y bueno, esto es así porque estamos en un gobierno presidencial que busca un camino al cambio o como explica el Presidente, no es cambio de gobierno, sino que busca el CAMBIO DE SISTEMA y esto generará varias visiones, y por tanto, despertará a las fuerza políticas e ideológicas agrupadas en capillitas de poder en la disputa por encabezar el cambio, olvidando que al final de cuenta, el que tiene la última palabra sin discusión es el Presidente y no sus intereses ni ambiciones de grupos.
Que bien que el Presidente goza de cabal salud y anda al cien, pocos políticos pueden presumir de su fuerza y motor en la policía, menos de su experiencia y capacidad de manejo en situaciones de crisis, porque tiene que enfrentar y conducir la crisis de salud, la económica y la política, porque la de seguridad está operada por el Ejército y gente de su confianza, y la economía tiene la guía y confianza del gran grupo económico que maneja al país y que ahora son sus mejores aliados, disciplinados y eficientes, porque quieran o no reconocerlo, incluso sus “enemigos”, se ha mantenido tranquila la raza porque si tuviera hambre y desconfianza, seguramente tendríamos protestas populares que nos llevarían a la crisis y la violencia y esto no ha sucedido, por ello, ahora, el Presidente tendrá que dar un manotazo y acomodar las fichas en su partido, sino, pues quién sabe que podría suceder en pocos meses… sería la lucha por puestos y presupuestos y ambiciones, pero no de cambios serios y pacientes.