Educadores mal educados
Freddy Sánchez martes 11, Ago 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Casi al nacer, el pacto institucional con las televisoras para dar clases a domicilio sufrió una “abolladura”, debido a la reacción de inconformidad de un sector del magisterio.
Antes pues de que se malogre “el cocimiento” de la nueva propuesta educativa para el próximo ciclo escolar, con una labor de conjunto entre autoridades y dueños de las empresas privadas de televisión, será pertinente apaciguar nuevos brotes de rechazo por parte de opositores a esta acción del gobierno en materia educativa, aparentemente sometida al análisis en busca de los consensos debidos para no enfrentar resistencias.
El caso fue que los mentores oaxaqueños, de la Sección 22 de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación), no tardaron mucho para ponerle “el pelo en la sopa” a lo que se había anunciado el mismo día con virtual regocijo entre gobierno de la 4T y los empresarios televisivos, convocados al escenario estelar de las “las mañaneras” de Andrés Manuel.
Las explicaciones con todo lujo de detalles de lo que sería “la nueva normalidad” educativa a domicilio con la participación de Televisa, TV Azteca e Imagen televisión, entre otros medios privados dedicados al negocio de ofrecer fundamentalmente esparcimiento a sus televidentes, se dio durante buena parte de la mañana, el martes pasado, y esa misma tarde: la CNTE se hizo presente con sus manifiestos de inconformidad.
La dirigencia de la Sección 22, advirtió además que ellos adoptarían su propio sistema educativo escolar para el siguiente periodo, recurriendo a la radio comunitaria, redes sociales y entrega de fotocopias de textos escolares, que se llevarían directamente a las casas de los escolapios.
Y no quedó en eso la postura rebelde de la disidencia del magisterio, sino que se encargó de acusar al gobierno federal de estar incurriendo en un acto de discriminación, ya que el 70 por ciento de la población escolar entre habitantes oaxaqueños, según se afirmó, no tiene televisión.
De ahí la aparente renuencia sindical a someterse a lo acordado entre la Secretaría de Educación Pública con los dueños de las televisoras privadas.
Que pasará realmente cuando comience el ciclo escolar, con las inconformidades planteadas y bajo revisión, algunos piensan que se resolverán como suele ser común con los intentos de anarquización a los que habitualmente recurren los integrantes de la CNTE.
Un grupo sindical que en opinión de una porción de la sociedad, entre los practicantes de la política, funcionarios públicos y no pocos padres de familia, lo único que busca cuando toma las calles, incomoda a mucha gente y reiteradamente “grita y patalea”, ante todo y por todo, es algún beneficio propio más que beneficiar al gremio que representa y mucho menos a los mentores, padres de familia y la sociedad.
Y es que si en su idea estuviera ponerle justo e inmediato remedio a los males que padece desde hace mucho tiempo el sector educativo nacional, en vez de que cada año se tomara la mal entendida libertad de alterar el orden de la vida comunitaria, después de tantísimos años de protestas, la dirigencia del magisterio sindical disidente, ya habría logrado resolver hasta la más mínima de las carencias educativas, en bien de sí mismos y los demás.
Así que en este caso, como en ocasiones anteriores, los inconformes con el plan educativo con las televisoras, de seguir haciendo planteamientos que se opongan al propósito institucional en proceso, posiblemente se detendrán cuando obtengan lo que en realidad pudieran estar buscado.
Qué pues, realmente quiere la CNTE: entre los más pensados, algo así podría decirse: no sé, tal vez, quizás, a lo mejor, (como lo dijera en su momento el finado “Capulina”), lo que se propone la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación podría ser la obtención de una “buena tajada” de lo que probablemente pensarán que es un jugoso negocio para las televisoras privadas.
O qué otra cosa se podría esperar de las actuales exigencias de quienes a pulso se han aganado la fama de agitadores y educadores mal educados.