La nueva educación
¬ Edgar Gómez Flores martes 11, Ago 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
La pandemia de Covid-19 ha puesto al descubierto algunas deficiencias en todos los países del mundo. Los sistemas de salud, la finanzas públicas, la debilidad económica de los gobiernos y las personas. Sin embargo, existe un aspecto crucial para la viabilidad presente y futura de nuestras sociedades: la educación. Sobre este aspecto, se ha puesto al descubierto las deficiencias y las virtudes que, como nación mexicana, tenemos. La primera debilidad fue la baja capacidad de respuesta del sistemas educativo mexicano; para pasar de clases presenciales a clases virtuales. Esto se debe principalmente a dos aspectos; (1) un índice de pobreza del 60%, en las poblaciones de nuestro país, lo que no permite el acceso a la tecnología para tomar clases en línea en múltiples comunidades y (2) la baja capacidad del personal docente para enfrentarse a una educación moderna, a distancia y con contenidos digitales.
Por otro lado, otro problema estructural en la educación de nuestro país, es la falta de una visión que unifique la estrategia, tanto de instituciones públicas, como privadas. En este momento, el presupuesto federal se encuentra alejado de la ciencia y por otro lado, se desconoce si este país requiere profesionistas, técnicos especializados, empresarios o especialistas en servicios. En comparación y a referencia histórica, a mediados del siglo pasado el gobierno de México tomó decisiones concatenadas en este aspecto. Por ejemplo, al momento de nacionalizar la industria petrolera y la eléctrica dio vida al Instituto Politécnico Nacional con algunas especializades en estas industrias. En este momento seguimos desarrollando abogados, administradores y comunicadores; como si la elección personal no tuviera un incentivo económico y social, basado en la realidad de nuestro país.
Pero el problema no nace en la educación profesional, el problema se encuentra en la educación básica; la cual, con un sistema antiguo, trata de convivir con niños modernos, invadidos de información y quienes de manera sistemática desprecian el aprendizaje conservador. Sobre esto, podemos ver a maestras y maestros enseñando año con año notación desarrollada, tablas de multiplicar, fracciones y punto decimal. Sin embargo, tenemos cada vez más niños con habilidades numéricas limitadas, incapaces de comprender el cambio climático y sus consecuencias y lo más preocupante, ajenos al entorno social y político; nacional e internacional, que estamos viviendo.
La educación de las mexicanas y los mexicanos, tal y como está estructurada, tiene solo un fin: mantener el status quo de la clase social, donde los niños nacen. Los chicos del campo no industrializado o los hijos de obreros de calificación baja, sólo tienen la aspiración de aprender a leer y a realizar las operaciones básicas, con el único fin de poder acceder a un instructivo, a un reglamento y a las diversas instrucciones que puede existir en granjas, talleres y / o maquinarias. Las clases medias, por su parte, deben acceder a una educación adicional que les permita capturar información en una hoja de cálculo o un procesador de textos para alcanzar algún puesto secretarial, administrativo o en caso de ser sobresalientes, trabajar en alguna gerencia de alguna tienda departamental o restaurante de cadena. Para acceder a puestos de 12,000–18,000 pesos (680 dólares americanos promedio por mes). Por otro lado, las clases altas, mantienen una educación que les permite mantener el control de la clase gobernante y de la clase económica. Por todo esto, la nueva educación debe buscar su democratización. Es decir, que los niños de comunidades remotas chiapanecas no tengan una gran diferencia educativa a los niños de las ciudades del centro y norte del país. Además deberán acceder a un conocimiento puntual de su entorno; el social, el ambiental y el histórico.
La educación es el camino para que cada individuo, una vez informado, tome las mejores decisiones que en conjunto hagan mantener sólida nuestra economía y nuestra cultura. Quizás ha sido un buen paso del Gobierno de la Cuatroté negociar con las televisoras, las clases a distancia vía la televisión abierta. Los 450 millones de pesos (15 pesos promedio por niño inscrito) que el gobierno ha comprometido con estas empresas deberán mostrar su rentabilidad. Sin embargo, con esta decisión, la cobertura y la modernidad pueden superar un primer obstáculo; solo falta que el contenido transmitido sea el idóneo. Porque cuando la educación se basa en la ideología de un gobierno, la Secretaria de Educación Pública puede pasar de dependencia gubernamental a Centro de Capacitación del Partido en el Poder. Por mientras… ¡Feliz regreso a clases!