Democracia a la mexicana
¬ Augusto Corro martes 11, Ago 2020Punto por punto
Augusto Corro
Nadie puede detener la inversión inútil de millones de pesos para las autoridades electorales y los partidos políticos. Cada año ocurre lo mismo. Año de elecciones o no, el reparto del dinero es a manos llenas. Se sabe, hasta el cansancio, que la democracia mexicana es una de las más caras del mundo. ¿Esto es para enorgullecernos o para apenarnos? ¿Cómo puede despilfarrarse tantos recursos en las actividades electorales cuando el país tiene más de 52 millones de pobres? Todo mundo sabe de las carencias en los servicios de salud, educación, empleo, etc., pero los políticos optan por jugar a la democracia porque para ellos son más importantes sus beneficios personales.
La semana pasada, el Instituto Nacional Electoral (INE) determinó en 7 mil 200 millones de pesos el monto total que recibirán los partidos políticos nacionales y las candidaturas independientes para el ejercicio del año 2021. En el coro de aplaudidores, el racista, el presidente de dicho organismo, Lorenzo Córdova, dijo que es un mandato constitucional calcular el monto de las prerrogativas que anualmente reciben los partidos políticos. El funcionario se da, pues, por bien servido, sin rubor alguno. Cabe señalar que la distribución del financiamiento para cada organización política se llevará a cabo hasta que concluya el proceso de creación de los nuevos partidos políticos.
Esto significa que no solamente serán beneficiados los institutos políticos que se encuentran en vías de extinción como el PRI, PRD, etc., sino también aquellas organizaciones que obtengan su registro. De las 57 asociaciones que buscan conformarse como partido político sólo cuatro son las más adelantadas para ser reconocidas por el INE: Redes Sociales Progresistas, Grupo Social Promotor de México, Encuentro Solidario y México Libre. Este último es impulsado por el expresidente panista Felipe Calderón, y su esposa la excandidata presidencial independiente Margarita Zavala, quien no dudó en presentar ante el INE 700 mil firmas irregulares para lograr su participación en la contienda electoral.
Del ex presidente Felipe Calderón todo mundo conoce su historia negra en la política a la mexicana. Desde su arribo al poder tras un mayúsculo fraude electoral, su destino es estar en la silla de los acusados. Durante su sexenio se llevó a cabo la guerra contra la delincuencia organizada que cobró miles de víctimas: secuestros, asesinatos, etc. Se multiplicaron las fosas clandestinas y las bandas de narcotraficantes se dispersaron e incluyeron otros delitos en sus actividades. Distinguidos personajes de la vida política se asociaron con los cárteles o simplemente los protegían. En el gobierno de Calderón empezó la espira de violencia que aún no termina.
En el presente, el ex panista Calderón se encuentra en el ojo del huracán. Cada día surgen más acusaciones en su contra. Una de estas pone en entredicho su condición de presidente de México en relación con la delincuencia organizada, debido a la captura de Genaro García Luna, su principal subordinado en la lucha contra los cárteles, quien es acusado de traficar con cocaína, dar falso testimonio y proteger al Cártel de Sinaloa de Joaquín “El Chapo” Guzmán, de 2006 a 2012. En los próximos meses se iniciará el juicio contra el excolaborador de Calderón y es probable que involucre a su exjefe en sus manejos turbios.
La pregunta obligada: ¿Calderón no sabía de los negocios de su hombre de todas sus confianzas en la guerra contra los narcos? ¿Usted qué opina amable lector? Por cierto, en las informaciones recientes, se señala a Calderón como uno de los funcionarios pioneros en los tratos ilegales con la empresa internacional Odebrecht que se hizo famosa por los sobornos a los principales hombres en el poder de diferentes países. Como se ve, el expresidente Calderón es el ave de las tempestades, cuya ambición de poder no tiene límites y ahora se encuentra contra la pared, en asuntos que amenazan con llevarlo ante la justicia, aquí en México o en Estados Unidos.
La conducta de Calderón nos ejemplifica como se desarrolla la política a la mexicana. Sólo aquí se pueden mantener las ambiciones de poder de los políticos, que sin importar su historial negro pretenden continuar con los beneficios del erario. En tiempos pasados, los partidos políticos buscaban, por sus medios, los recursos económicos para el sostenimiento de sus organizaciones políticas. Se recuerda las rifas de automóviles del PAN. Todo cambió. Hoy los partidos políticos reciben el dinero de los contribuyentes con solo estirar la mano. Y es posible que ni lo agradezcan.
En una actitud, poco creíble, el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) llamó a echar atrás el gasto asignado a partidos políticos, por considerar que se trata de un “privilegio” que no tienen otras instituciones del país. El senador morenista, Martí Batres, dijo que el Congreso de la Unión debe retomar la reforma constitucional para reducir el financiamiento público a los partidos que quedó pendiente en 2019, ya que en plena pandemia del Covid-19 es inadmisible que se pretendan incrementar en casi 2 mil millones de pesos los recursos de los institutos políticos. ¿Es demagógico el planteamiento de Batres? Es probable.