Encuestas, preludio de las batallas que vienen
Ramón Zurita Sahagún viernes 7, Ago 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Las encuestas electorales, sin importar quien las realice, son vistas por algunos como signos de atención sobre el rumbo que deben de seguir los partidos y sus candidatos ante la cercanía de una disputa electoral.
Hay otros que les dan un manejo distinto y las toman como el anticipo de la realidad, sin considerar que muchas de ellas son realizadas a modo y a petición expresa del o los interesados en el tema.
Son un simple instrumento de medición que marca un rumbo o tendencia que de seguirse adecuadamente puede incidir para orientar el sufragio del electorado y conseguir la victoria anhelada.
Los números que arrojan pueden ser tendenciosos, “cuchareados” o pueden dar el rumbo esperado para los interesados, ya que se pueden revertir las cifras si se les atiende a consciencia.
Hay quienes dudas de su eficacia, aunque todos recurren a ellas en temporadas electorales y gastan fortunas en el levantamiento de las mismas.
Conforme se acerca la fecha de la elección, aparecen un sinfín de casas encuestadoras, siendo que con la misma premura con que aparecen desaparecen al poco tiempo, aunque existen algunas que subsisten y son catalogadas como serias.
Los medios de comunicación participan también en este juego de números, en el que apuestan cuál de ellos es el más acertado en sus mediciones y otros más reciben el repudio generalizado por su tendencia a equivocarse.
Los sondeos y encuestas abundan en época electoral y marcan alguna tendencia sobre aquellos indecisos que desean ir a votar, pero al no estar politizados ni interiorizados con la ideología de los partidos y con un total desconocimiento de los candidatos, toman como guía los indicativos de esas encuestas, por lo que el “cuchareo” de ellas es sumamente recurrente.
De los 15 estados con elección para gobernador en 2021, uno de ellos toma especial relevancia, Baja California, por tener en Tijuana el punto fronterizo más importante del país, con uno de los cruces de personas de mayor afluencia en el mundo y su vecindad con California uno de los principales mercados del mundo que lo hace sumamente destacable.
Y es que la población de Baja California eligió gobernador hace apenas un año y le tocará nuevamente ir a las urnas el año próximo (dentro de diez meses), con todo y los intentos que se realizaron para prolongar el período de gobierno del actual mandatario Jaime Bonilla por tres años más.
Durante el poco tiempo que lleva de gobernar, Jaime Bonilla se encuentra bien evaluado por los habitantes de la parte norte de la península, por lo que su partido (Morena) aparece bien posicionado en las primeras encuestas sobre los comicios de junio de 2021.
Aventaja por mucho a los prospectos de los otros partidos, aunque no existe claridad sobre quien será el abanderado de Morena en ese proceso electoral.
El panorama nada claro sobre los nombres de los que podrían abanderar al partido en el poder provoca que algunos realicen movimientos para posicionarse, otros más deslicen sus propias encuestas, mientras otros mantienen la calma y la tranquilidad.
Como todo partido gobernante, abundan aquellos que estarían dispuestos al “sacrificio” de abanderar a su partido, conscientes de que alcanzar la nominación los pondría en la ruta del eventual triunfo.
Los primeros nombres que comienzan a ser evaluados son los de los alcaldes de dos de las principales ciudades del estado, la capital Mexicali y la muy poblada Tijuana.
Ambos podrían ir por la reelección en sus municipios, pero prefieren entrar en la danza de los nombres para obtener una candidatura que los convertiría, con mucha posibilidad, en el próximo gobernador del estado.
Los dos personajes en cuestión un hombre en Tijuana (Arturo González Cruz) y una mujer en Mexicali (Marina del Pilar Ávila Olmeda), comienzan a buscar desesperadamente los elementos que los lleven a dicha candidatura, desatendiendo las labores de su actual cargo.
La disputa por la candidatura al gobierno estatal y el surgimiento de grupos podría derivar en una brusca caída de Morena en las preferencias.