Los privilegios del poder
Ramón Zurita Sahagún jueves 6, Ago 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Hace algún tiempo comentábamos sobre los privilegios que dan el poder y el dinero, lo que provoca que ricos empresarios y políticos se abstengan de pisar la cárcel y que cuando lo hacen, principalmente por los casos de corrupción, lavado de dinero y desvío de recursos, pasen poco tiempo en la prisión y se reinserten nuevamente en la activa vida de los negocios y disfruten del dinero obtenido.
Para acceder a los beneficios que da la ley en México es menester comprometerse a relatar la forma de operación y aunque lo expuesto no sea realmente lo ocurrido, resulte ser confiable para los impartidores de justicia.
El reciente caso de Emilio Lozoya Austin y los privilegios a los que tiene acceso en México son distintos a su situación en una cárcel de España en la que no disfrutó del confort de su casa, ni mucho menos de cuidarle las muñecas para que pudiese hablar por teléfono, sin disgustos de ninguna clase.
Es más, de la revisión médica que se le hizo en España en ocasión de su detención no se le detectó mal alguno, por lo que no requirió de hospitalización, pero como personaje con privilegios, aquí se le envío a uno de los hospitales más caro del país, aunque no se aclaró quien corrió con los gastos, sobretodo porque el susodicho ex director de PEMEX tiene congelados sus bienes.
Claro que se dijo que la pulsera que porta en el tobillo, para detectar sus movimientos fue sufragada por el propio Lozoya Austin, como si fuese un logro el que lo haya hecho. Tan solo para hacer un comparativo en China, cuando un delincuente es ejecutado, su familia paga el costo de la o las balas que se usen para ello.
Pero como en México todo es parte de lo divertido de la vida, se corren cuentos, chistes y versiones, sobre lo Lozoya Austin tiene para contar a las autoridades a cambio de su libertad o de su prisión domiciliaria.
Algunos dicen que ni siquiera tiene los videos en los que se advierte a funcionarios poderosos del sexenio pasado recibiendo canonjías o sobornos para acompañar las reformas que se votaron entonces.
Tampoco, se dice, cuenta con documentos o pruebas que muestren los negocios o corruptelas de los dos principales personajes de esta telenovela, el ex Presidente Peña Nieto y el ex secretario de Hacienda y relaciones Exteriores, Luis Videgaray Caso.
Es más, aunque los tuviese, la actual administración no actuaría en contra de los dos políticos más poderosos del sexenio pasado.
La población en México no concibe todavía para qué se gastó tanto dinero en perseguir a Lozoya Austin, traerlo a México en avión especial, para llevarlo al hospital, para mantenerlo hospitalizado 15 días en lo que se preparaba el papeleo para enviarlo a su casa.
Además se le facilitó que pueda ejecutar su firma electrónica para que su plumaje no se manche o se contamine con los olores de las prisiones.
Por eso, se han levantado voces indignadas que se manifiestan en contra de los procedimientos que se usan en el juicio contra Lozoya Austin y algunos familiares de otros procesados solicitan los mismos privilegios.
Hasta ahora no se sabe que resultará de todo esto, si habrá devolución de dinero por parte de los corruptos del pasado, si actuará penalmente en contra de Lozoya Austin o si éste entregará esas pruebas concluyentes que muestren la existencia de la llamada “mafia del poder” o si todo este entramado es parte de una mala novela en la que fueron envueltos y hasta burlados los cándidos personajes de la 4T.