Golpecitos a la mafias
Freddy Sánchez martes 4, Ago 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
“Es de sabios rectificar”…
Y eso parece haber ocurrido en la estrategia de seguridad del actual gobierno federal, con motivo de la captura de “El Marro”.
Uno de esos capos que Andrés Manuel había dicho que no estaría en el interés principal de su administración sexenal, aprender. Porque la prioridad sería garantizar la seguridad.
La cuestión pues, es que justamente se logró atrapar al jefe de una de las organizaciones criminales, que se dio el lujo de amenazar al gobierno de la 4T, después de la captura de la madre y padre del mafioso.
La balandronada del ahora preso, difundida por él mismo en las redes sociales, despertó suspicacias de distinta índole al saber que poco tiempo después de su aprehensión los padres del presunto líder criminal, obtuvieron su libertad.Fue en ese momento, que hubo los que inevitablemente pensaron que tal vez las amenazas de “El Marro” habían logrado su propósito de intimidar a las autoridades.
Una estrategia recurrente entre la delincuencia organizada para evitar acciones en su contra. Como sucedió con el atentado en la Ciudad de México por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación, que por poco logra matar al jefe de la policía.
Es de hacer notar, naturalmente, que en ambos casos los encargados de la seguridad federal manifestaron que los amagos en contra del gobierno por parte de criminales, de ninguna manera se traducirían en frenar y mucho menos simular acciones oficiales contra la delincuencia organizada concediendo a los grupos delictivos una especie de “patente de corso” para seguir delinquiendo a sus anchas.
Y también se advirtió que la decisión judicial de liberar a los padres de “El Marro”, podría haberse debido a un acto de corrupción que se castigaría con todo rigor, de comprobarse complicidades de autoridades con el mafioso que se dio el lujo de amenazar al gobierno.
Así las cosas, la captura de este embravecido y retador criminal, autor supuestamente de un sinnúmero de actividades delictivas, además de su especialidad que ha sido el “huachicol”, lógicamente, induce a pensar en que si no se trató de un “chiripazo”, sino de una suma de investigaciones inteligencia para “cazarlo” y ponerlo a disposición de las autoridades, esto podría significar una rectificación en la política de seguridad con la voluntad de volver a perseguir a los capos.
O por lo menos, la decisión del gobierno de añadir en sus estrategias para abatir la inseguridad en el país, diversas acciones que incluyan también la localización de líderes criminales, con el afán de atraparlos, independientemente, de la diversidad de medidas oficiales tendentes a reforzar lo sustantivo de la nueva acción institucional en contra del crimen organizado.
Y esto último, es por supuesto que para conseguir el abatimiento de los índices de inseguridad en cuanto a la escalada persistente de robos, secuestros, extorsiones, asesinatos y demás conductas criminales en ejecución, no sólo se limite el quehacer público a la persecución de los capos, puesto que en efecto esa estrategia en el pasado fue tan aparatosa como ineficaz.
Tras dos sexenios de sonoros “campanazos” con el encarcelamiento y la muerte de altos dirigentes de las mafias de la delincuencia organizada, lo que no frenó ni siquiera mínimamente el quehacer criminal de las estructuras operativas mafiosas en el país, es de apoyar la tesis de que la lucha contra la criminalidad, no debe limitarse a la captura de los capos por más famosos que estos sean.
Lo verdaderamente plausible será desestructurar a las mafias con acciones que tiendan a descapitalizar a todos y cada uno de sus integrantes y familiares, lo que requiere de auténticos “mazazos” al poderío financiero del crimen organizado y no de pequeños golpecitos a las mafias.