Tirar dinero y criticar eso
Armando Ríos Ruiz viernes 31, Jul 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Por qué el Presidente insiste en la rifa del avión que ni Obama tenía? Esta historia se ha convertido en un distractor que ha servido en diferentes lapsos, de acuerdo con el problema en vigencia. Ahora estamos ya frente a uno de los peores momentos de la historia de México: la caída de nuestra economía a los niveles más bajos que se hayan registrado jamás.
Nadie podría negar, salvo sus ciegos fieles, que en dos años de su arribo a la Presidencia no hemos escuchado una noticia halagüeña. Todas son de espanto, aunque desde el púlpito mañanero las exprese con su sarcástica sonrisa, como si se tratara de una gracia. Como si eso le produjera un enorme placer.
Su comportamiento se extiende a otros ámbitos: saludos cordiales a la madre de El Chapo, cerrazón a usar el cubre boca para servir de ejemplo y evitar muertes; exhibición de amuletos para evadir los efectos de la pandemia; recomendaciones de abrazos y acusaciones con sus mamacitas a los narcotraficantes y muchas otras expresiones parecidas.
Hace unos días realizó una conferencia mañanera desde el hangar en donde se encuentra estacionado el avión, como ejemplo de los excesos cometidos durante los sexenios anteriores, cuando hay tantos pobres.
Podrá no ser parte de su quehacer, pero sí es aspiración de todos los gobernantes del mundo sacar a sus gobernados de la pobreza. En México estamos exactamente al revés. Nuestro Presidente desea con vehemencia convencer a la gente de que es mejor ser pobre, de que acepten su condición para ganar las puertas del cielo, que coman sólo frijoles, arroz y maíz.
Tuvo la ocurrencia de llevar la mañanera al aeropuerto, para que los reporteros que acuden diariamente –excepto los comparsas que sólo preguntan lo que se les instruye− se encarguen de difundir los lujos de gobiernos anteriores; sus privilegios y cómo se dilapidaba el dinero a diestro y siniestro.
“Ya no es igual”, repite, aunque a su llegada ordenó el desmantelamiento del Aeropuerto que se construía en Texcoco, que ocasionó tantas pérdidas que ya nadie atina a calcularlas, de cientos de miles de millones de pesos; la construcción, contra viento y marea, de la refinería de Dos Bocas, cuyo costo se ha multiplicado, no duplicado; el Tren Maya y muchos despilfarros más.
Como ocurre con la pandemia, problema que ha soslayado y que tiene a México rumbo al primer lugar entre los países que se disputan el peor trato, (hasta hoy con 118 mil muertos y no 44 mil, como predica el gobierno), soslaya su forma de vivir en un palacio, porque rehusó hacerlo en Los Pinos. ¿Por qué no alquiló una vivienda en la colonia Bondojito, en Acalotenco o en San Caralampio?
Se sabe que su estancia con su familia en ese lugar tiene un costo de seis millones de pesos al mes. ¿Paga acaso esa renta con su salario, apenas superior a los 100 mil pesos mensuales?
Pero era el avión. Ya no sabe qué hacer con él. Se ha convertido en un estorbo y sólo sirve para continuar con su prurito de denuestos a los gobiernos anteriores. No puede rifarlo porque está rentado. En una ocasión, Javier Jiménez Spriú dijo, cuando era secretario de Comunicaciones, que no era posible venderlo
Realizará una rifa simbólica del mismo, por el precio del mismo, pero no lo entregará. Por esa razón, muchos mexicanos decidimos no entrar al sorteo. Seguro de ganar, un servidor ya había acondicionado cinco cuadras, para meterlo ahí mientras aprendía a volarlo.
Pero mientras hablaba de los excesos cometidos en sexenios anteriores, los estados de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas sufrían los estragos del huracán Hanna, sin que esto hiciera reaccionar al mandatario en favor de los afectados. Más bien se quejó de quienes criticaron su actitud.
Hasta el año 2018 había un acumulado, obra de neoliberales, por más de 300 mil millones de pesos para desastres. Ya los tiró ¿De dónde obtendrá ahora para ayudar a los damnificados? ¿Abandonará una de sus obras faraónicas?