Militarización de México y Jiménez Espriú
Víctor Sánchez Baños viernes 24, Jul 2020Poder y dinero
Víctor Sánchez Baños
- Combate a la corrupción, el motivo
- ¿Los marinos en los puertos, suficiente?
- Policías y marinos civiles; control castrense
- El TP-01, ¿a la intemperie en California?
El rey, en el tablero, es la pieza más débil
Paul Morphy, ajedrecista estadounidense
La semana pasada, en Manzanillo, Colima, el presidente Andrés Manuel López Obrador sacudió el avispero. Ordenó que tanto las administraciones portuarias como las aduanas sean controladas por la Armada de México.
En la conferencia de prensa que dieron AMLO y varios miembros de su gabinete, el secretario de Marina, Rafael Ojeda, molesto ante el cuestionamiento de un reportero, habló de que se tomaba el control de las administraciones portuarias debido a que se trata de posiciones estratégicas para la seguridad nacional.
La decisión presidencial afectó intereses creados en esas oficinas gubernamentales, que al mismo tiempo habían convertido a los puertos en tesoros de corsarios.
Casi paralelamente, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, filtró en medios empresariales la versión que renunciaría al cargo debido a “diferencias” con el presidente López Obrador, por ese tema.
Ayer, el hoy ex titular de SCT dio a conocer que fue la decisión presidencial de dejar en manos de Marina los puertos, la Marina Mercante y la formación de marinos mercantes, que han estado a cargo de la SCT, desde 1970, tendrá una “grave trascendencia” en el futuro de México, en lo económico y en lo político.
Esa decisión de López Obrador fue sorpresiva. Ni siquiera consultó a Jiménez Espriú. Los motivos, que dio a conocer el líder del Ejecutivo son el mejorar la seguridad y evitar el tráfico de drogas que llega a los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas. Por cierto, las capitanías de puertos están dirigidas por militares en retiro o con licencia.
En Lázaro Cárdenas, está el contralmirante Ubaldo Gómez y en Manzanillo, el también contraalmirante, Javier Mendoza Rosales.
Además de Lázaro Cárdenas, Manzanillo, están los puertos de Veracruz y Tuxpan, consideradas las aduanas más importantes, por el flujo de mercancías de todo el país.
El cambio va más allá de un cambio de mando. Se trata de darle “oficialmente” posiciones a los mandos castrenses y el control total a la Secretaría de Marina de esas posiciones que generan miles de millones de dólares. Con el tiempo no podrán ser regresadas a los civiles. Tampoco, el control de las aduanas regresará a los civiles, ya que no veo un Presidente que quiera enfrentarse con la milicia. Aduanas y puertos son fábricas de funcionarios inmensamente ricos.
La corrupción en puertos y aduanas es simple. Se hacen de la vista y los bolsillos gordos, los directivos que dejan pasar al país contrabando, drogas y armas. Pero el negocio es redondo, porque dejan salir materias primas como metales simples y preciosos como el oro, que no son auditados por otras dependencias. O sea, permiten el saqueo de nuestras riquezas mineras mediante “moches” de miles de millones de dólares.
El trasladar a mandos militares las policías estatales y municipales, así como los puertos y algunas aduanas, fue una decisión que se inició con Felipe Calderón y que se mantuvo con Enrique Peña Nieto. Sin embargo, se seleccionaba a militares en retiro o jubilados. Esto, para no militarizar al país. Ahora, en la Cuarta Transformación se oficializa la presencia de las fuerzas armadas, pero en activo. Esto representa una diferencia sustancial.
Jiménez Espriú dijo en su carta de renuncia que la decisión de López Orador de trasladar al ámbito militar de la Secretaría de Marina, las funciones eminentemente civiles de los puertos de Marina Mercante y de la formación de marinos mercantes (que son los civiles que se dedican al transporte de mercancías, obviamente, sin fines militares), fue el motivo de su separación de la SCT.
De alguna forma lo consideró un error en lo económico y en lo político. La militarización no es la solución a los problemas del país, aunque las fuerzas armadas sean notablemente honorables.
PODEROSOS CABALLEROS
JORGE ARGANIS DÍAZ: El nuevo secretario de Comunicaciones es un ingeniero de la UNAM, quien ya conoce a la perfección la forma de actuar de la Cuarta Transformación. Desde el gobierno de López Obrador, estuvo encargado de la dirección de Obras del Gobierno del entonces Distrito Federal, y continuó con el sucesor de AMLO, Marcelo Ebrard. Se estima que no habrá problemas en las decisiones ya que sabe acatar órdenes de sus jefes.
IENOVA: La empresa generadora de energía que preside Carlos Ruiz Sacristán, recortará 200 millones de dólares del monto que tenía estimado para este año en México, debido a retrasos en sus proyectos a consecuencia de la pandemia. Pero, lo más importante es que IENOVA ha registrado retrasos en los permisos que debe otorgar la Secretaría de Energía, que encabeza Rocío Nalhe, así como por juicios que inició a consecuencia de los cambios regulatorios impulsados por esa dependencia. Un paquete de inversiones que se cae debido a la falta de seguridad jurídica en el país.
EL TP-01: El avión presidencial que rechaza el presidente López Obrador regresó a la Ciudad de México, debido a que en el hangar de California donde estaba para ser mostrado a posibles compradores, lo tenían abandonado. Se gastaron 80 millones de pesos en el mantenimiento en aquel hangar, sin la garantía del cuidado que pedía el gobierno mexicano. Pero lo peor del caso, no había necesidad de gastar ese dineral para tenerlo en Estados Unidos, ya que aquí en México se había construido un hangar especial para esa aeronave en el gobierno de Peña Nieto. En pocas palabras, se tira el dinero a la basura por prejuicios políticos.
RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA
TOYOTA: El corporativo regional de Toyota, con sede en Texas, Estados Unidos, nombró al mexicano Luis Lozano como el presidente de Toyota Motor de México a partir del 3 de agosto. Sustituye a Mike Bafan. Tras su nombramiento, ahora será el responsable de los asuntos públicos de la marca en México, incluyendo las áreas de asuntos regulatorios y gubernamentales, legal, compliance, comercio exterior, comunicación y responsabilidad social corporativa de las operaciones de manufactura y ventas de la marca en el país. Tom Sullivan continuará como presidente de Toyota Motor Sales y Lexus de México, responsable de ventas y atención a distribuidores de la marca en México.
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