Lozoya, el consentido
¬ Augusto Corro jueves 23, Jul 2020Punto por punto
Augusto Corro
Uno de los escándalos mayúsculos de los últimos sexenios es el juicio penal en contra el ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya Austin, que estará ante un juez, una vez que recupere su salud. El ex funcionario es acusado de los siguientes delitos: lavado de dinero, cohecho y fraude. Estas acciones podrían estar derivadas de sus relaciones con la empresa transnacional Odebrecht, que involucró a políticos de varios países en negocios turbios con millones de dólares, en actos de corrupción.
En México, se atendieron las denuncias contra Lozoya y las autoridades ordenaron su captura y presentación ante la justicia. El prófugo fue detenido en España y posteriormente extraditado a nuestro país, donde se encuentra ahora en un hospital, tras intervención quirúrgica que se le practicó para superar un problema de hernia hiatal. Hasta que recupere completamente su salud enfrentará al juez de su causa. Por lo pronto, el ex director de Pemex disfruta de su condición de testigo colaborador.
Quiere decir que el ex funcionario se convertirá en colaborador de las autoridades para transparentar las acciones ilegales que llevó a cabo, así como la participación de los políticos que actuaron como cómplices. Ya se anunció que Lozoya trajo un cargamento importante de información que incluyen videos y testimonios de sobornos a políticos para conseguir votos, como ocurrió, con legisladores de la oposición a fin de aprobar reformas a las leyes promovidas por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuyo jefe máximo era el presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Trascendió que entre la información que ofreció Lozoya para llegar a un arreglo con las autoridades mexicanas, se encuentran las grabaciones de supuestos sobornos relacionados con la aprobación de la reforma energética, que podría implicar a ex legisladores y a altos funcionarios de la pasada administración. Con estos datos creció la expectación por saber qué es lo que realmente ofreció el ex director de Pemex que recibió el trato de Persona muy importante (VIP) desde su arribo a la Ciudad de México.
En actitudes infantiles para eludir a los periodistas que esperaban la llegada del extraditado, dos convoyes fueron destinados al evento: uno simularía que llevaba al detenido al reclusorio y el otro se encargaría de trasladarlo al hospital. Fue obvia la acción protectora de las autoridades hacia Lozoya derivada de algún convenio entre autoridades y funcionario. Ahora, lo interesante será conocer el contenido del arreglo. Saber qué beneficios obtendrá en su calidad de testigo colaborador.
¿Se le aplicará todo el peso de la ley a Lozoya? ¿Se le tratará como un reo consentido? ¿Se le aplicará la justicia a la mexicana? ¿Correrá la misma suerte que el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, que poco faltó para que le pidieran perdón los veracruzanos? El caso de Lozoya podría ser más importante que el del ex mandatario estatal, Duarte. El asunto de Lozoya significa un ejemplo de la lucha del gobierno obradorista contra la corrupción. Sería un pez ni flaco ni gordo de la larga lista de corruptos. Los peces gordos, todo mundo lo sabe, son intocables, en todos los sexenios, incluidos el presente. El presidente Andrés Manuel López Obrador condena diariamente la corrupción, pero quienes la propiciaron son intocables.
Por eso mismo, surgen las preguntas obligadas sobre el destino del testigo colaborador en que convirtieron a Lozoya con los beneficios que obtendrá, si es cierto que trae pruebas de las ilegales de sus cómplices; porque desde que piso tierras mexicanas se le trató como salvador de la patria. Lo que sí está muy claro en este caso, es que el ex director de Pemex será una de las banderas de la lucha contra la corrupción que enarbolarán los obradoristas y el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) tan urgido en estos tiempos de mejorar su imagen, ahora deteriorada, por sus interminables pugnas de sus tribus. ¿Usted qué opina amable lector?