120 días y contando…
¬ Edgar Gómez Flores martes 21, Jul 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
A más de 120 días de seguir guardados en nuestras casas o detrás de una careta y/o un cubrebocas, México avanza a paso firme en el nivel de contagios y el nivel de muertes a causa del Covid-19. En pocas semanas alcanzamos y rebasamos a España e Italia y nos acercamos con paso galopante a Reino Unido.
La pandemia parece seguirá con nosotros unos meses más. El crecimiento del nivel de contagios y el inicio de la temporada Otoño–Invierno nos tendrá en un escenario de difícil pronóstico. Esta semana vimos como el gobernador de Quintana Roo declaró su contagio del virus, mientras las playas del Caribe, en su territorio, intentan regresar a una nueva normalidad. Por otro lado, vemos cómo el gobernador de Tabasco, el morenista Adán Augusto López Hernández, confesó que ya no puede con Gatell (el doctor López Gatell), el encargado de administrar la pandemia. Quien parece, no tiene como prioridad controlar la pandemia, sino llevar la crónica de la misma.
Los ciudadanos actuamos con los ojos cerrados en estos meses. Con la poca información que nos es entregada por el gobierno federal y por los gobiernos locales, así como por nuestro instinto. Tratamos, con el olfato y el oido, de tomar decisiones económicas y de vida. Mientras en Palacio Nacional el contador mortuorio avanza. Por su parte, la Secretaría de Salud federal basa el éxito de su administración de la pandemia en la disposición hospitalaria, tanto de camas como de ventiladores. En este sentido, el constante y creciente número de contagios, el inicio de la epidemia estacional de influenza y la apertura económica y social iniciada a partir de la semaforización del país nos hace (intuitivamente) pensar que este escenario de “control” en algunos lugares del país, será rebasado. El único indicador que el gobierno mantiene a su favor es el índice de mortalidad, el cual se encuentra cercano al 12%. La muerte constante de pacientes en México (12 de cada 100 contagiados) permite que, la rotación de camas en los hospitales, no colapse los centros de salud del país.
La caída en el Producto Interno Bruto (a dos dígitos), el inicio adelantado de la carrera electoral del 2021 (en México y en Estados Unidos de América) y la pandemia en medio de nuestras vidas, nos permiten asegurar un futuro incierto, pero en el escenario pesimista. Lo que es seguro es que 20 millones de personas perderán su fuente de ingresos (el 5% de manera formal según el Instituto Mexicano del Seguro Social), morirán más de 50 mil personas por Covid19 (con base en la tendencia) y el país se polarizará entre buenos y malos, entre pobres y ricos. La incertidumbre únicamente se basará en qué tan peor pueden ser estos escenarios.
México y el mundo aprenderán a vivir con un virus o uno nuevo que llegue, aprenderemos a lidiar con gobiernos improvisados para estas pandemias o catástrofes naturales. La población se guiará a ciegas, tocando las paredes y esperando encontrar la salida. Durante esta travesía habrá muerto gente y la esperanza de mucha gente de tener un trabajo, un ingreso y lo que es peor aún; un proyecto de vida. Sin embargo, habremos encontrado algunas cosas valiosas en el encierro; el valor de los espacios dentro del hogar, de la necesidad de hacer comunidad, de la búsqueda de información veraz, del cuidado de la salud y quizás de la importancia de votar por líderes comprometidos con las necesidades básicas de la población.
Por mientras, seguiremos en espera del avance de la pandemia que nos carcome en el centro de nuestra alma y nuestra condición humana que se basa en la movilidad, en la exploración y que ha evolucionado por el contacto constante de persona a persona y de comunidad a comunidad.