Intelecto vs Presidente
Armando Ríos Ruiz lunes 20, Jul 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
La semana pasada, un grupo de 30 intelectuales y periodistas publicaron un pronunciamiento en contra del Presidente de los mexicanos, en el que manifestaron su visión sobre la manera de gobernar al país y llamaron a la ciudadanía a formar un bloque con partidos políticos de oposición para equilibrar con el mandatario el poder, en las elecciones de 2021.
Pienso que hay razón. Lo que muchos hemos visto, desde que el hombre de Macuspana ocupó la primera magistratura, es un atraso monumental en todos los rubros. Una de las principales preocupaciones en el pasado reciente, era la inseguridad, que en un año se acabaría, prometió en campaña. No sólo no fue cierto, sino que se ha incrementado a niveles nunca sospechados.
En economía, jamás en la historia había sido tan pésimamente tratada. En el manejo de las energías vamos volando al pasado más primitivo. En cada dependencia se advierte la novatez, las pifias reiteradas, la ignorancia y la arrogancia de los funcionarios.
En el ataque a los grupos de narcotraficantes, vemos un trato preferencial y hasta selectivo, además de inconformidad de algunos por no recibir las mismas caricias que otros. Han proliferado de manera escandalosa y hasta se han atrevido a retar frontalmente al Estado, sin respuesta. Se exhiben arriba de lujosas y carísimas camionetas armados hasta los dientes y se dice desde el gobierno que se trata de un montaje. ¿Somos tan brutos?
En el principal motivo de la administración, que es acabar con la corrupción, el Inegi sostuvo que está peor que el sexenio pasado. Los que se manifiestan en contra de las ideas del mandatario, son inmediatamente etiquetados de neoliberales y conservadores, con una visión y una aplicación ridículas de los términos. Con ello sólo atina a verse igual que sus empleados: ignorante.
Aun así, una parte importante de los mexicanos grita su aval a la manera de gobernar, cuando hasta hoy se ha mostrado una terrible incapacidad. En prácticamente dos años no hemos sido testigos de la construcción de una sola obra. UNA. Ni de avances en algún rubro ni nada por el estilo. Al contrario, en el Congreso brotan por doquier iniciativas de espanto, para acorralar cada día a los mexicanos, como la de arrendamiento inmobiliario, por ejemplo.
Quizá por eso, muchos dan la razón a aquel empresario que acudió a una de las marchas en contra de la 4T, que en entrevista respondió con mucha seguridad, tal vez a manera de broma o tal vez por advertir una forma de pensar muy sui géneris de los llamados chairos: “está demostrado que los que votaron a favor, tienen el cerebro más pequeño”.
Como era de esperarse respecto a la publicación, la reacción fue en el mismo sentido de siempre. Ni siquiera en algo tan fácil hay el mínimo de ingenio: “dan pena Ajena”. “De verdad no creo que la mayoría apoye el regreso al país de la corrupción, de los potentados, de los intelectuales orgánicos, de los privilegios, de la hipocresía, de la marginación, del clasismo y del racismo”.
Los trató de querer regresar al pasado y no existe el mínimo de razón. Nadie quiere eso. Se trata de exaltar la repulsa a un hombre que todos los días engaña, que expresa un desprecio profundo a México, que sólo está preocupado por realizar sus obras inviables y campañas políticas, que sólo quiere imponer sus caprichos, que no tiene la más remota idea de cómo se gobierna y que quiere que la gente acepte que ser pobre es un privilegio, porque eso le asegurará su estancia en la Presidencia, más allá del 2024.
Un amigo me preguntó si no había alguien a quién escuchara y que lo orientara. Le dije que sí, sólo que sería difícil llegar a él y convencerlo, porque seguramente ni siquiera le interesa nuestro país. Volvió a preguntarme: “¿pero quién? Le contesté: Donald Trump. Es el único que le da las órdenes que quiere y ante quien no fue capaz de presentarse sin cubre bocas.