Pandemia, pobreza y crisis social
¬ Augusto Corro jueves 16, Jul 2020Punto por punto
Augusto Corro
Desde los primeros días de la invasión del coronavirus se pronosticaron los daños incalculables que causaría en la salud pública y en la economía. Esos vaticinios se cumplieron. Fueron rebasados. Hoy, en el mundo hay millones de contagiados y más de 579 mil decesos. Ningún país se salvó del Covid-19. En México, las cifras del miércoles en la mañana registraban 36 mil 327 muertos, 322 mil 486 contagios y 29 mil 329 activos.
Como se ve, aquí en nuestro país, el problema de la pandemia crece y amenaza con agudizar los conflictos económicos que ya se arrastraban sin control alguno. Los expertos vaticinan tiempos difíciles debido a la conjugación de factores en el que juegan un papel importante las enfermedades y la pobreza.
Por ejemplo, el coronavirus tiene un margen amplio de contagio en los millones de mexicanos que padecen enfermedades crónicas como la diabetes, la obesidad y la presión alta. En ese campo, el Covid-19 hace estragos. Además, un amplísimo sector de personas de la tercera edad, también se encuentran en riesgo de padecer el mal.
Y si a todo lo anterior le agrega usted el incumplimiento de las normas sanitarias, el coronavirus tendrá su presencia sin fin entre nosotros. Nuestra única esperanza real de vencer al virus está en el descubrimiento de alguna vacuna salvadora. Mientras, nuestra defensa raquítica está en el uso del cubrebocas, estornudar y toser protegidos con el antebrazo, así como la aplicación de la sana distancia.
Pero no todos los mexicanos se encuentran en condiciones de sortear con éxito los embates del contagio. México tiene más de cincuenta millones de habitantes en la pobreza, a merced de enfermedades. Son miles de pueblos expuestos a la pandemia. En esos lugares las carencias y la falta de atención médica complicarán sus vidas.
Esas poblaciones del sur-sureste de nuestro país necesitan una atención urgente, si las autoridades quieren evitar tragedias mayúsculas. En algunos municipios empezaron a registrarse contagios que urgen la participación inmediata de las autoridades sanitarias. Ya son suficientes las experiencias de los gobiernos municipal, estatale y federal para saber qué tienen que hacer para detener el avance del virus. No hay nada que justifique su demora para auxiliar a los menos tienen.
Regreso al semaforo rojo
Y como si no fueran suficientes esos problemas que azotan a la población, también surgió un nuevo problema: el rebrote del Covid-19. En los estados y en la capital ya se regresó al semáforo sanitario rojo, debido al incremento de contagios y a la indisciplina de la gente que se niega a aplicar las medidas higiénicas preventivas.
En la Ciudad de México parece que no existe la pandemia. Miles de habitantes regresaron a la normalidad (no nueva) para resolver sus problemas económicos o para satisfacer sus vanidades. Usted puede ver en las calles a capitalinos llenar las unidades del transporte público sin protección alguna.
En las calles del primer cuadro de la ciudad es constante el río de gente. Nada parece hacer reflexionar a los paseantes de la necesidad de quedarse en casa. Claro que el hecho de aislarse debe surgir de una idea y de una voluntad propia, pero en una metrópoli con millones de habitantes no es fácil lograrlo. Miles de comerciantes informarles tiene que salir a las vías públicas a vender sus mercancías. El riesgo del contagio se multiplica.
El gobierno capitalino anunció la aplicación de medidas especiales para aquellas colonias que regresan al semáforo rojo. Acciones que considero retrasadas, como es la vigilancia epidemiológica con la población con la asistencia casa por casa para brindar asesoría. Además, habrá lugares para aplicar pruebas Covid-19, así como campañas de información. Ojalá y los capitalinos se pongan las pilas para cuidar su salud y de las personas que los rodean. ¿Usted qué opina amable lector?