Ley de arrendamiento
Armando Ríos Ruiz miércoles 15, Jul 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Salvo las dádivas a los inútiles, a los improductivos, a los que esperan la hora de insertar el plástico en los cajeros, único y agotador esfuerzo en sus vidas porque no están acostumbrados a mover un dedo; hasta hoy, después de dos años de Cuarta Transformación, no se ha visto nada para aplaudirle.
Al revés: cada vez que se habla de alguna reforma constitucional, hay que esperar lo peor, porque siempre van dirigidas a terminar con la tranquilidad de la ciudadanía, principalmente de la trabajadora, de la que aporta a la hacienda pública, de la que se esfuerza por producir para sobrevivir con dignidad, de la que jamás imagina convertirse en lastre, simplemente porque tiene mucha vergüenza.
A estas alturas, jamás hemos conocido de la 4T algo que festejarle. No existe una sola obra qué reconocerle. Siempre es al revés. Si se habla de la pandemia, ha sido tratada de la manera más errónea, al grado de haber enfilado a México en camino de convertirse en el primer país en contagios y muertos.
En combate al crimen, ha “transformado” a México, cierto, en el primer país en muertes sin tener guerra y lo ha conducido hacia la absoluta superación en este rubro. En materia de economía, mucho antes de la aparición del virus maligno estaba ya en la senda hacia su destrucción.
Todos los días se habla de que la pandemia ya da signos de alejarse y por lo tanto, la vida debe volver a la normalidad. De que tocamos piso en economía y de ahí comenzará el ascenso hacia la gloria. De que la táctica de abrazos ya da resultados, cuando cada vez que se emite una declaración de ese tipo, aparecen muertos por todos lados.
Lo anterior, desde luego, abarca lo mínimo de lo que la actual administración ha traído para los mexicanos y de lo que ya esperamos llenos de miedo. También se traduce en la ineptitud total, en la inoperancia, en la ignorancia gigantesca, generalizada, de quienes ocupan cargos en todos los ámbitos, desde los legislativos hasta los administrativos de cualquier rango.
Lo que se hace desde hace dos años, es copiar fielmente las actitudes, los dichos, las acciones del que manda. Si dice: “en el pasado, las cosas se hacían así”, se forma un eco en el hueco cerebro de los funcionarios y repiten sin reparar en lo que dicen. Si se refiere a combatir la pobreza, le copian sin pensar, porque eso cuesta trabajo, y esbozan la misma pifia.
Hace unos días, los diputados de Morena propusieron una reforma en materia de arrendamiento inmobiliario en la que se establece entre otros cambios, poner contra la pared al arrendador, por la amenaza hasta de perder la vivienda que alquila, en caso de no tener contrato de arrendamiento.
Las medidas contenidas en la iniciativa parecen ideadas por aprendices de dictadores que actúan exactamente igual que el modelo venezolano que solía gritar: “¡mañana decomiso esa empresa… no tengo ningún problema para decomisarla!” O bien: “¡Mañana reformo la ley…!”
Mucha gente, principalmente mayor de edad, hizo un gran esfuerzo para comprar un departamento y vivir de la renta que produce. No cuenta con numerario suficiente para contratar los servicios de un abogado, en caso de necesitar un litigio para echar a un cliente moroso. De aprobarse, la reforma dejará en total indefensión a esta clase de la sociedad mexicana.
La iniciativa dejará más bien al arrendador, a merced del arrendatario, quien gozará de todas las ventajas por el hecho de rentar un espacio que se adquirió con mucho esfuerzo.
Legisladores de oposición, abogados, instituciones, organizaciones y partidos políticos se han pronunciado en contra con toda razón. La Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios de la Ciudad de México reconoció la vulnerabilidad de los arrendatarios y ha condenado la iniciativa, igual que otros actores, por descabellada, porque atropella derechos legítimos que se han adquirido con denuedo en todos los casos.