Dos años
¬ Edgar Gómez Flores martes 7, Jul 2020Con mi mano izquierda…
Edgar Gómez Flores
Se cumplieron dos años del triunfo sorprendente del ahora Presidente de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador. A partir de ahí, la vida política y me atrevería a decir, la dinámica social se han transformado. Dentro de los detalles positivos que podemos destacar de esta administración es el intento de recaudación en el Servicio de Administración Tributaria (SAT), donde se han alcanzado acuerdos con ciertas empresas y se intenta evitar el fraude en una de las funciones vitales para el estado, la recaudación de tributos. Por otro lado, también se han dado muestras de eficiencia en la Unidad de Inteligencia Financiera, de la Secretaría de Hacienda, aunque con sesgo en los personajes vigilados por esta institución. Quizás veamos con mejores ojos el resultado de las investigaciones a los personajes cercanos al Presidente, que a la fecha son cuestionados; como, entre varios, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, o el líder del Sindicato Minero, Nepoleón Gómez Urrutia o el titular del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo. Adicionalmente, podemos resaltar la valentía del presidente para día a día, de lunes a viernes, estar frente a los medios de comunicación. Aun cuando esta rutina tiene un fin político, controlar la agenda pública, es un buen ejercicio de transparencia; únicamente faltaría entregar información confiable al Presidente, para no exponer su reputación y evitar las preguntas y periodistas amañados que han demeritado este ejercicio.
Por otro lado, tenemos que hacer un recuento de los “eventos desafortunados” que la mal llamada “Cuarta Transformación” ha sufrido o generado. Y, sobre esto, empezaría con el gran error de desplazar al gobierno saliente de Enrique Peña Nieto. El ímpetu transformador hizo que los funcionarios de salida abandonaran el barco y se convirtieran así en tramitólogos de la entrega. Por otro lado, los recién llegados tomaron el período de entrega como su inicio de actividades. De esta forma abordaron al “pueblo sabio” con una absurda consulta, con el fin de cancelar el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Con esto, el Presidente realizó un tiro de tres bandas con efecto contrario a su gobierno; generó desconfianza en los inversionistas, apalancó a su administración por el pago de los avances de obra y de su manga tuvo que sacar un proyecto alternativo, el aeropuerto de Santa Lucía.
Las ocurrencias de campaña o las del gobierno han servido para distraer a la opnión pública. Sin embargo, se ha vuelto en contra del Presidente y su equipo. La población piensa (las encuestas no me dejarán mentir) que el gobierno es ocurrente y por momentos mentiroso. De esta forma, quedaron en el olvido los planes de decentralizar el gobierno federal; SEP, a Puebla, CFE, a Tuxtla Gutiérrez, Cultura, a Tlaxcala, fueron sueños ocurrentes incumplidos. Pero no tan dañinos como la buena idea, convertida en mala y chusca, de vender el avión presidencial. Pero, estos temas pasarán al anecdotario histórico de nuestro país, no así lo que nos ha heredado esta administración en materia de seguridad. Con 35 mil muertes violentas en 2019, el gobierno federal actual se ha convertido en el más ineficiente para otorgar seguridad a nuestras familias, mientras Andrés Manuel se saluda de mano con la mamá del afamado nacotraficante mexicano Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” o peor aún, decide soltar a su hijo, Ovidio Guzmán López, de un operativo planeado por las fuerzas armadas mexicanas.
Los políticos deben llegar al poder con una ideología, pero deben gobernar con la praxis en el manejo de la administración pública. La Cuatroté ha llevado al extremo lo que ellos creen es su ideología. Por ejemplo, frente a la pandemia del Covid-19, que golpea con fuerza a nuestro país en este momento, se ha puesto como discusión pública el uso del cubrebocas, los postulados matemáticos de cuando una curva se aplana, o la confianza infinita en un servido público (el doctor López-Gatell) quien se ha encargado de realizar, como lo diría Gabriel García Márquez la “Crónica de una muerte anunciada”, no más.
Pasan los días y las ocurrencias. Sin embargo, los ciudadanos esperan los resultados prometidos y los necesarios para seguir una vida cotidiana, trabajar, comer y recrearse. Me temo que en vísperas de las elecciones intermedias federales, lo único que nos llegará son nuevas promesas, nuevos enemigos y un gobierno preocupado para instaurar su ideología, mientras los resultados podrán esperar.