Accidente político
Alberto Vieyra G. viernes 3, Jul 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
México se encamina al naufragio por culpa de un accidente político-electoral, ocurrido el 1 de julio de 2018. Era la tercera alternancia en 85 años, pero el tlatoani resultó muy chafa, muy chindinguas, pues no respondió al cúmulo de esperanzas, por lo cual se le debería llamar asesino de esperanzas. Casi el 53% del padrón electoral -esto es más de 30 millones de mexicanos- que estaban hartos de una clase política corrupta, optaron por el accidente en la democracia mexicana, cabecearon para donde iba el golpe.
Nunca antes en su historia, México había tenido un presidente tan populista, mentiroso con más de 27 mil mentiras y simulador como Andrés Manuel López Obrador. Y como el signo característico de los populistas es la máxima del emperador Romano, Julio César de “Divide y vencerás”, López Obrador cometería lo que, sin duda, es el error mas garrafal del régimen amlista: Dividir y enfrentar al pueblo de México para perpetuar a su partido en el poder, además de revelarse como enemigo público número uno de las instituciones autónomas porque él quiere tener el poder en sus manos, como suelen hacerlo los dictadores.
AMLO provocó un México de buenos contra malos; un México de fifís y chairos; un México de ricos y pobres, en el que los ricos, o sea, los conservadores fifís resultan para él ser el enemigo común de todos los mexicanos, una tesis basada en el nacismo hitleriano que hizo creer a los alemanes que los judíos eran el enemigo común o el perro rabioso al que había que darle el tiro de gracia. Casi los extermina Hitler.
El primer desastre en el accidente político de hace 2 años, ocurriría cuando AMLO canceló por sus pistolas la construcción del aeropuerto de Texcoco, con lo cual mató la confianza de inversionistas en México, además de la nacionalización y cancelación unilateral de contratos con empresas nacionales y extranjeras productoras de energías limpias o renovables, optando por la energía cochina que genera el carbón, cuando todo el mundo está inmerso en las energías limpias que resultan mucho más baratas que las que vende la CFE. El desastre económico que produjo dicha cancelación y la política regresiva de AMLO ha hecho que México no sea una nación viable para invertir y lógicamente para producir empleos.
El segundo desastre provocado por López Obrador fue su infame política de seguridad pública de “abrazos y no balazos”, con lo cual extendió una patente de corso a las mafias criminales para que hagan y deshagan a sus anchas lo que se les venga en gana, pues el gobierno que encabeza AMLO no aplica el estado de Derecho, lo cual ha provocado casi 90 mil crímenes en lo que va de este año, sin contar los casi 30 mil, a razón de la pandemia del coronavirus. Se le contabilizarán todos como, los muertos de AMLO. ¿Será que con su “estrategia” de “abrazos y no balazos”, AMLO se convirtió en socio o cómplice de las mafias criminales?
El tercer desastre sería en la salud, con el nacimiento de un Insabi muerto, con hospitales sin medicamentos, sobre todo oncológicos para paliar el cáncer, sin instrumental clínico y sin una política pública tendiente a garantizar la salud de los mexicanos, sobre todo de muchos millones que no cuentan con ninguna seguridad social.
Son muchos desastres más, pero en los ya citados se puede resumir que en 2 años de metidas de pata de AMLO, la nación azteca camina como un barco a la deriva: sin brújula, sin capitán y sin un proyecto de nación. ¿Hay algo que celebrar?