Crimen sin castigo
Freddy Sánchez martes 30, Jun 2020Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Que quede claro: no es que la vida de un personaje del poder valga más que la de un ciudadano, pero es evidente que si una banda criminal no respeta y mata o intenta matar a un alto funcionario o político en este país, mayor riesgo de morir corremos todos los demás.
De ahí la gravedad de que ni siquiera los encumbrados hombres del sector oficial, (rodeados de protección para su seguridad), estén a salvo. Los sucesos recientes, (con la oportuna reacción policiaca para capturar a buen número de los agresores del jefe de la policía capitalina), hacen ver la imperiosa necesidad de aplicar al máximo la fuerza de la ley.
Y es que aparte de matarse impíamente entre ellos mismos, (a causa de las disputas entre mafias), cada vez es más frecuente ver que las balas asesinas de matones a sueldo no se detienen ante las figuras públicas.
De tiempo atrás se perdió el respeto a las autoridades competentes, ocurriendo continuamente acciones violentas contra funcionarios y políticos.
Así que coincidencia o no, lo que algunos tomaron como bravuconería de “El Marro”, amenazando con tomar desquite por la captura policiaca de su madre y otros familiares, en los hechos violentos acaecidos en Guanajuato, al paso de los días de su amago, sucedió el atentado contra el alto jefe policiaco Omar García, en un acto criminal atribuido al Cártel Jalisco Nueva Generación como parte de la racha de acontecimientos altamente agresivos contra bienes y personas relacionadas con el poder público.
El caso concreto del Secretario de Protección Ciudadana de la Ciudad de México, cuyo intento por matarlo ocurrió a plena luz del día en las Lomas de Chapultepec, evidenció que los criminales que antes procuraban no meterse con altas autoridades, en la actualidad lo hacen sin mesura ni escrúpulos, aunque pudieran ser detenidos o muertos.
Ante este panorama es indispensable reconocer que a estas horas, no hay nadie que pueda decirse a salvo de riesgos atentatorios contra su vida, por más elevada que sea su posición en el gobierno y los sectores legislativo y judicial.
La bestial manera de matar a un juez y su esposa, días antes del atentado contra un funcionario policiaco en la Ciudad de México, amén de un sinnúmero de acciones criminales asesinas en el pasado reciente, cegadoras de otras vidas de gente ligada al poder, demuestra que los ciudadanos lógicamente son los más expuesto a morir a manos delictivas.
Y por esa sencilla razón, es inaceptable que la lucha contra las organizaciones del crimen, se mantenga en un bajo perfil de acción de respuesta a los actos de violencia conocidos, antes de que estos hechos expongan la vida de personajes más altos en la escala del poder, porque cuando no hay freno a la brutalidad, es lógico que habrá más y más violencia.
En virtud a lo anterior, es menester que en las acciones contra las bandas criminales, se vaya mucho más allá de lo que se logró en el caso del jefe de la policía Omar García, siendo imprescindible hacer sentir el poder público con todo rigor, tratando naturalmente de mantenerse dentro de los márgenes del respeto a los derechos humanos, pero sin seguir solapando más actos bestiales de la delincuencia organizada.
Aquella vieja cantinela de que “se usará toda la fuerza del Estado” contra el hampa, hoy más que nunca hay que hacerla una realidad, puesto que a todas luces es imperativo que así ocurra y de ese modo ponerle alto a las mafias, en lo que concierne al libre manejo de recursos financieros como en lo que tiene que ver con sus desplantes violentos y asesinos.
Para lo primero se cuenta con la estrategia de detectar fortunas escondidas en instituciones bancarias, y lo conducente para darle efectividad a lo segundo es indagar con alta eficacia hasta saber dónde se esconden los delincuentes y sus arsenales para proceder a su captura mediante operativos bien planeados. El objetivo a lograr es contener a como dé lugar las matanzas sanguinarias en el país porque la autoridad no puede y es de imaginarse que la mayoría tampoco quiere seguir viendo en México: crimen sin castigo.