Dos palabras para ocultar una emboscada
Miguel Ángel Rivera lunes 29, Jun 2020Clase Política
Miguel Ángel Rivera
Senadores y diputados mexicanos la ganaron al compositor cubano Osvaldo Farrés, quien redujo la relación amorosa hombre-mujer a “Tres palabras”, pues comprimieron el conflicto político-electoral a sólo dos palabras.
Los dos vocablos son muy sencillos y de empleo cotidiano, los cuales, juntos, forman una expresión de uso común. Se trata de entre otras.
Vale precisar que las dos palabras aparecen en la convocatoria a un periodo extraordinario de sesiones que se iniciará hoy en la Cámara de Diputados para aprobar las adecuaciones a seis leyes para cumplir los compromisos de México con sus socios de Estados Unidos y Canadá como parte del Tratado de Libre Comercio, conocido en México simplemente como T-MEC, y que entrará en vigor el inminente día uno de julio.
Esas dos palabras no aparecen en la convocatoria para el periodo extraordinario del Senado, que también fue aprobada en la sesión especial de la Comisión Permanente que fue convocada en fecha especial (domingo) para cumplir los compromisos internacionales.
La “línea dura” de Morena, encabezada por el coordinador de los diputados, Mario Delgado, introdujo el “entre otras” para dejar abierta la posibilidad de introducir iniciativas que dan facultades extraordinarias en materia económica y de seguridad al presidente López Obrador, las cuales han sido bloqueadas una y otra vez por el bloque opositor integrado por las bancadas del PAN, PRI, PRD y MC.
El rechazo a esa expresión “entre otras” ocasionó que se iniciara con un retraso de cuatro horas y luego se prolongara una sesión que debió ser de trámite, pues todas las fuerzas políticas están de acuerdo en la necesidad de adecuar la legislación para poner en marcha un tratado comercial que se presume traerá beneficios para México entero.
Los que la oposición rechaza son los engaños, que en este caso se esconden en sólo dos palabras.
La entrevista AMLO-Trump esconde muchos riesgos
Mi viaje a los Estados Unidos “será una visita de estado” aseguró el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en respuesta a comentarios negativos acerca del eventual encuentro con el mandatario del vecino país, Donald Trump, quien está en plena campaña para tratar de reelegirse y, por tanto, se supone que el interés de su acercamiento con el gobernante mexicano es precisamente de carácter electoral: atraer el voto de los ciudadanos de origen latinoamericano.
En los días recientes las encuestas levantadas en los Estados Unidos acerca de las preferencias de los electores indican que el atrabiliario y beligerante Trump ha quedado rezagado en la competencia frente al candidato del Partido Demócrata, el ex vicepresidente (con Barack Obama) Joe Biden, quien tendría ventaja, entre otras comunidades de la sociedad estadunidense, precisamente entre los llamados “latinos”, dentro de los cuales los mexicanos serían mayoría.
Allí radica el origen de muchas opiniones contrarias a la entrevista Trump-AMLO, pues a querer o no el presidente mexicano quedaría involucrado en una lucha electoral que no redituaría ningún beneficio y sí pondría en riesgo al país, sobre todo en caso de que Trump fuese derrotado, pues se le ubicaría entre sus simpatizantes.
Pero inclusive en caso de una victoria del actual gobernante, tampoco se asegura un mejor trato o beneficios para México, pues Trump, desde su primera campaña, tomó a nuestro país como uno de sus principales antagonistas, desde donde llegan a la Unión Americana numerosos delincuentes o por lo menos individuos que sólo generan cargas al erario de los Estados Unidos.
Por ello, uno de los temas favoritos de sus campañas y de su gobierno ha sido la construcción de un muro a lo largo de la frontera común. De hecho, la confirmación de la entrevista con AMLO lo hizo Trump durante una gira de trabajo (en realidad en evento de campaña) por la frontera para supervisar el avance de las obras para la construcción del muro.
No se fijó fecha para el encuentro, pero el presidente mexicano respondió: “Va a ser pronto, nada más estamos esperando para definir el carácter del encuentro. Nosotros queremos que participe también el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau”.
Presumiblemente, la presencia del premier canadiense serviría para restar un poco el impacto electoral de la visita a Wanshington del mandatario mexicano, quien hasta ese momento se había negado a realizar cualquier viaje al extranjero, sin importar el motivo. Este sería el primer viaje de López Obrador al extranjero desde que asumió la Presidencia en diciembre de 2018.
Para restar más el carácter exclusivo y especial a la entrevista con Trump, el presidente López Obrador deslizó que también planea una visita oficial a China, de la que nada se había comentado con anterioridad.
Lo que sí descartó el presidente mexicano es que la visita a la capital estadunidense se realice el 1 de julio, pues esa fecha la tiene reservada para uno más de sus informes de labores, que esta vez serviría para recordar su victoria en las elecciones presidenciales de 2018.
Es un buen propósito, pero no el momento adecuado
“Es muy mala idea, y coloca a López Obrador justo en medio de una campaña electoral estadunidense”, respondió la ex embajadora de Estados Unidos en México Roberta Jacobson, al comentar la posibilidad del encuentro AMLO-Trump.
La opinión de la ex representante diplomática puede ser interesada, pues ella milita en la oposición a Trump, pero en el caso de México no se puede considerar sesgada por cuestiones políticas, sobre todo que fue recogida, como parte una nota general titulada “En EU, reacciones de preocupación por posible visita de AMLO a Trump”, firmada por David Brooks, corresponsal del diario La Jornada, medio que está lejos de ser acusado de antagonista del régimen de la llamada Cuarta Transformación.
De acuerdo con la versión de Brooks, la ex embajadora también recordó, “como ha sido señalado por un ex colega mío, en el pasado Estados Unidos ha sido escrupuloso en evitar ser percibido como interfiriendo en las elecciones de México: cuando el [entonces] vicepresidente Joe Biden viajó a México antes de las elecciones de 2012, se reunió con los tres candidatos [presidenciales] ahí, en orden alfabético, para evitar ser visto como favoreciendo a alguno. Yo estuve en ese viaje. Es una pena que López Obrador no sea igual de cauteloso, especialmente después del fiasco del viaje de Trump a México en 2016”.
La nota también incluye la opinión de Lucas Benítez, dirigente y cofundador de la Coalición de Trabajadores de Immokalee -condecorada con la Medalla Presidencial y premiada por el Centro de Derechos Humanos Robert Kennedy y la Iniciativa Clinton y el Instituto Roosevelt entre otros-, quien indicó López Obrador “sería visto entre sectores de trabajadores inmigrantes como que realmente vino a doblegarse ante alguien que nos ha faltado el respeto a todos los mexicanos y a todos los inmigrantes de diferentes maneras, incluyendo la presente en que estamos viviendo dentro de una pandemia”.
También cabe recordar que la posición del primer mandatario mexicano difiere mucho de la que sostuvo como dirigente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), cuando se sumó a las voces que censuraron a la administración del ex presidente Enrique Peña Nieto por haber invitado al entonces candidato presidencial.
“Yo soy partidario de no intervenir en los asuntos que corresponden a otros países. Creo que es un error de Peña tomar partido en algo que no nos compete porque nosotros debemos de ser prudentes, precavidos y no meternos en la vida interna de otro país para que ellos no se metan en las decisiones que sólo corresponden a los mexicanos”, expresó López Obrador.
En esa época, entrevistado para la cadena Univisión por León Krauze, el presidente de Morena dijo también:
“ (Peña Nieto ha) cometido dos grandes errores con Donald Trump. El primero, es haberse involucrado en la campaña electoral de Estados Unidos, invitando al entonces candidato republicano a Los Pinos. Y el segundo, no comprender que la estrategia del nuevo presidente de Estados Unidos, de atacar a los mexicanos en su discurso, persigue un fin político y no económico”.
También opinó que Trump: “le ha faltado al respeto a la diplomacia, a lo que debe ser una relación respetuosa con pueblos, naciones y gobiernos en el mundo”.