Vacíos del Estado
Francisco Rodríguez jueves 18, Feb 2010Índice político
Francisco Rodríguez
¿CUÁLES SON LOS espacios que, vacíos, ocupa la criminalidad? ¿Los que deja libres la sociedad, como hace dos días dijo en Puebla el señor Felipe Calderón? ¿Los que abandona la autoridad, cuál es característica de los Estados fallidos?
La respuesta, para algunos, podría ser similar a aquella que interroga sobre si primero fue el huevo o lo fue la gallina.
Compuesto el Estado mexicano por territorio, población, gobierno, las responsabilidades de los vacíos podrían ser recíprocas, pero indudablemente, aquí y ahora, es la autoridad la que ha abandonado a la sociedad a su suerte.
En una alocución ante un auditorio popular, el ocupante de Los Pinos redujo el problema al abandono de los parques e instalaciones municipales deportivas, en las que el narcomenudeo ha sentado sus reales. Tal incuria la imputó a vecinos, padres de familia, a los mismos niños y jóvenes.
Otra vez, pues, el señor Calderón aparece eludiendo las responsabilidades del jefe de Estado que pretende ser.
Porque justo el mismo día en el que las anteriores declaraciones del michoacano se produjeron, en la capital nacional se publicitaban otras, las del presidente del Tribunal Superior Agrario, magistrado Ricardo García Villalobos, en las que se daba cuenta de cómo ha sido la autoridad la que ha abierto a la delincuencia los espacios para su accionar.
La nota, la “de ocho”, es que el narcotráfico controla alrededor del 30 por ciento de las tierras del campo en México, en las que los delincuentes tienen una cantidad incalculable de plantíos de marihuana y amapola, que crecen junto a cultivos de productos legales de campesinos. Tal la denuncia de García Villalobos.
Los tribunales agrarios han podido constatar que los cárteles de la droga mantienen el control en algunas zonas sin que las autoridades asuman medidas para frenar esta amenaza. “La delincuencia organizada se está apoderando del campo mexicano, y no siento que exista una política de Estado para apoyarlo como tema de seguridad nacional”, dijo el magistrado presidente del Tribunal.
El narcotráfico constituye un problema de seguridad en el campo desde hace muchos años. Se dejó crecer por la corrupción y ahora ha querido tomar esos espacios que dejó el Estado, insistió García Villalobos en el seminario organizado por la Barra Mexicana del Colegio de Abogados.
El magistrado insistió en que todo ello también es consecuencia del incremento de la pobreza rural que ha llevado a la población a situaciones delictivas “catastróficas”, como sucede en algunos estados donde los campesinos alquilan sus tierras a los cárteles de la droga para subsistir.
En su denuncia, García Villalobos también afirmó que los cárteles de la droga se han convertido en una de las principales fuentes financieras de los productores agrarios que, en plena crisis económica, han tenido que recurrir a otras alternativas para poder adquirir semillas y material para mantener sus cultivos.
“Hay una especie de sustitución” del Estado por parte del narcotráfico que da “seguridad y hasta armas” a los campesinos, alertó el declarante.
Y todo ello no nada más sucede en el campo.
Paulatinamente, el narcotráfico ha infiltrado no nada más a los cuerpos policíacos, también a instancias administrativas como Aduanas, Migración, inspectores de locales donde se expende alcohol y todos los que usted pueda imaginarse.
No son los vecinos, ni los padres de familia, menos aún los jóvenes y los niños quienes ceden los espacios públicos a los delincuentes.
Es la misma autoridad la que da forma al Estado fallido, en el que cada vez más el gobierno central tiene escaso control sobre lo que sucede en el territorio… y sobre lo que en realidad acontece en la sociedad.
Pero como se trata de excusas, los niños y jóvenes son los culpables por no usar las pistas y las canchas de las unidades deportivas.
¿Cómo lo ve usted?
Índice Flamígero: La docta opinión del psicoanalista social José Antonio Lara Peinado sobre el caso Gómez Mont: “La mitomanía es la compulsión a mentir, tal cual nos la ha dejado ver el señor Gómez Mont. Sus declaraciones del martes son en primera instancia una justificación y, en un segundo momento, son de un cinismo grave. Lo único que dejan ver es a un sujeto que está conteniendo impulsos agresivos, se envalentona y nunca va al grano de lo que se le pregunta. Tanto rodeo en las respuestas refuerza la tesis de que miente. Habla cual si fuera un niño que ha hecho algo prohibido a escondidas de su padre; sin embargo, esto es propio de lo que se llama regresión, una regresión es la tendencia a comportarse y a hablar no como un adulto sino como un niño. Habla con un seudosentimiento de culpa y termina envalentonado diciendo que va a hacerse responsable de lo que hizo con su jefe…”.