El atentado
Ramón Zurita Sahagún lunes 29, Jun 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Si algo quedó expuesto con los hechos violentos del pasado viernes es la cada vez más terrible incredulidad de la población mexicana, sobre diversos eventos.
La velocidad con que se desplazan las redes sociales nos mostró realidades distintas sobre lo ocurrido en el hecho violento en que fueron asesinadas tres personas.
También nos muestra una total irresponsabilidad de muchas partes, exponiendo tanto al funcionario atacado del que prontamente se supo donde estaba hospitalizado, así como mostrando la terrible inoperancia de los llamados C5 que dan respuesta tardía, pero no previenen hechos, como la presencia de vehículos y grupos sospechosos que no fueron detectados a través de 15 mil cámaras, tal y como sucedió con la fuga de “El Chapo”.
Con todo esto, vale la pena preguntar: ¿existirá alguien con tan alto grado de maldad y perversidad cómo para haber creado el escenario del atentado, sacrificando vidas y exponiendo otras, para forjar el nacimiento de un nuevo héroe policíaco, como aseguran algunos maledicentes.
Del suceso ocurrido el viernes 26 de junio en pleno Paseo de la Reforma circulan dos versiones, tratando ambas de clarificar lo sucedido en la madrugada de ese día.
Una, la del heroísmo del funcionario policíaco (Omar García) y sus escoltas de soportar el artero fuego de armas de alto calibre, incluidos fusiles Barrett que no fueron capaces de penetrar un blindaje 7 y que con todo y estar herido es capaz de identificar prontamente a su agresores y de enviar mensajes de aliento a la población.
A eso se le añade la capacidad de reacción de los cuerpos policíacos a su mando que en menos de dos minutos ya estaban ahí, deteniendo a los agresores y trasladándolo a un lejano hospital en la parte contraria de la ciudad y en unas pocas horas deteniendo a los asesinos físicos y también a los intelectuales, sin grandes problemas.
Los detractores de esta versión establecen la eficacia que han tenido en este tipo de atentados los diversos grupos delincuenciales que en más de una docena de ocasiones han actuado en contra de titulares policíacos con gran precisión, logrando su propósito.
Precisan también que los cuerpos de seguridad de la capital no han mostrado este tipo de reacción en ninguna ocasión anterior, dilatándose en acudir al sitio de los hechos bastante tiempo, pero que además de acuerdo con las detenciones muestran que tienen plenamente identificados a los grupos delincuenciales, a los que no han conseguido frenar.
Hay quienes señalan que surgen muchas dudas sobre lo sucedido en las Lomas de Chapultepec que sin importar la versión real, dejaron tres personas muertas, incluidos una ciudadana ajena al tema y dos escoltas del jefe policíaco.
Hay otros que divulgan versiones que están permeando en alguna parte de la población, especialmente aquella que alienta a la ciudadanía para provocar la renuncia (licencia) del Presidente de la República.
Se dice que el atentado contra Omar García fue todo un montaje, en el que no les importó sacrificar vidas, con tal de desviar la atención sobre otros temas e ir forjando la figura de un nuevo héroe policíaco, ante los fracasos tenidos en la presente administración en su lucha contra el crimen organizado y diseñar una nueva estrategia.
Sea como haya sido, el atentado en contra del titular policíaco de la CDMX es un reflejo de la violencia que aqueja a todo el país y que además deja en claro que en cuestión de brutalidad no hay barrera que frene a quienes intenten cometerlo, sea o no convenido.No resulta ser sorpresivo el hecho, ya que eventos como ese se han cometido por decenas en el país en las más recientes dos décadas, aunque si deja atónitos por la forma de operar, sin importar las consecuencias que provocara: en plena zona urbana y con un equipo altamente sofisticado.
El desafío es grande, ya que si fue todo un operativo para terminar con la vida de un jefe policíaco que no ha mostrado realmente sus alcances, el peligro es inminente, pues otros personajes de la 4T de gran presencia también han sido amenazados. Para el gobierno, el desafío es recuperar la credibilidad, mediante acciones que confirmen la realidad y no den paso a especulaciones.
Lo que está claro es que “haiga sido como haiga sido” la población nos encontramos indefensos ante las cada vez más frecuentes expresiones de violencia en los sitios más inesperados.