Estrategia inservible
Armando Ríos Ruiz viernes 26, Jun 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
¿Qué hizo José Antonio Yepéz Ortiz, alias El Marro, líder huachicolero del cártel de Santa Rosa de Lima, en Guanajuato, para que las autoridades policíacas hayan decidido realizar una embestida contra sus familiares y, obviamente, contra sus intereses? La pregunta viene a cuento, porque La estrategia de este gobierno, se ha repetido infinidad de veces, consiste en dar abrazos a los delincuentes.
Estos, también se ha mencionado infinidad de ocasiones, son seres humanos y como tales, merecen respeto, aun cuando la respuesta no sea parecida y se circunscriba a la actitud más cercana a su animalidad: la violencia.
Además, parece que nadie ha hecho caso a la recomendación presidencial de acusarlos con sus mamacitas para que abandonen la senda del mal. Tal vez porque los mexicanos no creen en la efectividad de tal estrategia.
Lo que ocurrió en Guanajuato, con la aprehensión de madre y familiares de El Marro, atizó el sentimiento más primitivo del delincuente, quien profirió amenazas contra todo lo que represente la forma más elemental de gobierno. “¡se va a poner a peso el kilo!”, sentenció.
Negocios, automóviles, bloqueo de carreteras y otros ilícitos, comenzaron a aparecer en el estado del Bajío. Tal vez no todas las acometidas sean de su cosecha, pero de que comenzó a actuar en contra de la acción del gobierno, ni dudarlo. Seguramente está envalentonado por otras actitudes asumidas, como la detención de Ovidio Guzmán, hijo de El Chapo, a quien dejaron ir inmediatamente después de su captura, como todo mundo sabe.
A lo mejor El Marro sí responde a la descripción del tipo de delincuentes que deben ser perseguidos, por dedicarse a la actividad que el Primer Magistrado de la Nación comenzó a reprimir: el huachicoleo. Y que luego de iniciar la investigación, asumió actitudes triunfalistas, al anunciar que había acabado con ese delito. Sin embargo, no logró siquiera menguarlo.
Gente que trabaja y prestó sus servicios en Petróleos Mexicanos, asegura que el delito sólo se acabó en la mente del Presidente. Inclusive retan: “que vaya a las plataformas, para que se entere de que el huachicoleo en tierra, no es siquiera asomo de lo que ocurre en el mar, en donde se trafica el hidrocarburo en cantidades inimaginables”.
El crimen ha crecido a tales niveles, que sólo en un estado de 31, más la Ciudad de México, ocurre que las autoridades no saben por dónde comenzar para abatirlo. Se nota que no hay capacidad, decisión ni idea. Cada día, los delitos que se cometen en todos lados crecen, ante una estrategia fallida que por más que así queda demostrado, se insiste en sostenerla. Como que existe un afán perverso de abandonar a la sociedad a su suerte, porque es más importante hacer campañas que gobernar.
Ayer se supo también, que Joel Negrete Barrera, ex candidato de Morena a la presidencia municipal de Abasolo, Guanajuato, fue asesinado por dos hombres armados que tripulaban una motocicleta.
El político había publicado una carta dirigida a El Marro. Le pidió consideración y respeto para todos los que son ajenos a la confrontación del Estado contra su persona y organización. Le dijo que la población civil no es responsable del cambio de actitud de las corruptas autoridades.
Evidentemente, se refería a que el gobierno lo había respetado y no se había metido con él, para que asumiera actitudes violentas. Su proceder tenía la intención de tranquilizar al delincuente, pero a falta de una respuesta, correspondiente a su intervención, encontró la muerte.
Ahora, las autoridades están obligadas a realizar una persecución seria. No es posible que un delincuente se erija en dueño de un lugar, sólo porque sabe que no se les persigue. La muerte de un hombre ni los actos delictivos que mantienen asolada una región, no ameritan que se mantenga la misma contemplación, la misma inactividad, la misma consideración.