El país de los complots
Ramón Zurita Sahagún jueves 25, Jun 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde que se fundó como Nueva España, convertido en un virreinato, México se ha significado como un país de conspiraciones, complots, conjuras, insidias y chismes en las altas cúpulas con el pretexto de defender la soberanía, la democracia o simplemente el estatus de cada uno.
Martín Cortés, hijo del conquistador Hernán y sus hermanos, fueron miembro de una de las primeras conspiraciones que hubo en el extenso territorio perteneciente a la Corona Española.
Y aunque otros como Fray Melchor de Talamantes, encabezó en la primera década del Siglo XIX una nueva conjura para proclamar la separación de la Nueva España de la Corona Española, fue hasta al conspiración de Querétaro que cuajó la idea de la Independencia de México, la que se concretó 11 años más tardes del inicio de la gesta de Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Aldama, Josefa Ortiz y otros más.
La primera y segunda década de la Independencia estuvo marcada por las sublevaciones, rebeliones, complots, provenientes, principalmente, de la logia Yorkina y el rito Escocés.
Todavía en las décadas siguientes siguieron las conjuras, exitosas las más y fracasadas dos de las más importantes que costaron sangre y miles de vidas. Mediante algunas de ellas Antonio López de Santa Ana consiguió una y otra vez ser Presidente, mientras que las provenientes de la derecha fracasaron cada una en tres años. Los conservadores fueron derrotados en la Guerra de los Tres Años y quienes conjuraron para obsequiarle la Corona de México a Napoleón III que la cedió a Maximiliano de Habsburgo, cayeron vencidos también en tres años.
La revuelta de Tuxtepec y la Revolución Mexicana también estuvieron precedidas de sendas conjuras, exitosas, por cierto.
La vida de México se debatió entre conjuras, complots, conspiraciones y sobre todo ambición por el poder político. Una de esas conjuras terminó con el gobierno democrático de Francisco I. Madero y otra más, mediante El Plan de Agua Prieta, con la presidencia de Venustiano Carranza, después vinieron la masacre de Huitzilac, la rebelión Escobarista y otras más que costaron sangre e impidieron el desarrollo que se esperaba para el país, como venía sucediendo con gran frecuencia.
Los años han seguido pasando en medio de filtraciones sobre supuestas conjuras, algunas reales, otras ficticias que mantienen en zozobra sobre la ruta que debe continuar el país.
Y es que los mexicanos somos dados a impresionarnos o creer en lo que nos cuentan, sin verificarlo antes.
En algunos casos los complots se remontaban al supuesto interés de los comunistas por apropiarse del país, en otros se vuelve la vista a los conservadores, cuya presencia se vuelve obsesiva en algunos líderes políticos.
La riqueza de unos parece no gustarle a la clase política advenediza que se afana cada sexenio en igualarse con esos poderos millonarios para ser tratados por igual. Centenas de políticos salen de los tres niveles de gobierno, federal, estatal y municipal, convertidos en potentados.
Es por eso que nadie debería sorprenderse con los señalamientos de complots estructurados desde las esferas del poder empresarial, pasando por el político, en que se ubican los adversarios y con el consiguiente respaldo de ciertos intelectuales, como ha sucedido en todas las etapas del país, sea en su época de Virreinato o de país Independiente.
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Finalmente el saldo del sismo de 7.5 grados con epicentro en Oaxaca no dejó un saldo tan blanco como se pensó en un inicio, ya que cuando menos siete personas murieron como consecuencia del mismo y un cerro (La Sirena) se desgajó en San Juan Ozolotepec, del municipio de Miahuatlán.
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En Tabasco se perfila un interesante duelo por la alcaldía de Centro que comprende la capital del estado: los priistas tienen dispuesto al ex gobernador Andrés R. Granier, los perredistas piensan en el ex candidato a gobernador, Gerardo Gaudiano, en MORENA piensan convencer a la senadora Mónica Fernández Balboa, para perfilarla al gobierno del estado y hay otros personajes que se mueven con mucha celeridad.