Institución presidencial
Alberto Vieyra G. jueves 25, Jun 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Durante casi un siglo tres instituciones eran intocables en México: La virgen de Guadalupe, la Lotería Nacional y el Presidente de la República.
Desde 1987, año que marca la gran pluralidad política en México, ese principio se derrumbó cuando el sistema político priísta les soltó la rienda a los medios de comunicación, permitiendo que los periodistas fuesen más críticos y acuciosos en sus investigaciones, sobre todo en materia de corrupción, aunque muchos han tenido que correr el riesgo de ser asesinados o despedidos de los medios de comunicación y todo por ejercer a plenitud la libertar de expresión.
Sí, la institución o investidura presidencial dejaría de ser esa institución intocable y quedaría expuesta al escrutinio público de la gran prensa nacional. ¿Pero qué es la investidura presidencial o la institución presidencial?
La investidura presidencial se refiere a la ceremonia de la máxima liturgia de la política de México, en la que el Congreso de la Unión le otorga al nuevo Presidente electo la investidura presidencial haciendo jurar y respetar la Constitución con una envoltura de oropel con fuero constitucional. Y la institución presidencial se refiere a la autoridad que ejercerá ese gobernante desde la Presidencia de la República y como representante ejecutivo de las instituciones nacionales.
En suma, debemos entender que la investidura presidencial genera una autoridad moral que respalda la autoridad de las instituciones que operan en toda la estructura política y social del país, llámense Secretarías de Estado y demás instituciones autónomas.
Todo esto viene a cuento porque en las últimas semanas, el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha quejado amargamente de que la gente, sobre todo sus opositores políticos, no respeta la institución presidencial o su investidura. Es lógico que quienes contrastan sus promesas de campaña electoral con la realidad actual sí, con sus ocurrencias políticas, manifiestan abiertamente sus críticas y descontento, pues no pocos, como el novelista Francisco Martín Moreno juzgan que AMLO resultó todo un fraude político, un gobernante inepto que ha propiciado mucha falta de respeto hacia la institución presidencial o como él dice, la investidura presidencial.
A ver, a ver. Usted y yo sabemos que el respeto se gana. ¿Cómo debería ganarse AMLO el respeto de todos los mexicanos o de la gran mayoría? Con acciones de gobierno serias que merezcan el respeto ciudadano y no con ocurrencias ni dislates que despierten la mofa y la chunga de propios y extraños como el torpe invento del panfleto del BOA, con el cual AMLO profundiza en la división del país o cuando al referirse de nuestros muertos por el coronavirus nos sale con el infame cuento moralino de que “no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el coronavirus”. Ah caray ¿quiere decir que los más de 21 mil muertos que ya suman por la pandemia del siglo fueron porque robaron, traicionaron o mintieron? ¡Qué poco respeto del Presidente hacia nuestros muertos y hacia la investidura presidencial!
Vicente Fox fue otro frívolo que con más de 500 dislates le causó mucho daño a la institución presidencial, igual que AMLO, quien ilusamente cree que con torpezas como “abrazos y no balazos” para combatir a las mafias criminales y de que el coronavirus “está domado” o que le cayó como “anillo al dedo” a su gobierno tapándole el desastre económico causado al país o la crisis de salud con un moribundo Insabi y con un sistema hospitalario sin medicinas e instrumental, porque él privilegia su clientela electoral, en lugar de la salud de todos los mexicanos. En fin, la salud de los mexicanos y su inusitada ligereza para compararse en humanismo con Mandela, Jesucristo y otros personajes claves en la historia de la humanidad.
Inmensa, la cantidad de ocurrencias con las que AMLO ha querido gobernar a México y el principal irrespetuoso de la investidura y la institución presidencial se llama Andrés Manuel López Obrador, por lo que habrá que recomendarle que antes de hablar, conecte su lengua con el cerebro o para estar en tono con el coronavirus. que antes de hablar sanitize sus ideas para no seguir destruyendo a la institución presidencial o la investidura.