De temblores
Ramón Zurita Sahagún miércoles 24, Jun 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El susto fue grande, la alarma sísmica se escuchó muy prolongada, lo que permitió a la mayoría de las personas tomar sus precauciones, salir a la calle o en su defecto, subir a las azoteas de los edificios y, por fortuna, el saldo fue blanco, según los primeros reportes.
El epicentro se localizó en Oaxaca y, según registro, alcanzó la magnitud de 7.5 grados, lo que hizo moverse la tierra en sus eternos reacomodos, generando susto entre los habitantes de las zonas en las que se sintió con mayor magnitud, especialmente la Ciudad de México.
Desde hace algún tiempo se sentía el ambiente propicio para este tipo de movimientos que se convierten en más comunes cada vez y con alto índice de peligrosidad.
Y es que las tragedias casi nunca se presentan solas, ya que México se encuentra en una de las etapas más peligrosas de la pandemia de Covid-19, rebasando la cifra de los veinte mil fallecidos por este virus, aunque hay quienes contabilizan una cifra por encima de ésa.
La posibilidad de sismo se encontraba latente, ya fuese por supercherías, leyendas, mitos o simplemente por los memes que circulan alrededor de eso, que en broma o en serio advertían sobre qué hacer en caso de sismo durante la pandemia: saldría uno por familia, tendrían que llevar el cubrebocas, gel antibacterial y que el que no lo hiciese sería regresado a su casa, etc.
Pues el momento se presentó y la gente de la CDMX reaccionó de la manera correcta, sin alterarse, ni entrar en pánico, empujarse, sino que simplemente ya parece acostumbrado a este tipo de fenómenos naturales.
En esta ocasión, a pesar de lo fuerte del sismo que fue menor al de 1985 que llegó a 8.1 y superior a los 7.1 del de 2017, no produjo daños de gran magnitud, aunque se sabe de alguna pérdida humana en Oaxaca, lejos del número de fallecidos en aquellos dos que dejaron grandes heridas entre la población capitalina y la de algunas otras zonas del país.
La magnitud del sismo se sintió más en algunas colonias de la CDMX, mientras que en otras fue más leve, pero también en otros estados como Chiapas, Tabasco, Veracruz, Puebla y lógicamente Oaxaca, entre otros, se sintió con mayor fuerza.
Pero si el temblor con epicentro en Oaxaca puso a la población en jaque, el sismo que se viene desde el gobierno federal produce temor entre algunas empresas, grandes que usaron a las factureras como un medio de obtener mayores ganancias.
De acuerdo con el SAT hay un gran fraude por 93 mil millones de pesos. Se trata de 43 empresas dedicadas a la venta de facturas falsas que eran presentadas ante las autoridades hacendarias en las declaraciones de impuestos.
“Se les acabó la fiesta”, dijeron las autoridades hacendarias que por medio del Procurador Fiscal de la Federación, Carlos Romero Aranda, serán presentadas bajo los delitos de defraudación fiscal y lavado de dinero, para equipararlos con delincuencia organizada.
La denuncia será presentada en la Fiscalía General de la República en contra de siete grandes empresas que se vieron beneficiadas con la adquisición de facturas falsas.
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Rabindranath Salazar es un político morelense pieza de sacrificio constante, que se adapta a todo. Fue uno de los primeros senadores del PRD en pasarse a Morena, por lo que se convirtió en el candidato natural al gobierno estatal. Cuando ya estaba listo para lanzar su candidatura fue avisado que irían en alianza con el PES y su candidato Cuauhtémoc Blanco y que vendría un premio de consolación en el gobierno federal. Le llegó con el llamado Banco del Bienestar y la candidatura de su hermano Radamés al Senado de la República. Ahora que el Banco del Bienestar será fundamental en el desarrollo del país, Rabindranath es movido de él y enviado como subsecretario de Gobernación, en un enroque que no le favorece en nada.