En defensa del Presidente
Armando Ríos Ruiz lunes 22, Jun 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Tres partidos políticos acordaron defender al Presidente de ciertas fuerzas políticas y de otra índole, que amenazan con hacer lo de siempre: actuar en los momentos de efervescencia, aunque en esta ocasión, de acuerdo también con los cambios efectuados en la Constitución, con la finalidad de evitar que cometa fraudes llegada la hora de someter a consideración de la ciudadanía la revocación de mandato, o que eche a andar la maquinaria de la reelección en 2024.
Alfonso Ramírez Cuéllar, de Morena, quien trata a toda costa de llamar la atención del máximo mandatario; Alberto Anaya, del PT y Carlos Puente, del Verde Ecologista, los dos últimos buscadores de oportunidades durante toda su existencia e igualmente, anhelosos perseguidores de simpatía, formularon el planteamiento.
Dieron a conocer que el 4 de julio próximo realizarán un “gran diálogo nacional virtual”, para cerrar filas con el mandatario. Aún se desconoce cómo harán posible ese coloquio de manera virtual. ¿Cuántos podrán conectarse o querrán hacerlo, con alguna aplicación que permita la participación de muchos interesados?
El dirigente de Morena expuso: Se trata de un acuerdo de unidad y defensa institucional. Vemos con preocupación que desde distintos sectores, la oposición y organismos empresariales han iniciado una campaña que puede romper la institucionalidad en el país; encontramos revancha electoral que puede trastocar organismos”
También se refirió a la intervención de organizaciones externas en los procesos electorales, que debe evitarse. El apoyo sin condiciones al Ejecutivo y a las transformaciones que lleva a cabo, resultan entonces necesarias.
En virtud de la ambigüedad de la propuesta, no queda más que imaginar que tal vez se refiere a los enormes boquetes que el mismo mandatario ha abierto en diferentes frentes, como el político y el empresarial, a quienes un día sí y otro también, cita en sus disertaciones cotidianas para denostarlos. Pero también es obvio que se refiere a otros actores, como a los grupos que han surgido para descalificar al gobierno y a su cotidiana verborrea utilizada para amenazar.
Respecto a los dos primeros, es curioso que atraigan la atención de los dirigentes, autores de la idea, cuando en toda la historia del país han estado pendientes y presentes de lo que hace un mandatario que pertenece a un organismo político diferente. Es obvio y corresponde a cualquier democracia, que quienes difieren luchen por imponerse e imponer sus ideales, como lo hizo el que ahora manda.
Pero en estos momentos, existen grupos de la sociedad civil que no pueden admitir una forma de gobernar disparatada, incongruente, dictatorial; que se muestran preocupados por evitar que lo que consideran una amenaza por emprender acciones contrarias al progreso, al bienestar y a la paz social, continúen adelante, como si en los comicios, los electores hubieran entregado el país en propiedad.
¿Se sabe acaso del proyecto recién cocinado, denominado “Ciudadanos Alertadores”, que consiste en la acusación a compañeros de trabajo de incurrir en cohecho, desvío de recursos, acoso sexual, de manera secreta, anónima, sin pruebas? Se transformarán pues, en orejas del gobierno y estará bajo la jurisdicción de la Secretaría de la Función Pública, cuya titular está hoy en entredicho por actos de corrupción.
Y mañana, tan “atinado” proyecto, ¿no se extenderá a las calles de México para que los ciudadanos sean vigilados igual que lo hacía la Gestapo y la KGB, para encerrar y castigar, de acuerdo a la voluntad del vigilante? ¿No existe el riesgo de legitimar de esta forma los actos de venganza?
Los autores de semejante “ideota” deben estar muy preocupados por la creciente ola motivada por una organización denominada FRENAA, con actividades a plena luz del día, a la que diariamente se suman miles de mexicanos inconformes, pobres, clasemedieros y ricos, acusados sin distinción, de fifís y de conservadores. De querer conservar privilegios, cuando uno de sus pronunciamientos es luchar contra la corrupción, que, pese a todo, hoy está más crecida que nunca.