Oscuro panorama económico
Luis Muñoz lunes 15, Jun 2020Segunda vuelta
Luis Muñoz
Cada día que pasa las proyecciones económicas son peores…la situación es grave, pues la caída del PIB mundial a consecuencia de la pandemia del Covid-19 alcanzará una profundidad de 6% en el escenario moderado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para este año. En México, la situación no es no menor.
La OCDE ha señalado que el desempeño económico de nuestro país durante los últimos 20 años no ha estado a la altura de sus posibilidades (ahora menos con la crisis sanitaria), si se compara con el dinamismo de otras economías emergentes.
A pesar del optimismo gubernamental, si México no consigue elevar de forma considerable su tasa de crecimiento a largo plazo, llevará varias generaciones lograr una convergencia con los niveles de vida de otros países de la OCDE.
Las reformas para aumentar la calidad de la educación primaria y secundaria, el fortalecimiento de la competencia y la mejora del marco regulatorio serán elementos fundamentales en este sentido, pues acrecientan el potencial de productividad y mejoran el entorno de inversión.
Antes que azotara la pandemia en nuestro país, la Organización pronosticaba avances, moderados, pero avances. Sin embargo, la realidad nos alcanzó y todo cambió.
La contracción podría ser más profunda, hasta completar una tasa de -7.6% si se presenta una recaída de orden sanitario que motive un nuevo cierre de actividades económicas, advirtieron expertos en su actualización del Panorama Económico para las Economías del G-20.
La nueva previsión, incluso la más moderada, es de un desplome mayor al actualizado por el Banco Mundial el pasado lunes 8 de junio, que la fijó en -5.2 por ciento.
La confirmación de cualquiera de los pronósticos será histórica.
Circos, a la deriva
Por cierto, la pandemia del coronavirus puso en serias dificultades a los circos que durante más de tres meses han tenido que hacer “circo, maroma y teatro” para subsistir, porque su actividad se detuvo.
Esa es la realidad de uno de los entretenimientos por excelencia.
Una de estas empresas del espectáculo, que hacen hasta lo imposible para sobrevivir, es el Circo Garabatos.
Mientras unos sectores saben cuándo podrán reanudar su actividad para incorporarse a la nueva normalidad, otros, como las compañías circenses, están en la incertidumbre total, sin tener claro cuándo y cómo podrán hacer frente a sus obligaciones, como el sueldo de sus empleados y demás gastos.
Cabe aclarar que no hay punto de comparación entre los circos modestos y los considerados de primer nivel, los cuales, seguramente, cuentan con el suficiente capital para aguantar una suspensión de actividades como la presente y muy probablemente otras más prolongadas. Los primeros, a duras penas pasan la cuarentena.
El Circo Garabatos, como toda empresa que busca crecer, solicitó un crédito para la compra de una nueva carpa que les permita contar con un mayor aforo, pero la emergencia sanitaria lo obligó a “bajar el telón”.
A pesar de la dramática situación del Circo Garabatos, las autoridades de la Ciudad de México los han ignorado. En un principio les habían comunicado que podrían reanudar funciones el 26 de marzo. Desde entonces pasaron ya más de dos meses y siguen igual, sin actividad.
Si no es mucha molestia, desearían que “voltearan a verlos” y les dieran una fecha, aunque fuera tentativa, de cuando iniciar su operación, con el compromiso de aplicar las medidas recomendadas por el sector salud para evitar contagios.
Reducir carga económica
La diputada Yuriria Ayala presentó una iniciativa en el Congreso de la Ciudad de México, cuyo objetivo es reducir la carga económica de los capitalinos ante la imposibilidad de realizar sus pagos por la emergencia sanitaria.
El reto, dijo la legisladora, es generar una política legislativa que aminore el impacto económico que derive de las relaciones contractuales.
“Es necesario que el Congreso asuma un papel protagónico en la protección de los intereses financieros o económicos de los ciudadanos y evitar violaciones al ejercicio de sus derechos fundamentales ante la imposibilidad de solventar el pago de las obligaciones contractuales”.
Ayala Zúñiga, de Morena, explicó que en caso de que las partes se nieguen a llegar a un acuerdo, operaría la teoría de la imprevisión que sostiene que los tribunales tienen el derecho de suprimir o transformar las obligaciones contractuales cuando las condiciones de la ejecución se encuentren modificadas por las circunstancias sin que las partes hayan podido prever los cambios derivados de hechos o actos supervenientes que no les son propios.