Decálogo de López Obrador para salir de la pandemia, una burla
Adriana Moreno Cordero lunes 15, Jun 2020La Retaguardia
Adriana Moreno Cordero
- En caso Alexander se aplicará la ley sin titubeos: Alejandro Murat
Una verdadera y real burla; una afrenta, eso no otra cosa, lo que lanzó el sábado el presidente Andrés Manuel López Obrador al presentar, -desde la amplitud de los corredores y salones de Palacio Nacional y en unas fachas que dejan mucho que desear-, su muy particular decálogo para salir de la pandemia del Covid-19, que tiene asolado al país; a la economía a pique y donde el tabasqueño ha retirado de tajo los apoyos a los sectores más desprotegidos.
Deteniéndonos en un apretado resumen, la primera medida es: mantenerse informado y acatar las recomendaciones. Ya lo dice un sabio refrán, “el buen juez por su casa empieza”, y el Presidente es el primero en desacatar las recomendaciones. Ahí está como prueba que nuevamente se irá de gira, a partir de hoy, a estados como Hidalgo y Tlaxcala; lo hará por tierra, con el consecuente desplazamiento de personal y una caravana de camionetas que salvaguardarán su seguridad, o sea, un alto riesgo de contagio.
En el segundo punto de este decálogo, se establece ser optimistas. La pregunta para el tabasqueño es: ¿sólo con eso se come?, sobre todo las personas que tienen que salir a trabajar para poder llevar el pan a su casa porque van al día.
“El buen estado de ánimo ayuda a enfrentar mucho mejor las adversidades”, leyó el Ejecutivo y aquí surge otra pregunta: ¿los millones de desempleados por esta pandemia, así nada más como por arte de magia obtienen un ánimo placentero?, o bien, ¿el personal sanitario, médicos y enfermeras que a diario protestan por desabasto de insumos para realizar su encomiable labor?
Y como si Palacio Nacional fuera el púlpito, López Obrador hizo un exhorto para no dejarnos “envolver por lo material, alejémonos del consumismo”. Pues si no hay circulante, cada vez es menos posible adquirir lo necesario para comer, ¿o acaso supondrá el tabasqueño que la gente podría comerse, por ejemplo, su inútil cartilla moral?
En la mitad de este decálogo que seguramente muchos desvelos le costaron al tabasqueño para elaborarlo, nos topamos nuevamente con buenos deseos y nada más, ¡claro!, esos no cuestan.
“Bla, bla, bla”, hay que serenarnos, calmarnos, tener confianza en nosotros mismos, “no puede haber problemas que no tengan solución”. ¿No estará enterado el Ejecutivo de la saturación de los Hospitales Covid-19 y de las dramáticas escenas que a diario se ven donde familiares de cualquier infectado, tienen que peregrinar y rogar para que atiendan a su enfermo, así como las constantes agresiones a médicos, enfermeras y demás personal sanitario?
Irrisorio y hasta ridículo, -esto, sea dicho con todo respeto-, es el punto seis del tan llevado y traído decálogo, en el que el Presidente llama a defender “el derecho a gozar del cielo, del sol, del aire puro, de la flora, de la fauna y de toda la naturaleza”. Esta pandemia no la ocasionó la sociedad del mundo. ¿Acaso López Obrador tendrá planeado organizar un plantón a lo largo de la avenida Paseo de la Reforma para defender el derecho a la libertad?, o ¿llamará a tomar por asalto las playas y demás plazas públicas?
Respecto al punto siete, su propuesta rebasa lo absurdo. El tabasqueño llama a alimentarnos bien, “preferir lo fresco y lo nutritivo… el maíz es bendito» y en una vuelta al pasado verdaderamente increíble, que se asemeja más a ser retrógradas, recomendó retomar la práctica de la crianza de los animales en los patios para no comer aquella carne estimulada con hormonas. ¿Una granja en cada hogar?, ¿un corral en cada departamento?, no todas las casas tienen patio, ¿no conoce los multifamiliares el tabasqueño?, ¿pasó de largo cuando vivía por Copilco?
El consumismo es una característica de las sociedades modernas; y sí, estaría muy bien regularlo, pero no con propuestas que no alcanzan ni siquiera a ser castillos en el aire.
La siguiente propuesta, la ocho, es una recomendación a hacer ejercicio, algo que por todos lados hemos escuchado, así que lo más probable, es que el Presidente no se haya quebrado la cabeza para proponer esto.
En el noveno, punto, el tabasqueño insiste en que hay que eliminar actitudes racistas, clasistas, sexistas y las discriminatorias en general, así como el reforzar las costumbres, la tradición y el cuidado de los adultos mayores. Aquí habría que preguntar: ¿quién ha dejado desprotegidos a sectores vulnerables como mujeres violentadas y niños sin derecho a estancias infantiles?, y ni hablar de la batalla que libran los padres de los niños que padecen cáncer.
¡¡Uuuff!!, al fin el último punto, en el que el Ejecutivo vuelve de nueva cuenta al púlpito porque llama a sus gobernados a tener una religión, “seas creyente o no: busca un camino de espiritualidad, un ideal, una utopía, un sueño, un propósito en la vida. Algo que te fortalezca en lo interno, en tu autoestima y que te mantenga activo». ¿Y aquí dónde entra la sobrevivencia de los mexicanos en una pandemia totalmente inédita?, ¿todo se puede lograr nada más con buenos deseos y “bla, bla, bla”?, ¿nos hacemos una torta de palabrería barata como la del Presidente?, si hasta los proyectos “estrella” del Ejecutivo necesitan de recursos.
Municiones
*** Alejandro Murat asume su responsabilidad como gobernante de Oaxaca y proveer de seguridad a los y las oaxaqueñas, por ello, se comprometió con Virginia Martínez, madre de Alexander Gómez Martínez, asesinado “por error” de la manera más artera en Acatlán de Pérez Figueroa a manos de policías municipales que intentaron sembrarle un arma, a hacer justicia. “Se aplicará toda la ley sin titubeos en contra de los responsables… Alexander tenía todo el futuro por delante”, explicó el mandatario estatal. Y como Alexander Gómez tenía la doble nacionalidad, la estadunidense y la mexicana, se desplegó una fuerza policíaca integrada por Policía Estatal, Guardia Nacional y la Secretaría de la Defensa Nacional, con el objetivo de resguardar el orden.
*** El coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, optó por posponer su iniciativa para fusionar los órganos reguladores de Telecomunicaciones, Energía y Competencia, para mantener la unidad y no polarizar aún más el ambiente político y de esta manera, centrar esfuerzos en el combate a la pandemia de Covid-19. No obstante, el senador Monreal informó por las redes que un vez que presentó su iniciativa, se avocó a escuchar las distintas voces y opiniones, “incluso críticas alejadas de la realidad, (que) entiendo y comprendo que son producto de la polarización”. Acotó que nunca pretendió crear un “súper poder ni dar un paso al autoritarismo”.