Del “morenovallismo”, ni se acuerdan
Ramón Zurita Sahagún miércoles 10, Jun 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El proceso por el delito de lavado de dinero contra Eukid Castañón, principal operador financiero de Rafael Moreno Valle Rosas, termina por enterrar un proyecto político que hacía tiempo quedó desmantelado, ya que a raíz de su muerte se fragmentó y ahora varios de sus principales integrantes buscan espacios propios.
Y es que su principal aliado, su propia esposa, Martha Erika Alonso, entonces gobernadora murió en el mismo evento que Rafael, mientras que su operador político, Luis Maldonado Venegas, falleció cuatro meses después que Rafael y Martha Erika.
Otros más como José Antonio (Tony) Gali sostienen disputas con otros personajes que se sienten herederos de Moreno Valle como el senador Roberto Moya Clemente, otro de los operadores financieros del ex gobernador Moreno Valle.
Fernando Manzanilla que terminó peleado con su cuñado Moreno Valle buscó su propio camino y ahora pretende disputar la alcaldía de Puebla, mediante el respaldo del PES y MORENA, aunque la competencia es mucha.
Gerardo Islas, quien fungió como secretario de Desarrollo Social, abortó de cualquier intento de competir por la alcaldía de Puebla y se prepara para presidir uno de los nuevos partidos políticos, el que fundó Pedro Haces y que se espera sea uno de los que tenga nuevo registro.
Con esto se termina la posibilidad de que en Puebla capital contendieran por la alcaldía tres de los que fueron en su momento principalísimas figuras del morenovallismo, Gali, Manzanilla e Islas, los que ahora estarán en distintas trincheras.
Otra de las razones que llevaron a la extinción del proyecto de Moreno Valle, ya sin él, es la arremetida del actual gobernador, Luis Miguel Barbosa, quien guarda muchos rencores y sentimientos contra todo lo que huela a Moreno Valle y Martha Erika.
Y es que el ex gobernador de Puebla y dos veces senador de la República construyó su imperio político en esa entidad, en la que permeó el dinero, los acuerdos de todo tipo, políticos, empresariales y, se dice, en otros terrenos.
Moreno Valle, un ex priista que jaló a personajes de la izquierda, derecha, del magisterio, sindicalismo y centro de la clase política y empresarial de todo tipo, dio lustre a la zona metropolitana de la capital estatal, haciéndola lucir, mientras que la zona rural la hizo de lado.
Su proyecto consistía en el búnker poblano, donde le dio tiempo de elegir a dos de sus sustitutos, mientras construía su capital político y económico con base en relaciones forjadas desde los tiempos en que su abuelo fue gobernador y él pudo convertirse en uno de los secretarios de Finanzas más fuertes del estado.
Hay quienes dicen que en pos de su proyecto personal, Moreno Valle recurrió a todo tipo de relaciones, con los buenos y malos, todos aquellos que podían convertirse en excelentes aliados para consolidar su presencia.
Puebla se convirtió durante su administración en refugio de grupos delincuenciales que sentaron sus reales en la zona, especialmente en lo tocante al huachicol, donde se afirma que su administración jamás intentó luchar contra este delito, siendo contrastante como sucesor decomisó diez veces más que su gobierno de seis años, cuando solamente le correspondió menos de dos años.
En algunos lados se comenta que el huachicol era el proveedor de dinero contante y sonante necesario para algunos ejercicios de su gobierno que le permitieran solventar los altos de una permanente campaña de penetración en una población que desconocía su presencia.
Pero si la herencia política de Moreno Valle se encuentra fragmentada, de la económica no se sabe nada y se apunta hacia algunos de los personajes de su entorno, de los que se señala que como aves de rapiña se lanzaron contra sus bienes, de los que unos cuantos actuaban como prestanombres.