Falta poco para regresar a la época de las cavernas
Francisco Rodríguez jueves 4, Jun 2020Índice político
Francisco Rodríguez
Hace muy poco, durante una infame mañanera, el Maestro Limpio de Palacio le declaró la guerra al Ecoloco -personaje icónico de la televisión ñoña-, luego de anunciar un concurso para premiar a los pueblos más limpios de México, a los más adornados, en donde están los mejores jardines. “No al Ecoloco, no a la basura, no a la suciedad”, lanzó la consigna de rigor.
Para los que recuerdan la serie televisiva “Odisea Burbujas”, la frase que distinguía al Ecoloco era “Mugre, basura y esmog, no hay mejor combinación”. El odiado personaje se desplazaba en su famoso Mugremovil con el cual podía viajar en el tiempo para sabotear a su enemigo acérrimo, el doctor Memelosky.
Para contrastar con el ejemplo, durante la infausta visita a Badiraguato, Sinaloa, el Maestro Limpio puso al pueblo como ejemplo, a sus nuevos camellones, como el paradigma de “lo que se puede hacer con todos los pueblos de México”. Hasta los más ingenuos se sorprendieron con la comparación, que nunca vino al caso.
Hoy, por experiencia propia, sabemos, dentro de la marcha por retornar a la caverna de la época del comal de barro y del metate, por todos los estropicios que se han provocado al renegar de las energías renovables y limpias, que al frente va un sujeto con la cabeza más dura que una piedra de moler chile.
Su tarea infame, destruir el presente y el futuro de este país
El espíritu burlón del Ecoloco se posesiona a pasos agigantados de las decisiones escatológicas que se están tomando todos los días en esa fuente de estulticia que es Palacio Nacional en tiempos de la inmovilización de la pandemia, caída “como anillo al dedo” a la tarea infame de destruir el presente y el futuro de este país.
Las empresas hemisféricas, europeas y asiáticas de energías limpias, productoras de más del cincuenta por ciento de las que se utilizan en el territorio nacional, más baratas y eficientes que las de la CFE, a base de carbón y petróleo, han sido echadas por la borda, al costo multimillonario que los juzgados y las cortes decidan. El Ecoloco de Palacio, salidor, las amenaza:” nos vemos en los tribunales”. ¡Gulp!
Ya desfilan varias ánimas por los micrófonos de las “mañaneras”. Han pasado lista de presente, Cantinflas, El Guasón, La Chimoltrufia, Comonfort, la Fufurufa, Chespirito, el Chavo del 8, y casi todos los esperpentos de nuestras ridículas parodias… sólo faltaba El Ecoloco. Ya está entre nosotros también.
El chairopopulismo rendirá cuentas en las urnas del próximo año
Esto es lo que sucede cuando se apropian del poder los aquejados por trastornos de personalidad que hacen del chairopopulismo una fantasía exótica nacida en la raíz de todos los odios y resentimientos sociales. Nos falta poco para asentar nuestros reales en la época de las cavernas.
En esa loca carrera contra el tiempo y la razón, el chairopopulismo está dejando los calzones en el alambre, soberbio, inmune a la calificación popular que se verá reflejada en las urnas el próximo año. Están demasiado confiados a las encuestas de Mitofsky que les ofrecen un cómodo 51% de aceptación. ¡Brincos dieran!
Se les olvida que, según datos confiables, están arrinconando a 16 millones de mexicanos a la miseria, y han alcanzado su meta de que la enorme mayoría de habitantes sufran este año el decrecimiento brutal del veinte por ciento del producto interno bruto. La hecatombe, maquinada desde las cavernas de Palacio Nacional.
Que se reconozca su superioridad… los demás tenemos envidia
Ameritados psiquiatras han dibujado el perfil de un narcisista maligno, con incapacidad para ver la realidad, peligrosamente enfermo, con problemas de agresión y sadismo, y un desorden absoluto de personalidad. Narcisismo patológico, le llaman.
Las personas que lo padecen afirman, se caracterizan por su persistente megalomanía, la excesiva necesidad de ser admirados y su falta de empatía. También evidencian una gran arrogancia, sentimientos de superioridad y conductas orientadas al sometimiento de quienes les rodean.
Quienes sufren el trastorno narcisista de personalidad, aducen los psiquiatras, tienen todos, o la mayoría, los siguientes síntomas: expectativas de que se reconozca su superioridad, fantasías de poder, inteligencia y atractivo físico, propensión a explotar a otros, convicción de que los demás les tienen envidia, propensión a comportarse de manera pomposa.
Sumiso ante los poderosos como si no tuviera columna vertebral
“Una persona cuya condición es predominantemente amoral y antisocial, caracterizada por acciones impulsivas e irresponsables, encaminadas a satisfacer sus intereses inmediatos y narcisistas, sin importar consecuencias, sin demostrar públicamente alguna culpa”, añaden.
Es inestable en su comportamiento, argumentan, y tiene una enorme facilidad de pasar a la acción, aunque cuando ve las cosas de a deveras, recule. El psicópata fanático es demasiado transparente en su actitud corporal, a leguas se ve su distorsión mental.
Sobrevalora sus principios y sus ideas, y esto lo lleva a confiar demasiado en sus ideas dominantes. Su fanatismo lo lleva a cometer crímenes verdaderamente impresionantes, si se lo permiten, porque han ajustado la realidad a su estado psicológico. Genera severas angustias en los demás, pero él no lo cree.
Se agachan ante los poderosos como si no tuvieran columna vertebral. Son empinados e indignos a más no poder. Entreguistas hasta donde tope. Y todavía quieren que se les reconozca como estadistas.
La reelección presidencial, siguiendo el ejemplo del amo Trump
Ellos nunca podrán tener un enfoque ni una posición en defensa de alguna buena causa, aunque sea para cumplir alguna de sus promesas. Nada en defensa de los migrantes, del comercio, de la salud, de la seguridad, ni en contra de los insultos y de la befa internacional. Ellos sólo nacieron para ser poderosos, pésele a quién sea.
Si los objetivos de la reelección, que piensan concretar una vez que logren la mayoría en la Cámara de Diputados en 2021 no fueran ciertos, pudiera tratarse lo anterior como un mal trago, una mala pasada que se remienda con el transcurso de un sexenio. Pero el objetivo de la reelección presidencial, siguiendo el ejemplo del amo Donald Trump, es evidente.
La mala noticia es que ambos, por idénticas razones, están impedidos. El ánimo popular revela que no está el horno para bollos. El Ecoloco debe seguir siendo entre nosotros, algo menos que una mala pesadilla.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Los más pobres, quienes según el discurso de campaña del actual Presidente de México son primero, están desprotegidos, abandonados a su suerte. Los recolectores de basura, por la naturaleza inherente de su trabajo, están en contacto directo con los residuos de millones de capitalinos, también es de resaltar que la entidad tiene más de 26 mil pacientes de Covid-19. Es decir, la falta de indumentaria de bioseguridad y nula organización para la recolección de materiales que estuvieron en contacto con enfermos del nuevo coronavirus expone de manera fáctica a un número incalculado de trabajadores del servicio de limpia. El diario El Universal publicó un reportaje sobre el caso de Alberto, un trabajador de limpia, con una extremidad amputada por una complicación con la diabetes que padece de hace años y murió probablemente por SARS-CoV-2 en la alcaldía más poblada de la CDMX. El hombre, de 30 años, fue llevado a varios hospitales de Iztapalapa por presentar dificultad para respirar; sin embargo, no fue recibido en los primeros nosocomios a los que llegó porque no había cupo. Fue hasta que arribó al Hospital Regional General Ignacio Zaragoza del ISSSTE cuando pudo ser atendido por personal médico, pero nada se pudo hacer. Alberto falleció el 6 de mayo y en su acta de defunción se explica que la causa de la muerte fue por “insuficiencia respiratoria aguda, neumonía atípica, caso sospechoso de Covid-19, diabetes mellitus insulinodependiente”.
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