La profecía fracasó
¬ Mauro Benites G. jueves 28, May 2020Municiones
Mauro Benites G.
Rusia y China eran países feudales, de modo que Lenin y Mao, traicionando, o mal interpretando a Marx, aplicaron su cáustica medicina al enfermo equivocado. El marxismo ha fracasado en Rusia y en China. Ha fracasado rotundamente en Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Japón, Italia, que son los países industriales donde debió ocurrió la profecía de Marx. El marxismo es, más que una doctrina, una profecía hace ya muchos años fracasada. Marx tomó de distintos pensadores TODOS los elementos de su fementida doctrina: de Hegel la visión total, de la dialéctica la famosa triada de tesis, antítesis y síntesis. En lugar de aspirar a la perfección culminante en el Estado Alemán como Hegel, Marx presentó la lucha de clases como la manifestación de la triada y el triunfo del proletario y la desaparición del Estado como su consecuencia natural. Su negación de Dios fue la de Feuerbach. Su plusvalía la ley de Bronce del salario de Ricardo. En el Manifiesto Comunista rinde el más exaltado homenaje a la burguesía y si tuvo resonancia no fue por su sabiduría, sino por su estilo: “Un fantasma recorre…”
Marx, que pasó la parte productiva de su vida en el museo británico, su biblioteca, nunca tuvo en una fábrica, jamás toleró a un obrero, para no hablar de su desaprecio total por los campesinos. Según su profecía, los capitales serían cada vez menos, ya que los grandes irían absorbiendo, o destruyendo, a los chicos, mientras que el proletario haría una coincidencia de clase al ser más numeroso y mal vivir en cada fábrica, a cada vez más grande. Tenía el judío alemán un increíble desaprecio por los trabajadores, ya que nunca pudo imaginar que los sindicatos lograrían conquistas, reducción de las horas de trabajo, mejorías en las viviendas, atención médica todo eso que ahora conocemos como seguridad social, la respuesta del capital a la profecía tan lamentablemente desprestigiada. En los países industrializados era donde debía triunfar el marxismo, si para algo servía, pero en esos países hoy Estados Unidos, Japón, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, Bélgica -los obreros llevan hoy vidas de pequeños burgueses, con casas propias, automóviles, todos los aparatos electrónicos que hacen más cómoda la vida. Eso se debe a la lucha de los sindicatos- no hablo de los de México, por supuesto, y, sobre todo, a la inteligencia de los patrones, que prefieren ceder parte de sus plusvalías para asegurar la paz y la prosperidad, llegándose al colmo del anti o contra marxismo en el Japón, que es en realidad una sociedad anónima productora, donde los gobiernos son los gerentes de la enorme y muy eficiente fábrica que son todas las islas que forman en el Japón. Vaya usted a hablarle de la lucha de clases a trabajadores que son obligados a salir de las fábricas, porque quieren seguir cobrando, y que los muchos de ellos llevan por apellido el nombre de la empresa para la que trabajan. Las universidades y los tecnológicos actual de acuerdo con los gerentes del gobierno y los directores de la industria para cubrir los puestos necesarios. Incluso los Estados Unidos tendrán que evolucionar en este sentido, pues sus industrias padecen senilidad su política es absoluta -un congreso que se opone por el sistema al Ejecutivo- y si Pan American quebró y General Motors cierra plantas es por eso y solamente por eso.
El marxismo pasa, pues, a la historia como una utopía más, y no la más inteligente, por cierto. El principio de la economía clásica de Adam Smith, la libertad de comercio, de mercado, manda en el mundo actual y los países quedarán retrasados, tanto como se tarden en comprenderlo y en tomar las medidas necesarias para establecer el sistema. Lo demás es fanatismo derrotado, estupidez rígida, fracaso trágico, como que terminará el de López Obrador, no sin antes destruir a nuestro país.