La otra pesadilla
¬ Augusto Corro lunes 25, May 2020Punto por punto
Augusto Corro
De los cuatro males que azotan a México, la de la violencia, en sus diferentes delitos, está incontenible. Claro, sin menospreciar la pandemia del coronavirus (Covid-19); el problema del desempleo y la pobreza.
La ola de asaltos, secuestros, asesinatos, etc., ni siquiera pudo ser detenida por el virus letal que suma miles de decesos en todo el mundo. Por otra parte, son miles de personas que se quedaron sin trabajo.
Además, serán millones de ciudadanos que incrementarán las filas de la pobreza. El futuro para nuestro país no será fácil. Entre otras cosas, porque el gobierno no se empeña en erradicar las pesadillas.
En el renglón de la violencia, ya son varios sexenios en los que el crimen organizado empezó a fortalecerse y a actuar con impunidad, casi total. La guerra fallida contra los delincuentes fue un ejemplo de la pésima decisión del gobierno.
El ex presidente Felipe Calderón Hinojosa decidió atacar a los cárteles de la droga y lo único que hizo fue darle de escobazos al panal. De esa acción infructuosa México en México se desató la violencia con miles de muertos.
Esa herencia de crímenes continuó en la administración del mandatario Enrique Peña Nieto y continuó en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador. La delincuencia no cede.
Masacres en todas partes
Mientras millones de personas vivimos con el temor del coronavirus, la delincuencia continúa activa, a todo lo que da.
Por ejemplo, la semana pasada se registraron hechos violentos con maleantes que cometen asesinatos sin importarles hora ni lugar.
El jueves en la tarde, fue asesinado a balazos Alfonso Isaac Gamboa Lozano, ex titular de la Unidad de Política y Control Presupuestal, durante el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Junto con el exfuncionario fueron asesinados cuatro de sus familiares, dos hombres y dos mujeres (la mamá y sus cuatro hijos, según se informó). El hecho se registró en el fraccionamiento “Las Brisas” del municipio de Temixco, ubicado en Morelos.
En 2018, acusaron a Gamboa Lozano de desvío ilegal de recursos para financiar campañas electorales priistas, en lugar de entregarlos al gobierno de Chihuahua. En ese conflicto estuvo involucrado el exsecretario general del PRI, Alejandro Gutiérrez.
Esa misma tarde, reportaron el hallazgo de un cuerpo descuartizado de una persona en una calle del citado municipio. En el lugar, los asesinos dejaron un mensaje firmado por “El Señorón”, presunto líder del cártel de los colombianos.
En el penal de Puente Grande, Jalisco, ocurrió una riña que dejó un saldo de siete personas muertas y nueve heridos. Tres reos perecieron a balazos y el resto por golpes y puñaladas.
Las autoridades manifestaron que la trifulca se originó en la cancha de futbol tras un partido entre presos. En el interior de la prisión fueron aseguradas dos armas y un artefacto explosivo.
Las riñas colectivas en los penales ya no son novedad. Los autogobiernos y la poca atención convirtieron a esos centros de readaptación social en verdaderos focos rojos de violencia.
El sábado en la mañana fueron localizados los cuerpos de 12 personas asesinadas a tiros en la carretera Huetamo-Ciudad Altamirano, en el estado de Michocán.
Las víctimas se encontraban en la batea de una camioneta abandonada en esa zona limítrofe entre Michoacán y Guerrero.
En el lugar estaba una cartulina en la que se advierte sobre la guerra entre grupos criminales que pelean por el territorio de la Tierra Caliente.
De acuerdo con las investigaciones, esa acción cruenta se debió a un ajuste de cuentas del lado de Guerrero y los cuerpos sin vida fueron abandonados del lado michoacano.
¿Desaparecerá algún día la pesadilla de la violencia? ¿Usted qué opina amable lector?