“Bienestar a la mexicana”, ¿entre la felicidad y lo espiritual?
Guillermina Gómora Ordóñez martes 19, May 2020Caleidoscopio
Guillermina Gómora Ordóñez
En medio de la peor crisis que enfrenta México, con pronósticos de una caída económica de -10% promedio, el presidente Andrés Manuel López Obrador sepultó al Producto Interno Bruto (PIB) y anunció que su Gobierno medirá el crecimiento económico del país a través del bienestar y la felicidad de los ciudadanos.
Una vez más, cuando los hechos no le favorecen, aplica la de “yo tengo otros datos” y ahora propone sus escalas de medición para dar a conocer los avances de la #4T. Dijo que en lugar de crecimiento hay que hablar de desarrollo y en lugar de PIB, hablar de bienestar. “Que en vez de lo material hay que pensar en lo espiritual”.
Seguramente llegó a esta conclusión luego de que, en 2019, el primer año de su gobierno, el PIB de México cayó 0.1%, después de cinco trimestres consecutivos sin crecimiento, y tres de ellos, en contracción.
La primera caída anual de la economía, desde el 2009, incumpliendo así la promesa electoral de campaña de crecer al 4% anual hasta terminar su sexenio con 6 % de crecimiento del Producto Interno Bruto.
El jefe del Ejecutivo olvida o desconoce que el PIB mide la riqueza que genera una nación, mide la cantidad de bienes y servicios que genera una economía en un periodo determinado.
El PIB se estableció en 1934 con el fin de medir caídas como la gran depresión; entonces nadie se preocupaba por medir la distribución de la riqueza o el bienestar, pretender medir la felicidad, sin duda es más difícil y subjetivo.
No obstante, hay naciones que ya lo hacen, como Nueva Zelanda, a través del Happiness Index, que se publica desde 2012, y contempla cinco elementos: Producto Interno Bruto per cápita, soporte social, expectativa de vida saludable, libertad, generosidad y ausencia de corrupción.
También se creó el Índice de Desarrollo Social, por parte del Social Progress Imperative, donde México ocupa la posición 55, de 149 países, lo que significa que debemos trabajar más para llegar a un nivel óptimo.
Sobre todo, ahora que la crisis sanitaria mundial ha paralizado la economía y en el país no existe un proyecto claro para apoyar a los sectores productivos. Hay un de plan de semáforos, pero no de recuperación; no hay apoyos de ningún tipo, fiscal o de subsidio firme, de financiamiento.
Los “prestamos solidarios”, que ofreció el gobierno, fracasaron. ¿Quién va a contraer una deuda si no hay garantía de que la economía se va a recuperar?
El 30% de las empresas que cerraron por la contingencia no serán capaces de volver a abrir sus puertas. Las PyMES, están contra las cuerdas, no han tenido ingresos en 8 semanas. En el país hay 4 millones 160 mil empresas formales, de las cuáles 99.8% son micro, pequeñas y medianas que quedaron desamparadas ante la contingencia.
Las cifras del desempleo son de terror; entre la segunda quincena de marzo y el mes de abril se perdieron 753 mil 247 puestos de trabajo formales, adscritos al IMSS. De acuerdo con el Instituto también se perdieron empleadores ya que, 6 mil 689 no podrán continuar sus actividades.
Además, están los afectados del sector informal, que representan el 54% del empleo en México. En número duros tenemos de que en seis semanas se perdieron un millón y medio de empleos. Cifras que representan a las familias que se quedaron sin ingresos.
Así las cosas, no podemos confiar o permitir que las ocurrencias políticas del gobernante determinen cómo se responde a una circunstancia de esta naturaleza. Urge desarrollar un programa de recuperación con criterios económicos serios e indicadores veraces para medir los resultados.
Sin crecimiento no hay felicidad, es necesario que las políticas sociales fluyan con las políticas para reactivar la economía. Ambas pueden convivir, pese a la negativa de AMLO. De otra forma, la política social chocará con la realidad económica, provocando la insostenibilidad de las políticas y agravando la situación, en sentido opuesto a los deseos presidenciales.
VERICUENTOS
Monreal-bomberazo
Luego de las críticas y la oposición que levantó la propuesta de Morena de facultar al INEGI para revisar el patrimonio e información fiscal de ciudadanos, el presidente de la Jucopo en el Senado, Ricardo Monreal, aclaró que en un tweet que en “@senadomexicano no existe iniciativa sobre nuevas facultades del @INEGI_INFORMA o del @SATMX” y convocó a actuar con prudencia y responsabilidad. ¡Órale!
Sectur – “balde de agua fría”
Miguel Torruco, secretario de Turismo federal, afirmó ante la Comisión de Turismo de la Cámara de Diputados, que la pandemia por Covid-19 le cayó al sector como un “balde de agua fría” y cambiará el perfil de dicha actividad económica. Qué dirá su jefe (AMLO) quien afirma lo contrario al señalar que nos vino como “anillo al dedo”. ¡Ups!