La reacción de los gobernantes
Ramón Zurita Sahagún viernes 15, May 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La emergencia sanitaria producida por la presencia del Covid-19 no relega la actividad política, ya que muchas de las disposiciones decretadas por los gobiernos estatales van de la mano con el tema político, lo que ha dado margen para que muchos de estos mandatarios que se encontraban rebasados y relegados en sus entidades resurjan en el respaldo de la ciudadanía.
La mayor parte de estos personajes habían adoptada la comodidad de la burocracia y lejos de cumplir con sus compromisos de campaña y las promesas que movieron al electorado a sufragar por ellos, mientras otros más habían cedido la administraciones a personas cercanas a su entorno y hasta aquellos que les agenciaban jugosos negocios.
Sin embargo, la pandemia les está dando la oportunidad de reivindicarse ante sus electores, los mismos que antes manifestaban su rechazo a estos gobernantes, hoy festejan las actitudes asumidas durante la emergencia sanitaria.
Es cierto que la mayoría de ellos quiso subirse a la cresta de la ola mediante el reclamo de mayor presupuesto, como si el dinero fuese el único método para resolver la grave contingencia, mientras que otros demandaban mejor trato en la asignación de presupuestos por la parte de la Federación y hasta amenazaron con romper el pacto fiscal federal o, incluso hasta amagar con salirse de la federación.
Viendo que esas no eran las medidas adecuadas para responder a sus gobernados, varios de ellos recapacitaron y empezaron a cumplir con las necesidades de la población, mediante medidas sanitarias, medicamentos, equipos, instalaciones y personal adecuado para cumplir con los protocolos que dicta la emergencia de la pandemia del coronavirus.
Tres de esos gobernantes resintieron el contagio del virus y tuvieron que sufrir aislamiento, otros más recurrieron a descalificaciones sobre el peligro del virus y hasta lo desestimaron.
De los tres gobernadores contagiados, el de Tabasco, Adán Augusto López, fue el que más tardó en vencer al virus, más de 30 días y mientras en su entidad se desató la epidemia y no atendieron las recomendaciones, por lo que hoy ese estado es de los que más consecuencias han tenido.
En los otros dos estados la población reaccionó de otra forma y Omar Fayad, Hidalgo, y Francisco Domínguez, Querétaro, están saliendo con banderas desplegadas de la devastación provocada por la pandemia.
Hay gobernadores que se apanicaron y no reaccionaron y otros más que en medio de diatribas y acusaciones de todo tipo, supieron imponerse en la toma de decisiones, rango en el que se encuentran Claudia Pavlovich, Sonora; Mauricio Vila, Yucatán; Claudia Sheinbaum, CDMX; Jaime Bonilla, Baja California; Miguel Riquelme, Coahuila; Rutilio Cruz Escandón, Chiapas; Diego Sinhué Rodríguez, Guanajuato, y Francisco Javier García, Tamaulipas, entre otros.
Unos más como Alfredo del Mazo, Estado de México; Alejandro Murat, Oaxaca, y Carlos Joaquín, Quintana Roo, tardaron en reaccionar, pero al final los hicieron adecuadamente.
Otros, como Martín Orozco, Aguascalientes, Silvano Aureoles, Michoacán, y Enrique Alfaro, Jalisco, dedicaron gran parte de este tiempo a intentar aglutinar a los gobernadores en contra del gobierno federal, mientras Luis Miguel Barbosa, en Puebla, desestimó la importancia de la pandemia y con gracejadas pretendió encubrir su ineptitud.
Quirino Ordaz impávido como siempre, ni suda, ni se acongoja, cuidando su sitio entre los gobernadores mejor evaluados. Antonio Echevarría, Nayarit; Alejandro Tello, Zacatecas; Ignacio Peralta, Colima; Marco Mena, Tlaxcala; Cuauhtémoc Blanco, Morelos y Cuitláhuac García, Veracruz, perdidos en el imaginario.
Héctor Astudillo, Guerrero; José Rosas Aispuro, Durango, Jaime Rodríguez, Nuevo León, recuperando algo del prestigio perdido, en tanto que Carlos Mendoza, Baja California Sur; Carlos Miguel Aysa, Campeche; Javier Corral, Chihuahua y Juan Manuel Carrera, San Luis Potosí, tendrán el resultado de su accionar en la pandemia el año próximo con los comicios estatales.