El desempleo galopante
¬ Augusto Corro viernes 15, May 2020Punto por punto
Augusto Corro
En unos cuantos meses se agudizó el problema del desempleo: una de las causas principales fue la pandemia del coronavirus (Covid-19). Fue necesario paralizar las actividades productivas y los primero afectados fueron los trabajadores. Miles se quedaron sin empleo y su futuro es incierto ante el quiebre de miles de empresas pequeñas, las más empleadoras de manos de obra.
Si al problema anterior se le agregan los ejércitos de empleados que tienen sueldos raquíticos, en los próximos meses podría incrementarse el índice de pobres en México y colapsarse aún más la economía. Se trata de personas que prestan sus servicios, pero que el salario no les alcanza ni para comprar la canasta alimentaria.
Por ejemplo, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en fecha reciente señaló que “hasta 10.7 millones de personas podrían caer en pobreza laboral al cierre del segundo trimestre 2020 ante la crisis sanitaria generada por el coronavirus y sus potenciales consecuencias económicas, lo que significa un riesgo para la profundización de la pobreza y la desigualdad”.
Según el consejo, la actual crisis afectará principalmente a los grupos más vulnerables y las medidas anunciadas por el gobierno federal podrían ser insuficientes para llegar a la población afectada, además de que ninguno de los programas se dirige explícitamente a la población en situación de pobreza.
Y si los empleados no ganan el suficiente dinero para comer, menos recursos tendrán para pagar las rentas de las casas o departamentos que habitan. Tampoco estarán a su alcance la adquisición de medicinas en caso de necesitarlas. Por estas condiciones resulta una burla que las autoridades aconsejen el ahorro, cuando no se tiene dinero ni para comer.
El gobierno federal tiene pendientes las tres tareas importantes de inmediata solución: la creación de empleos, mejores salarios y atención a los grupos vulnerables. El retorno a la “nueva realidad” debe traer aparejada un amplio concepto de ayuda a quienes carecen de recursos para llevar una vida digna. Es necesario fortalecer los problemas sociales vigentes y crear nuevos que incluyan a sectores golpeados por la pobreza.
Este tema de la pobreza ya lo tratamos en este espacio con la idea de hacerlo como una advertencia de las medidas que se tomarán para regresar a la “nueva normalidad” tras el confinamiento para detener el contagio del coronavirus. La sociedad, tras meses de encierro, se encontrará con más pobreza, con personas desesperadas en busca de recursos para conseguir comida.
Quizá el gobierno federal ya se encuentra advertido de las secuelas que tiene que enfrentar, aunque no se vea, por ahora, que hará solucionar los conflictos sociales que se presenten. Las políticas de gobiernos anteriores poco o nada hicieron para sacar a millones de mexicanos de la pobreza. En lo que sí se empeñaron fue en saquear los recursos públicos.
Millones de mexicanos viven en la pobreza extrema, sin la esperanza de cambiar su vida. Para ellos las oportunidades no existen, no por ahora. Buscaban la forma de viajar a Estados Unidos para desarrollar trabajos que les permitieran conseguir ingresos que enviaban a su familia y al mismo tiempo sus remesas de dólares apoyaban a la maltrecha economía mexicana.
Pero las condiciones de esos mexicanos pobres cambiaron y tendrán que esperar mejores tiempos para emigrar. El coronavirus hizo estragos en EU y aunque ya se volverá a la normalidad en aquél país la amenaza del contagio persiste. Ya se habla de los “municipios esperanza” donde se reanudará la “nueva normalidad” porque ya pasó por esos lugares el Covid-19 o porque nunca llegó.
Ojalá que las autoridades aprovechan la experiencia que deja a su paso el coronavirus para adoptar nuevas políticas sociales que rescaten a los municipios de la marginación en que se encuentran. ¿Qué opina usted amable lector?