El Ejército, a las calles
¬ Sócrates A. Campos Lemus jueves 14, May 2020¡Que conste,.. son reflexiones!
Sócrates A. Campos Lemus
En la operación RÁPIDO Y FURIOSO Y RECEPTOR ABIERTO se violó gravemente la soberanía nacional y en ello estuvo enterado el entonces procurador general de la república, EDUARDO MEDINA MORA, ahí inicia sin duda la matanza que ha dejado en el país más de 300 asesinados, más de 50 mil desaparecidos, miles de huérfanos y viudos, miles de desplazados y miles de encarcelados injustamente. Se permitió a las agencias norteamericanas, bajo acuerdo entre funcionarios, dejar pasar las armas y regalarlas y venderlas a policías y bandidos con el pretexto de que les darían seguimiento para poder aprehender a los capos mayores. Todo para dar paso a lo que se conoció como la GUERRA CONTRA EL NARCOTRÁFICO ORDENADA POR EL PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN.
Ahora se da la orden con publicación en el Diario Oficial de la Federación para que el Ejército y la Marina realicen las operaciones de seguridad pública hasta 2024, algunos se han alarmado diciendo que esto es una militarización del gobierno y el Estado mexicano, pero en realidad pensamos es la negociación a la que se ha llegado para dar un cambio en el rumbo de la lucha contra las organizaciones del narcotráfico en México, no hay razones para pensar que las habladas de algunos mañosos dirigentes políticos empresariales provoquen inquietud en algún golpismo del viejo estilo, no tienen ni las agallas ni el poder de la gente y así se quedarán chiflando en la loma. Lo que es real, es que los grupos de la delincuencia organizada se han pasado de lanza y andan no solamente repartiendo despensas, sino ocupando territorios y negocios que generarán serios conflictos porque están encaminados a controlar política y económicamente muchas regiones, como ya lo hacen, y sobre todo incursionar en el lavado de dinero en operaciones que les dejan liberar sus fondos y legalizarlos, para de ahí entrar a los gastos y acciones políticas en el país. Ya lo hablamos cuando explicamos lo que se venía sucediendo en muchas partes con el financiamiento en las condiciones actuales que operan los grupos mafiosos y porque las necesidades de efectivo y financiamiento de pequeños y medianos empresarios constructores les dejan ingresar en tales niveles, tal como ya se controla en muchos sitios los mercados ambulantes y las centrales de abasto. Hoy operan préstamos inmobiliarios y generan grandes niveles de construcción al futuro dando paso a la legalización de sus fondos financieros y con los préstamos a los pequeños y medianos comerciantes e industriales y personas físicas van adquiriendo legalmente propiedades que operan ya con importantes operadores inmobiliarios y comerciales, en otros sitios, en los municipios alejados y donde se usan sus instalaciones y terrenos para producción, tráfico y ventas de drogas o la operación de laboratorios, ya cuentan con financiamientos a los grupos políticos apoyados con sus sicarios para colocar a su gente en los puestos políticos y de ahí negociar con los partidos y grupos importantes que operan la política nacional de tal suerte que, por ejemplo, hemos visto en Puebla cómo esos grupos que operaban y operan el huachicol controlan muchos municipios y políticos en el estado y de cómo se dan las operaciones en forma alarmante en municipios tan importantes y exitosos como Tehuacán, donde un sicario es detenido con armas de alto poder bañadas en oro y piedras preciosas, solamente porque opera con el famoso grupo de “Las bigotonas”, pero ya tienen y gozan del control de los cuerpos de seguridad de la región y su incursión en toda la zona de La Mixteca, donde operan asaltos, secuestros, robos, tráfico de drogas que llegan al Istmo de Tehuantepec y la zona del mar de la región y salen hasta Veracruz, Tamaulipas, el Estado de México y el Distrito Federal con un importante canal de venta en las regiones más prósperas para los negocios del narcotráfico, por ello, se siguen robando los camiones en la zona de Tehuacán-Veracruz, sin que las famosas patrullas de la PF se den cuenta de nada porque ellos andan en las transas y robando a los civiles y protegiendo a los malosos. Es, la realidad en el país.
Así en tales condiciones y ante el aumento de su poder, el Presidente ha implementado la acción de soldados y marinos para que realicen las labores de control de la seguridad nacional en el país y de la seguridad pública porque la Guardia Nacional solamente se está formando, pero no operando como debe y esto obliga a que, los acuerdos con Trump, se vayan cumpliendo para controlar el tráfico de drogas, armas, dinero y gentes de uno al otro país.
Esta nueva formación no es para controlar a las masas ni para prevenir posibles rebeliones civiles o golpismo de los hablantines, sino para dar paso a las acciones que debemos hacer porque de otra manera tendríamos el peligro de que con sus movimientos legaloides los norteamericanos declararan a los mafiosos como “terroristas y entonces tendrían el pretexto de realizar operativos directos en el país, nos gustara o no, y ello llevaría al control absoluto de los norteamericanos en las cuestiones de seguridad cuando ya tienen la información y muchos canales que les permitirán entender las redes del poder y las complicadas redes de las corruptelas entre financieros, funcionarios, policías, militares y políticos en el país. Lo deben hacer porque con la actual crisis de salud y económica que también viven en Estados Unidos las mafias se podrían adueñar del poder en muchas regiones, nos referimos al poder legal, al político y ampliar sus operaciones financieras para controlar la economía y la política en ese país.
El Ejército mexicano siempre se ha mantenido leal a pesar de que algunas de sus áreas se desviaron, bajo el control de los civiles y se dedicaron, con el pretexto de proteger al Presidente, a realizar acciones indebidas incluyendo las matanzas y guerras sucias o los controles de las bandas mafiosas para obtener dinero y poder, por ello, ahora, los resultados se tendrán a la vista y con un buen control, para el bien de México y de los mexicanos.